fernandorevuelta
Fernando Revuelta
Atleta del Team SAUCONY
Sub-Campeón Nacional de Maratón
www.runninginpanama.blogspot.com
icon-facebook icon-twitter

La práctica de tomar sustancias para mejorar el rendimiento ha existido desde la antiguedad de modo paralelo al mismo desarrollo de las competiciones deportivas, remontándose -siglos atrás- hasta las primeras Olimpiadas de la antigua Grecia.

En las últimas décadas, circunstancias como el aumento del profesionalismo en el deporte, mayores premios económicos, contratos publicitarios millonarios y el deseo de superar récords e incrementar fama, han llevado a muchos deportistas a buscar atajos en su progresión, consumiendo sustancias no permitidas por los organismos rectores.

Entre estos compuestos y métodos prohibidos, la EPO es actualmente la sustancia dopante mas utilizada y de moda de acuerdo con los numerosos casos de exámenes positivos que salpican a deportistas, especialmente de disciplinas de fondo como el atletismo, el ciclismo, el triatlón y el esquí.

A diferencia de otros temas sobre los que he comentado en ediciones pasadas, tengo que reconocer que cuando me asignaron este reportaje, tenía una ignorancia inicial sobre el mismo, ya que no soy doctor y en mi vida deportiva, no he estado relacionado con temas de dopaje, salvedad de la anécdota de un control de orina sorpresa que me tocó pasar en un Campeonato de Dua-tlón en España, hace ya bastantes años.

runningNo obstante, leyendo diversos libros, investigando, conversando con atletas, entrenadores y personas vinculadas al deporte, he descubierto muchos aspectos sobre la «reina del dopaje», la EPO, y su posible uso ilícito en nuestro país, que espero los sorprendan tanto como a mí.

La Eritropoyetina
La abreviatura EPO se utiliza para definir una hormona, la Eritropoyetina, la cual tiene como función estimular la producción de glóbulos rojos de la sangre, llamados eritrocitos. Todas las personas producimos de manera natural y endógena (interna) la Eritropoyetina en nuestro organismo, principalmente a través de los riñones, pues es necesario que nuestra médula ósea reemplace los glóbulos rojos que diariamente y por diversas circunstancias se destruyen en nuestro cuerpo (aprox un 1% del total).

La EPO como tratamiento médico
En 1985 se logró en laboratorio, aislar y clonar la Eritropoyetina, produciéndose desde ese momento lo que se denomina «EPO humana recombinada». Esta EPO de laboratorio se ha venido utilizando en medicina para el tratamiento de pacientes con anemia (deficiencia de glóbulos rojos), debido a complicaciones renales crónicas o después de intensas quimioterapias contra cáncer. Estos tratamientos han venido a sustituir la Eritropoyetina no producida por el cuerpo, por Eritropoyetina exógena (de laboratorio), con el objeto de potenciar la creación de nuevos glóbulos rojos y mantener el equilibrio natural que debe existir en sangre.

El Hematocrito
En la sangre hay un porcentaje de glóbulos rojos (Hematocrito) que, dependiendo de circunstancias como sexo y edad, suele estar normalmente entre 40 a 45%.

Los deportistas pueden elevar este porcentaje mediante adaptaciones naturales fisiológicas progresivas, entrenando por ejemplo durante algunas semanas en altura, lo cual está permitido, o bien de modo artificial inyectándose EPO producida en laboratorio, lo cual es considerado dopaje.

Los glóbulos rojos son los responsables de transportar oxígeno desde los órganos respiratorios a las células y tejidos de nuestro cuerpo, por lo que un mayor número de ellos en la sangre será sinónimo de mayor oxigenación de nuestros músculos. Así, los músculos, ante un mismo aporte de sangre, serán capaces de captar más oxígeno, aguantando esfuerzos durante mayor tiempo, retrasando la aparición de fatiga y mejorando el rendimiento.

Si bien, no hay unanimidad a la hora de cuantificar el beneficio que el consumo de EPO puede producir sobre el rendimiento de un atleta, se manejan cifras porcentuales de aumento de un 5% a 10% sobre el consumo de oxígeno y de 2.5% de mejora en las marcas. Para un atleta que tuviese como registro 20 minutos en 5km, supondría rebajar un estimado de 30 segundos su marca personal. Si esto lo ponemos en perspectiva a nivel élite, donde muchas veces las diferencias entre los competidores son mínimas, nos daremos cuenta del porqué el consumo de EPO supone en la actualidad una tentación muy grande, de la que algunos deportistas no pueden escapar.

Perfil del usuario
El deportista usuario de EPO suele estar asociado a personas no satisfechas con la progresión de sus marcas y carrera deportiva, sometidos a gran tensión y estrés por la presión de entrenadores, patrocinadores o entorno familiar, generalmente con una baja formación académica y con poca confianza en sí mismos.

