Pierluigi Collina durante el partido de fútbol de primera división italiana entre el Inter de Milán y el AC Milan en el estadio de San Siro de Milán, mayo de 2001. (AP Photo / Luca Bruno |
«El fútbol no es perfecto, no entiendo que se pretenda que el árbitro lo sea» -Pierluigi Collina-
Por: Rubén Villegas
@RubenDVillegas
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Criticados, insultados, juzgados, mal pagados, pocas veces admirados, necesariamente respetados en el campo de juego, pero sin ellos, casi ningún deporte sería factible de practicar. El árbitro, es quien hace respetar y cumplir el reglamento, así como lo hace fuera de la arena de competencia, cualquier figura de autoridad como policía, los tribunales, nuestros padres o educadores.
Y es que el árbitro, aparte de velar por el juego limpio, también tiene un papel aleccionador hacia los deportistas. Si el árbitro muestra rectitud, honestidad, sinceridad y respeto al juego en él, los contendientes, tratarán de colocarse a su altura, a sabiendas que cualquier trampa o simulación que busque cambiar el resultado, será oportuna y sancionada. El árbitro debe cuidar su aspecto, luciendo pulcro con una vestimenta impecable. Cosas tan simples como el mantener los zapatos bien lustrados y la camiseta dentro pantalón, hasta el uso de un lenguaje sobrio y cortés, son importantes para poder exigir lo mismo a los atletas. Un “por favor” y “gracias” no deben faltar en el vocabulario ante cualquier situación rutinaria o polémica con un jugador, entrenador o directivo. Incluso se recomienda no discutir acaloradamente ni debatir prolongadamente, ya que esto puede ocasionar conflictos innecesarios en medio del de la competencia y hasta retrasar la reanudación del compromiso. Solo es suficiente el mantenerse firme en su apreciación, ajustada al reglamento.
Esta cualidad docente y formadora del árbitro no solo debe limitarse a las categorías menores o en las escuelas de formación de talentos deportivos. Un buen árbitro debe ser capaz de hacer observaciones asertivas a los contendientes para mejorar su desempeño o mantener “sanas” sus estrategias para ganar.
Para llevar a cabo esta gran responsabilidad es necesario que el árbitro cuente con un perfil específico el cual incluye características como:
¿El árbitro nace o se hace?
Hay quienes afirman que los árbitros asumieron esta tarea al no poder dar la talla a gran nivel en el deporte. Sin embargo, esta vocación casi siempre nace de forma espontánea y representa una actitud ante las situaciones del juego y la vida misma; querer formar parte del deporte que los enardece desde una perspectiva diferente, sin más apasionamiento que el amor por la sana competencia.
Inteligencia estratégica
Pierluigi Collina, el único árbitro que ha alcanzado el status de celebridad dentro de su oficio, cuenta que en hasta los años 90s, al árbitro solo se le pedía conocer el reglamento y aguantar el trote de los 90 minutos. Él llevó su trabajo a otro nivel y en la Copa del Mundo de 2002, se dedicó a estudiar en videos el estilo de juego de cada selección participante, pudiendo así anticiparse al estilo de juego de los equipos. “El buen árbitro siempre va un paso por delante del juego, nada debe tomarlo por sorpresa” afirmaba. De esta manera podía colocarse en el mejor ángulo posible, acercarse a jugadores clave, anticipar estrategias para tener el control total sobre lo que ocurría en el campo.
Inteligencia emocional
Un jugador enojado no puede discutir con la espalda de un umpire que está caminando en dirección opuesta”, decía el legendario umpire de béisbol Bill Klem. El árbitro no debe caer en las pasiones de los competidores. No es él quien se llevará el trofeo a casa y rara vez es entrevistado en los medios; su trabajo es impartir justicia con gestos y tonos de voz que inspiren respeto, seguridad y firmeza. También debe saber ser flexible para favorecer la fluidez del juego y severo cuando sienta que el juego limpio está siendo amenazado. Igualmente para comprender que será juzgado por pasiones más allá del terreno de juego, por periodistas y aficionados, puede ser abucheado e insultado. Debe mantener en todo momento un carácter incólume y no permitir que la situación lo sobrepase. Él no es el protagonista de la contienda ni debe procurar serlo. Igualmente debe reponerse rápidamente de los errores y omisiones que haya cometido.
Buena condición física
Debe ser dinámico y resistente a los avatares de la competencia. Cuidar su imagen, su porte y también su estado físico. Realizar ejercicios de resistencia y fuerza para tener el mayor rendimiento y evitar que el agotamiento nuble su juicio.
Igualmente un buen árbitro debe tener la humildad suficiente para reconocer sus errores, aceptar que como ser humano puede tener fallas y sus sentencias no son infalibles. Durante el partido de semifinales de la Copa de Oro 2015 que disputó la selección de Panamá contra México, vimos a un colegiado empeñado mostrarse como un actor del partido y no como un juez. Mark Geiger quiso imponer autoridad desde expulsiones y penales marcados en contra de la Marea Roja y fue inevitable que los jugadores le perdieran el respeto, llegando incluso a querer abandonar el partido, lo cual mancha completamente la credibilidad de la competición, del arbitro, de la selección rival que gana gracias a estos errores, de la CONCACAF y al propio deporte que tanta gente sigue con más pasión que incluso, cualquier tema político o económico de sus propios países. Sería saludable para el fútbol que se sancione públicamente a los árbitros que cometen estas equivocaciones, con la misma dureza que se sanciona a jugadores con partidos de suspensión o multas. Igualmente que se establezca la posibilidad de revertir sentencias en pleno partido tal como lleva años implantándose en la NFL y recientemente en el béisbol de Grandes Ligas. Los puristas dirán que va contra el romanticismo. Yo digo que esto es a favor de la honestidad y el juego limpio, que a mi parecer, valen mucho más. La FIFA debe unirse para implantar estas innovaciones, sin complejos, mucho más si está realmente interesada en limpiar la imagen de corrupción que han dejado dirigentes de distintas federaciones, incluyendo CONCACAF, y así brindar un espectáculo de calidad, evitando penalties fantasmas, lesiones actuadas, anulaciones de goles injustas y otras cosas que le quitan vistosidad al fútbol.
El buen árbitro es tan necesario para brindar un excelente espectáculo deportivo como lo pueden ser las estrellas del deporte o los equipos exitosos. Son quienes mantienen la balanza equilibrada en el campo de juego para que el respeto al deporte se mantenga y evitar que se convierta en una práctica anárquica. Es por esto que las diferentes federaciones, ligas y demás entes deportivos consoliden programas de formación serios y constantes, que no se queden solo en el conocimiento empírico del juego, para así lograr una mayor credibilidad en las decisiones y resultados de las competencias.