Fernando Revuelta Atleta UNDER ARMOUR Sub-Campeón Nacional de Maratón www.runninginpanama.com |
No importa cuánto tiempo y experiencia tengamos en el running, en bastantes ocasiones pecaremos de malos hábitos y costumbres adquiridos durante años, que realizamos casi mecánicamente. No es sino hasta que vemos una conducta diferente en otros runners o que alguien nos llama la atención, que nos cuestionaremos si lo que estamos haciendo es realmente lo más eficiente y adecuado. ¿Te habías puesto a pensar anteriormente en alguno de estos hábitos?
ABUSO DE SOCIALIZACIÓN
No se puede negar que el running va cada vez más unido al aspecto social. Aunque correr en solitario siga siendo en ocasiones un auténtico placer comparable con pocas cosas en esta vida, la mayoría de las veces nuestros entrenamientos y competencias serán en grupo. A todos nos gusta saludar y conversar con amigos y conocidos, contarnos las últimas novedades y sacarnos divertidas fotos para las redes sociales, pero no hay que abusar de ello, sobre todo en los momentos previos a una competencia.
A una carrera hay que llegar con tiempo suficiente, y mantenerse enfocado en realizar cada una de las actividades que deberemos tener ya programadas, desde realizar la inscripción si fuera el caso, a colocarnos correctamente nuestro uniforme, bib y chip, tomar la última dosis de hidratación, realizar un calentamiento adecuado, e incluso visitar el wc si hubiera necesidad. Si en vez de ello nos dedicamos a echar cuentos con cada uno de los amigos y/o conocidos con los que nos crucemos, de seguro estaremos en problemas y el momento de la partida se nos acabará por echar encima. Es preferible dejar la fase de socialización para después de terminada la carrera, aunque algunos nos puedan tildar de un poco antipáticos.
AJUSTE DEL CALZADO
No hace sentido que apretemos a tope nuestra lazada desde que nos ponemos en la casa el uniforme y las zapatillas. Lo único que conseguiremos con eso es someter al pie a una presión innecesaria, ya que en la mayoría de los casos nos deberemos de trasladar a otro lugar para realizar nuestro entrenamiento o competición. Durante ese tiempo, que podría ser superior a una hora, es más eficiente mantener a nuestros pies cómodos y aireados, incluso calzando unas zapatillas diferentes a las que luego vayamos a utilizar. La lazada final hay que hacerla una vez hayamos ya realizado el calentamiento previo, minutos antes de iniciar el entrenamiento o competición. Nuestro pie tenderá a dilatarse y es el momento apropiado para que el ajuste sea perfecto, asegurando la lazada siempre con un doble nudo para evitar posibles inconvenientes a posteriori.
OBVIAR LOS ESTIRAMIENTOS
Los estiramientos son los grandes incomprendidos dentro de la rutina de ejercicios de un corredor, y los que suelen verse afectados por factores como la falta de tiempo, pereza, el estar cansados o una mala climatología, que nos invita a pasar por la ducha cuanto antes. Erróneamente solemos pensar que para mejorar nuestro paso de carrera lo más importante y casi único que debemos hacer es correr, correr y correr, y que realizada la rutina de carrera el entrenamiento ya ha sido completado. Pero en realidad los estiramientos son parte fundamental de ese entrenamiento, ya que permiten una recuperación muscular más eficiente, minimizando adicional el riesgo de futuras lesiones. No se debe estirar sin un calentamiento o ejercicio previo, y la postura de cada uno de los ejercicios se debe mantener por unos 15/20 segundos sin hacer rebotes.
DEJAR ENCENDIDO EL GPS
Una de las cosas que más risa me da, a la vez pena ajena, es cuando al quedar con algunos compañeros para entrenar se da el caso de aquel que quiere prender su cronógrafo o GPS y le sale agotada la batería. Hace años uno corría casi por instinto, siguiendo los ritmos que le marcaban su corazón y sus sentidos, pero ahora tenemos una enorme dependencia de la tecnología con los múltiples aparatos. Lamentablemente casi todos ellos tienen por el momento una autonomía muy limitada, por lo que hay que estar muy pendientes de guardar las sesiones y ponerlos en off tras los entrenamientos y competencias. No hace sentido dejarlos encendidos tras llegar a la casa, ya que si así los dejamos, lo encontraremos sin carga.
