Grandes alturas, brazos extendidos y a planear…
Por Isaac Castillero Wilson
La máxima sensación de libertad se adquiere al volar. El deseo de volar ha sido un gran desafío y compromiso para la humanidad. Uno de los recientes avances para lograrlo de forma más natural, es el wingsuit.
Wingsuit es una modalidad del paracaidismo. Su vuelo se da por medio de un traje que funciona con una especie de alas, que fueron usadas por primera vez en los años ’30 con el fin de mantener el movimiento horizontal en el aire. Aquellos primitivos trajes aéreos eran hechos de materiales como lienzo, madera, seda y metal. En aquel entonces no eran muy fiables.
Implementar un traje más seguro, con un diseño y una membrana aerodinámica entre las piernas, tronco y brazos, que crean resistencia con el aire y hacen verse similar a un pájaro, fue lo que desarrollo en los años ’90, el francés Patrick De Gayardon, marcando el principio formal de esta actividad. Este paracaidista murió en 1998, debido a un error de manipulación, mientras probaba una nueva modificación.
No se conoce la velocidad exacta que se puede alcanzar, pero se estima que el desplazamiento horizontal en esta modalidad suele rondar entre los 140 y 160 km por hora, frente a unos 200km/h del descenso vertical.
Gusta y divierte según los experimentados. «El sentimiento es difícil de describir, diría que es volar. No existe la sensación de caída libre porque el traje entra en contacto con el viento y lleva al cuerpo a una velocidad menor. Si practicas muy seguido esta disciplina, tienes más experiencia y mayor control sobre la dirección en la que el cuerpo se dirige», comentó en internet, Tim Mattson, instructor de este deporte en los Estados Unidos.
Su práctica debe ser cuidadosa, debido a la fuerza del viento, sin descartar el desarrollo de las técnicas y medidas de precaución para su implementación. Está catalogada como la actividad más riesgosa del mundo. No intente ser autodidacta en esta disciplina.
Un volante wingsuit manipula la forma de su cuerpo para crear la cantidad deseada de elevación y arrastre, aunque la mayoría busca guardar la relación que por cada pie caído, se ganan dos pies y medio avanzando. El piloto manipula estas características de vuelo cambiando la forma de su torso, arqueo o flexión de los hombros, las caderas y las rodillas.
Internacionalmente
Estados Unidos es el país donde mayormente se da esta práctica, sin descartar otras naciones como Noruega, Suiza, Italia y España. Muestra de su considerada afición, es que expertos trabajan para poder aterrizar sin paracaídas.
Tipos de lances:
Desde un avión, helicóptero, globo de aire, montañas y más. Estas opciones tienen particularidades que el participante debe tomar en cuenta, ya que es diferente lanzarse desde un punto fijo a uno en movimiento.
Curiosidades:
- Una de las mayores distancias horizontales recorridas (registro no oficial) en vuelo en un traje de alas es de 20.45 km, por Álvaro Bulto, Santi Corella y Toni López. Los tres españoles cruzaron el estrecho de Gibraltar el 23 de junio de 2005, después de saltar de un avión a unos 35.000 pies.
- El último registro en los Guinness Récords fue el salto realizado por el japonés Shin Ito, del equipo Top Gun patrocinado por el fabricante de trajes Birdman Co. Desde una altura de 10.550 metros, Ito alcanzó un tiempo en vuelo de 4,57 minutos, recorriendo en ese tiempo una distancia horizontal de 16,4 km, a una velocidad máxima de 286 km/hora.
- BirdMan Inc. fue la primera compañía en promover el uso seguro de trajes aéreos. En la actualidad, este tipo de indumentaria ronda los mil 500 dólares.
- El panameño Alberto Conte, con 14 años de experiencia en el mundo del paracaidismo, ha incursionado en el Wingsuit desde hace 8 meses y es uno de los pocos practicantes locales de esta modalidad.