Su propósito es alfabetizar a la población más necesitada del país mediante programas educativos que le permitan desarrollar una mejor calidad de vida.
Redacción: Sports & Health
Fotos: Cortesía Pan Alfalit
La educación es un derecho humano; sin embargo, el analfabetismo es un problema del que Panamá no escapa y como alternativa para cubrir esa necesidad ha estado operando la Asociación Cristiana Pan Alfalit (Panamá, Alfabetización y Literatura).
La educación constituye una herramienta eficaz para combatir la pobreza y desigualdad, así como para mejorar los niveles de salud y bienestar social.
Esta organización inició en 1963 en Panamá, aunque es a partir de 1994 que es reconocida legalmente como una organización no gubernamental, que ha implementado la loable labor de enseñar a leer y escribir a través de sus metodologías, con programas de Alfabetización, Educación Básica para adultos y Pre- escolar, en las áreas marginadas y de difícil acceso.
La orientación y desarrollo brindado por Pan Alfalit a los beneficiados, que no han participado de los programas regulares que brinda el Estado, se lleva a cabo en todo el país, con la ayuda de cientos de voluntarios y facilitadores, quienes han sido formados para implementar los distintos programas que abarcan la educación primaria en dos fases, hasta segundo y sexto grado.
Entre las herramientas utilizadas para cumplir con su cometido está el material didáctico, con libros provenientes de la fundación Alfalit internacional y Lakarmissionen de Suecia, aunado a la orientación técnica y educativa.
Son 300 voluntarios
Luisa de Brown, directora de la asociación, dijo que durante todos estos años miles de personas se han visto beneficiadas. «Buscamos alfabetizar con impacto social, no es solo aprender a leer y escribir, es una formación integral compuesta por valores y personas que sean más proactivas. Ofrecemos una alfabetización continuada y enseñamos donde exista la necesidad», expresó.
Pan Alfalit, que es reconocida como una institución educativa por el Ministerio de Educación, cuenta con 300 voluntarios activos, distribuidos en distintas provincias y programas, dirigidos a jóvenes y adultos, que oscilan entre los 14 y más de 60 años, sin descartar la población infantil mediante el programa pre-escolar (pre-kinder y kinder).
La puesta en marcha de sus programas arranca con visualización de las áreas más necesitadas según los censos y datos que se manejan en nuestro país (comunidades indígenas). Igualmente, por el interés de personas dispuestas a culturizar en sus comunidades.
En los centros penitenciarios
Una vez capacitados los voluntarios, se programan jornadas educativas, estableciendo contacto con los líderes de las diferentes comunidades o lugares. Entre los programas, más exitosos está el de las cárceles, en el que 62 privados de libertad de los centros penitenciarios La Joya y La Joyita han sido formados para alfabetizar y dictar talleres vocacionales a cientos de compañeros en sus respectivos centros penitenciarios.
Metas para el 2012
Atender a mil, 500 niños con el programa Pre-escolar; mil 200 con el de Alfabetización; cinco mil participantes con el de VIH Sida, dictado en las escuelas y colegios por especialistas; y 200 en el de programa de talleres vocacionales en las cárceles u otros recintos.
Los interesados en apoyar lo pueden hacer mediante el programa de voluntariado, donde se requiere de personas dispuestas a servir al prójimo para la construcción de una mejor sociedad. Igualmente con el aporte de recursos para la preparación de materiales idóneos para brindar el servicio de la alfabetización y educación (lápices, cuadernos, entre otros).
Misión
Equiparar de manera concreta a los pobres y marginados con destrezas y conocimientos básicos que les sirvan para mejorar su calidad de vida.
Visión
Trabajar por un desarrollo de conocimiento y cultura que genere considerables cambios integrales tanto en el individuo como en la comunidad.