CREERSE KENIANO
Desde hace unos meses algunos atletas provenientes de Kenia se han establecido y compiten en Panamá. No sé si debido a su presencia o por la influencia de los medios y la tremenda hegemonía que tienen en las pruebas de fondo a nivel mundial, he notado como una tendencia en atletas del patio a querer emularlos copiando sus rutinas y costumbres. Realmente su estancia en Panamá puede ser muy provechosa para elevar el nivel competitivo y dar mayor trascendencia a algunos eventos, pero a pesar de ello querer ser un Mutai o Kiptanui nos queda todavía bastante lejos.
Los atletas africanos tienen unas características morfológicas muy diferentes a las nuestras, de constitución muy delgada, con largas piernas y amplia zancada. El que ellos usen calzados muy livianos no es motivo para que todos de golpe queramos ahora competir con zapatillas minimalistas voladoras, o el hecho de que hagan determinados entrenamientos a ritmos élite justifica que nosotros intentemos hacer lo mismo. Cada corredor es diferente y tiene una evolución distinta, así como varían sus objetivos y metas. Copiarse de lo que a otros les funciona no es para nada sinónimo de que a nosotros nos vaya a funcionar.
EXCESO DE CONFIANZA
Los organizadores de eventos, incluso a pesar de su mejor voluntad, muchas veces son incapaces de cumplir con sus planes en cuanto al horario previsto, marcación de la ruta, puestos de hidratación y temas afines. Los corredores solemos pensar que en las competencias todo se va a desarrollar conforme a lo anunciado, sin tomar las debidas precauciones ante las diferentes eventualidades que pudieran surgir y afectar a nuestro desempeño de modo previo, durante o posterior al evento. Ten por costumbre hacer un reconocimiento con anterioridad de la ruta, sobre todo si se trata de una prueba de distancia de 21km o maratón, para así detectar posibles cruces o giros conflictivos. Un sencillo error y que nos salgamos de ruta puede echar abajo todo el esfuerzo que hayamos realizado durante meses. De igual modo no hay que confiarse en que en determinados puntos kilométricos vaya a haber la hidratación anunciada, y disponer de un plan alternativo mediante amigos o familiares que nos puedan auxiliar en caso necesario. Ir a una carrera sin saber nada sobre el perfil de la misma, su recorrido, el tipo de superficie por donde discurre, o si tiene suficiente iluminación, es una negligencia que nos puede costar muy caro.
VIDA ÚTIL DE LAS ZAPATILLAS
Con frecuencia otros corredores me preguntan entrenando sobre este importante tópico. ¿Cada cuántos kilómetros debo cambiar de zapatillas? La verdad es que no hay una respuesta única que aplique a todas las marcas y modelos, aunque si algunos valores de referencia. Así los fabricantes, como no podía ser de otro modo, suelen reducir la horquilla a un estimado de entre 400 a 600 kilómetros, mientras que los usuarios tendemos a estirarlo a 800 kilómetros o más. Aunque la apariencia estética de nuestro calzado tenga su importancia, lo realmente importante son las condiciones de funcionamiento en lo que respecta a amortiguación, estabilidad y tracción. Un calzado aparentemente deslucido en su parte superior puede estar en condiciones óptimas para su uso y viceversa.
Lo curioso es que cuando me hacen esta pregunta yo suelo contestar con otra, “¿cuántos kilómetros tienen tus zapatillas?”, a lo que generalmente me responden con evasivas tipo “tres o cuatro meses”, o “no tengo idea”. Una mala costumbre de los corredores es apuntar sus entrenamientos con detalle en lo que respecta a tiempos, ritmos y sensaciones, pero obviar algo tan sencillo como llevar la cuenta del kilometraje que hacen con cada uno de sus calzados. Toma nota que esta información te será muy útil.
¿Nos vemos la Ruta?