En los últimos 20 años, el deporte olímpico panameño ha estado sujeto de las diferencias entre la dirigencia local. Tras la caída de Melitón Sánchez, se ha seguido viviendo un melitonismo sin Melitón, con un viejo argumento y una nueva calamidad para nuestro movimiento olímpico, que no termina de arreglarse.
Por: Rubén Pinzón
Recientemente el gobierno solicitó la sede de los Juegos Bolivarianos 2013, la ODEBO (Organización Deportiva Bolivariana) la otorgó, pero luego su presidente exigió de forma irrespetuosa que en el registro público, se desconozcan los fallos de los tribunales de justicia panameños y que de un plumazo sin fundamento judicial, se inscriba la directiva que de acuerdo a esos fallos, se escogieron en violación del estatuto del COP, pero que es reconocida por el COI; y anule el mandato de la Corte y de los tribunales, que expresan que la junta directiva restituida por haber sido escogida de forma estatutariamente, la preside Miguel Vanegas en representación de la mayoría absoluta de las organizaciones deportivas de Panamá (21 federaciones).
Ante esta situación, la buena intención del presidente Martinelli se puso de manifiesto convocando a las partes en conflicto: el grupo minoritario de 4 federaciones reconocidas por el COI, el arrogante Mario Vásquez Raña todopoderoso del olimpismo mundial, el grupo mayoritario presidido por Vanegas y el G-21. Éste último grupo depuso cualquier interés para que se celebren elecciones limpias con el estatuto vigente de 1970. Mientras que el otro grupo, el minoritario argumenta lo de siempre: Nosotros o nadie.
Ante esta situación, ¿Qué pueden, deben o tienen que hacer las autoridades?
1. Intentar que el registro reconozca al grupo de Sanchiz, y desaparezca la inscripción de la directiva presidida por Vanegas, con lo que el director del registro desacataría los fallos de los tribunales de justicia, y cometería un evidente delito de extralimitación de funciones y abuso de autoridad.
2. Continuar convocando a ambos grupos, homologando posiciones sobre el tema, para encontrar una solución integral,.invitando a ambas partes a deponer actitudes egoístas por el bien de los atletas que representan.
3. Hacer respetar y cumplir la ley, como los fallos de los tribunales de justicia e intentar comprometer a Mario Vásquez Raña a interponer sus buenos oficios, si es que los tiene, para que bajo el marco del respeto a la ley panameña y normas de la Carta Olímpica, las cuales no se contradicen, se realicen elecciones limpias, dentro del marco del estatuto vigente del Comité Olímpico de Panamá como establecen las leyes panameñas y el propio estatuto del COI.
Eso es lo que podría suceder, pero para ello, el grupo minoritario debe deponer su intención de querer estar por encima de la ley nacional. Ciertamente el COI no reconoce a Panamá, sino a su comité olímpico, pero éste está domiciliado en Panamá donde se le otorgó su personería jurídica; por tanto, tiene que acatar la ley panameña. Ellos se llaman independientes pero cuando abanderan a un atleta, no le entregan la bandera de su famoso comité, sino la panameña que es de todos, no del minúsculo grupo de 4 federaciones y más de 15 avivados que se hacen llamar miembros permanentes.
Vale la pena acotar «porque es una pena», que mientras la federaciones deportivas tienen derecho a un voto, los miembros permanentes tienen derecho a dos, por supuesto para reelegir a sus patrones. Aunque el estatuto que permitía esas vivezas fue anulado por ilegal por la Corte Suprema de Justicia, y por ello desaparecen los nefastos miembros permanentes, el grupo que reconoce el COI insiste en que si no es así, no hay acuerdo.
Esto está en las mejores manos, en las del presidente Martinelli y estamos seguros que logrará una salida, siendo el primer y único mandatario que toma al toro por los cuernos y busca una solución. Esperemos más reuniones con los dos grupos, la ministra Molinar y el Prof. Cabrera de allí puede, debe y tiene que salir una solución, si se actúa con la bandera de la legalidad.
Es sencillo, solo es cuestión de ser o no ser….país