Debido al elevado precio de la EPO (entre $500 a $800 por un tratamiento), no tiene mucho sentido que un deportista aficionado la use, siendo en el círculo de atletas, ciclistas y triatletas profesionales donde se está detectando la mayor cantidad de positivos. Es precisamente en estas exigentes disciplinas, donde se realizan esfuerzos intensos y prologados, y cuando la rapidez en la recuperación adquiere vital importancia, el consumo de EPO parece cobrar sentido.

La AMA, entidad rectora
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) es la entidad que anualmente elabora las listas de sustancias y procedimientos prohibidos para su uso en deportistas. En su lista de 2012, bajo la sección S2.1, aparecen como sustancias de consumo prohibido todo el tiempo (tanto en competencia como fuera de la misma), los Agentes estimulantes de la Eritropoyesis (producción de glóbulos rojos). La Eritropoyetina (EPO) aparece expresamente mencionada en esta sección junto a variaciones afines como la Epoetina, la Darbepoyetina (DEPO) o el Activador del receptor continuo de la Eritropoyetina, el famoso CERA.

Controles antidopaje
La detección del consumo de EPO por deportistas ha sido durante años difícil debido a varios factores. En primer lugar, porque es complicado certificar el consumo exógeno de la misma cuando el propio organismo la produce también de modo endógeno y natural. En segundo término, porque la EPO no se produce por el cuerpo de modo constante, sino intermitentemente y variable. Y como tercer elemento, porque los límites artificiales establecidos por las agencias como señal de dopaje, pueden ser superados por algunas personas no debido a su consumo externo, sino a la producción interna ante diversos estímulos especiales o circunstancias personales del individuo.

Para complicar más la lucha antidopaje, la vida media de la EPO en sangre es de 24 horas, por lo que no se suele detectar en análisis después de dos días de haber sido administrada vía inyectable. Además, los análisis son complejos y costosos, y muchos laboratorios no están certificados y homologados para tal fin. Ante estas limitantes, las agencias antidopaje han puesto como práctica la realización de controles sorpresa (coloquialmente llamados «vampiros»), por lo que los atletas deben informar de modo previo a sus desplazamientos y así estar localizables en todo momento.

Generalmente, se hace al deportista una doble muestra de sangre y orina, analizando primero los valores de sangre. De haber sospechas por las variables obtenidas, se realiza entonces el test de orina que es más preciso, aunque también más largo y costoso. De confirmarse positivo, la sanción usual por consumo de EPO es la suspensión, no pudiendo el deportista competir durante los siguientes dos años. Lo usual en casos positivos es que el deportista reaccione públicamente, negando el consumo y prometiendo agotar todos los recursos para demostrar su inocencia. En caso contrario, admite el consumo de una sustancia prohibida, pero como parte de un tratamiento médico y/o por indicaciones de un tercero de su entorno como pudiera ser el entrenador o director del equipo.

Efectos secundarios nocivos
Si bien, el consumo médico terapéutico de EPO es realmente beneficioso, como antes se ha explicado, para pacientes que por alguna circunstancia no pueden producirla de modo natural, en el caso de deportistas que no sufren de esta carencia, sus efectos colaterales son bien preocupantes.

Al aumentar el hematocrito, el porcentaje de glóbulos rojos en sangre pasa de niveles normales de 40% a un 60% o más. Así, la sangre se vuelve mucho más densa y el sistema cardiovascular debe trabajar con más esfuerzo para bombear y circular la misma. Esta viscosidad ha reportado casos de formación de trombos, hipertensión arterial y otras fallas cardiacas y circulatorias graves. Lamentablemente, ya han sido documentados más de una docena de casos de ciclistas y atletas consumidores de EPO que han fallecido mientras dormían, debido a la mortal combinación de su baja frecuencia cardiaca con una alta densidad en su sangre.

Comercialización y mercado negro
Siendo la EPO y sus variaciones, sustancias usadas en tratamientos médicos para combatir la anemia, su producción farmacéutica y comercialización terapéutica está permitida con controles, es lícita la venta y consumo, aunque a un precio elevado.

Cuando un deportista la necesita como sustancia dopante para mejorar su rendimiento, debe acudir obviamente a canales no lícitos y al mercado negro, donde los precios se disparan y son todavía mayores. Ya se han detectado redes que consiguen dosis de EPO de manera legal a través de farmacias y hospitales y luego las han colocado al mejor postor. Por ejemplo, a través de internet, donde las ofertas proliferan con solo googlear «comprar EPO».

Un peligro adicional es que laboratorios clandestinos e inescrupulosos en países sub-desarrollados, viendo la posibilidad de hacer ganancias fáciles, han comenzando también a producir sucedáneos de EPO sin controles sanitarios o de calidad. Esto supone un altísimo riesgo para la salud de los consumidores, que en muchos casos ni siquiera son capaces de leer los prospectos de administración y contraindicaciones escritos en idiomas no usuales.

El dopaje en la región
El consumo de EPO en su faceta de doping deportivo parecía no afectar a los países de nuestra región y Sudamérica hasta hace pocos años. Pero en los últimos meses, en especial debido a controles sorpresa, se han multiplicado de manera alarmante los casos positivos. Nombres de afamados ciclistas y atletas de fondo acaparan periódicamente los titulares de los medios de comunicación, dejando sentimientos mezclados entre la incredulidad inicial y el reproche moral posterior.

