Por: Isaac Castillero Wilson
Fotos: Isaac Castillero Wilson
En realidad, las carreras son algo místico para mí, es una manera de alegrar mi corazón, saber que puedo realizar cosas imposibles, donde me desprendo en cada zancada y disfruto cada segundo dando el ciento por ciento. Es lo que más disfruto hacer, desde hace más de 20 años a nivel competitivo.
Fue en 1991, bajo los entrenamientos de Pastor Perea, que debuté en un evento del Club de Corredores del Istmo, realizado en Farfán, en distancia de 15 kilómetros. Recuerdo, que ocupe la segunda posición, detrás del dominicano José Campos.
Aunque el primer episodio de mi trayectoria se da cuando tenía 7 años, competí en tres eventos, 400, 600 y 1,500 metros planos, ocupando los primeros lugares. Eso fue en el estadio de Santa Rita, ubicado en Santa Ana.
Una distancia específica para correr, aún no la tengo definida. Cuando tengo la oportunidad de estar en una carrera, ahí llego. Admito que me encantan los recorridos de 42 y 80 kilómetros.
Actualmente compito en la categoría Máster. A mis 44 años y con la ayuda de mi entrenador (Pastor Perea), hemos logrado considerables resultados.
Mis mejores tiempos son: En 5 kilómetros, 15 minutos, 45 segundos. En 10km, 30 minutos, 30 segundos. En 15km, 48 minutos. En media maratón, 1 hora 11 minutos. En una maratón, 2 horas, 42 minutos. Y en 84km, 7 horas 50 minutos.
Para mí, el logro más importante fue adjudicarme el quinto lugar en la categoría militar en el Ironman de Brasil, del año 2004, con tiempo de 12 horas 40 minutos. Además, de las participaciones en maratones internacionales, en New York, Chicago, Sacramento, Colombia, Brasil. En California, participé en el American River, que fueron 84 kilómetros donde ocupé la posición Nº 53 de más de 1000 atletas. He sido campeón de los tres clubes Panfra, Panama Runners y Corredores del Istmo, sin obviar, la Unión Triatlón de Panamá.
Una vez: Corrí 44 vueltas (167 kilómetros) al Parque Omar en tiempo de 23 horas 40 minutos. Lo hice en ayuda de dos niñas durante la Maratón Fanlyc 2011. Pese a lo doloroso que fue ir a trabajar al siguiente día, me bastó la noble sonrisa de aquellas infantes para recuperarme.
La clave para mi buen accionar se basa en la fuerza espiritual, más que en las fuerzas de mis piernas; dedico cada zancada a Dios simplemente.
No tengo una rutina de entrenamiento estable por motivos laborales (Policía Nacional), por ello me preparo de madrugada o de noche. Por día recorro entre 17 a 25 kilómetros, dependiendo del evento que se aproxime. Los miércoles y viernes me mantengo en la pista.
Somos bien unidos en mi familia, todos corremos. Pero mi hijo «Coquito», como le digo de cariño, es mi compañero de cuadra, he entrenado con él desde pequeño, no solo a correr, también en la natación, equitación, tiro, karate. Me llena de orgullo saber que entrará a la Facultad de Medicina.
Me gustaría ver los frutos del semillero de niños de El Chorrillo, con el que trabajo entrenándolos en esta disciplina deportiva.
El objetivo es hacer un buen tiempo en la Maratón de Las Vegas, junto a mi hijo que correrá la media maratón, eso será a finales de este año.
Doy gracias al Todopoderoso y a mis seres queridos (esposa Mariley García) por permitirme la práctica de este deporte y apoyarme, pues me ha llevado ser una persona disciplinada, sana y saludable.