Argentina, Uruguay, Chile y Brasil parecen de momento los más castigados por esta lacra del doping, con casos sonados de positivo por EPO en medallistas y campeones regionales como los ciclistas Pablo Pintos (Uruguay), Matías Medici (Argentina), Luis Mansilla (Chile) o los atletas Alexander De los Santos (Uruguay), Raquel Maraviglia (Argentina) y Simone Alves (Brasil), algunos de los cuales tenían prevista –incluso-su participación en los próximos Juegos Olímpicos a celebrarse en Londres.

¿EPO en Panamá?
El tema del consumo de sustancias prohibidas en el deporte panameño y en especial de EPO, es un tópico que durante los últimos meses ha incursionado con fuerza en el ambiente y los círculos atléticos, del ciclismo y triatlón nacional. Casi todo el mundo tiene su opinión y habla de ello en privado, incluso señalando con nombre a atletas cuyo desempeño y mejora es sospechosa o a entrenadores que parecen tener la receta mágica para que todos sus pupilos sigan un patrón de éxito sin precedentes. Pero a la hora de poner esa opinión o acusación por escrito y hacerla pública, surgen las excusas y evasivas. Muy pocos casos se han llevado a investigación y ninguno ha prosperado por el momento.

Mientras tanto en casi ninguna de las pruebas de atletismo, ciclismo o triatlón celebradas a nivel local se realizan controles de dopaje por su complejidad y elevado costo, aunque tengan incluso carácter internacional; y cuando los controles se dan, son mínimos y demasiado aleatorios para que se pueda detectar realmente la existencia del problema.

Es cierto que el dopaje con EPO se asocia al profesionalismo, debido al alto coste del tratamiento. Además, en Panamá se cuentan con los dedos de una mano los atletas, ciclistas y triatletas que pudieran considerarse en tal categoría. No es menos cierto que en otros países se negaba con vehemencia el tráfico ilegal y consumo de EPO y sus derivados, y en cuanto se han empezado a establecer verdaderos controles, los casos de positivo han empezado a aflorar. Si a eso sumamos que por cada positivo confirmado, se estima que hay otros 9 casos de dopaje que nunca son detectados, nos daremos cuenta de la magnitud del problema.

Fernando Blanco, reconocido fondista y triple Campeón Nacional de Maratón lo tiene claro: «El tomar atajos para buscar un mejor nivel físico, a la larga te traerá consecuencias negativas. Es mejor concentrar tus esfuerzos en mejorar tu nivel como una consecuencia de tu entrenamiento, para lo cual hay que tener paciencia. Si tu entrenamiento actual no te ayuda a mejorar, busca ayuda en personas que dominen el tema. Por otro lado, estoy de acuerdo en que debemos ayudarnos con multivitaminas y minerales, ya que la alimentación actual difícilmente podrá suplir las necesidades de estar entrenando doble jornada diariamente.»

Desde el Club de Corredores del Istmo, su presidente Gregorio «Beby» Miró cree que la Federación Panameña de Atletismo es la que debe velar por la implementación de los controles. «De todos modos, nuestro Club Corredores del Istmo, en su posición de club recreativo, debe estar pendiente a cualquier síntoma que se pudiera dar en este deporte. Actualmente puedes escuchar sobre el interés en la inyección de la vitamina B12, pero no más de ahí». Miró está convencido de que no existe consumo ilegal de EPO por parte de atletas en Panamá y añade: «Yo visito las pistas de correr, que es en donde se encuentran los buenos atletas y tengo la facilidad de mezclarme con ellos, y como soy una persona abierta me llegan todas clases de comentarios. Si me encuentro con un caso respecto al tema que estás tratando, converso con ese atleta para ayudarlo y no para criticarlo».

La atleta y entrenadora de fondistas élites, Rossy Araúz, añade una nueva perspectiva al tema: «Las sustancias prohibidas en nuestro país… te puedo asegurar que no las hay; sin embargo, los atletas que tienen la oportunidad de viajar, buscan esta sustancia con atletas que su nivel es bajo y logran mantenerse entre los mejores….con esta ayuda, saben entre ellos donde está el mercado negro…..y se da en diferentes modalidades». Ante la pregunta si haría alguna recomendación a atletas jóvenes que estén considerando hacer uso de sustancias dopantes como la EPO, comparte lo siguiente: «No le aconsejo a ningún atleta con miras a representar al país, usar sustancias prohibidas, ya que es imagen de representación…y al terminar un evento de alto nivel, lo primero es una prueba EPO.»

En cuanto a mi opinión personal, me sumo a las palabras de Fernando Blanco y que sirven de colofón a este reportaje: «No creo que la EPO actualmente sea un problema en el deporte panameño, aunque no ha faltado ni faltará un cabeza caliente que quiera mejorar lo más rápidamente posible, pero serán casos muy puntuales».