De izq. a der.Denys Berinchyk de Ucrania (medalla de plata), Roniel Iglesias Sotolongo de Cuba (medalla de oro), y el italiano ganador del bronce Vincenzo Mangiacapre, durante la ceremonia de premiación de la competencia de boxeo masculina de peso ligero 64kg en las Olimpiadas de verano de 2012 en Londres.
Por: Héctor Villarreal
Ante la modesta presentación de los atletas panameños en los Juegos Olímpicos celebrados en Londres el año pasado, algunos dirigentes y expertos recomendaron aumentar el apoyo a los más jóvenes que integraron la delegación y que tuvieran opciones de lograr un mejor rendimiento para la próxima cita a realizarse en Río de Janeiro, Brasil, entre ellos: Carolena Carstens del taek won do, Andrea Ferris del atletismo y Juan Huertas, nuestro único representante en el boxeo en los últimos 40 años.
La deserción de Huertas
Sin embargo, Huertas abandonó la concentración y renunció a integrar la selección nacional en los X Juegos Centroamericanos que se están celebrando este mes en San José, Costa Rica y que marcan el inicio del nuevo ciclo Olímpico.
“Abandoné porque considero que no se me estaba preparando adecuadamente para los juegos y no me dejaban salir a correr”, alegó Huertas, cuya deserción deja la sospecha de su renovada intención de convertirse en peleador profesional, un paso que estaba a horas de dar, el año pasado cuando se le informó de su invitación por wild card para competir en Londres.
Este hecho vuelve a disminuir las probabilidades de que Panamá conquiste una medalla Olímpica en un deporte en el que ha producido muchos campeones y atletas destacados a nivel profesional.
La permanencia en el boxeo aficionado y el interés por conquistar medallas dependen del apoyo que reciba un boxeador del gobierno de su país, la dirigencia y empresa privada; y en aquellas naciones que sobresalen históricamente en la conquista de preseas en Olimpiadas y Campeonatos Mundiales de Boxeo donde usualmente cuentan con un sólido programa de apoyo financiero, académico y técnico para sus atletas y con un control balanceado entre las actividades del pugilismo rentado y el amateur.
Países como Estados Unidos, Italia, Francia, Inglaterra Argentina y Puerto Rico suelen tener éxito tanto en boxeo aficionado como en profesional y en ellos se mantiene el respeto y la buena comunicación entre las dirigencias de ambos niveles.
Otras naciones como: Bulgaria, Rumania, Hungría, Polonia y Turquía son frecuentemente visitantes del podium en el boxeo de Olimpiadas y Campeonatos Mundiales pero casi nunca se les mencionan en los pleitos por campeonatos profesionales y muy pocos de sus boxeadores aparecen en las clasificaciones mundiales.
Cuba sobresale entre los países ganadores de medallas en mundiales y Olimpiadas pero su política deportiva que desde hace más de 50 años prohíbe el boxeo profesional, está a punto de hacerse más flexible y aceptar que en el futuro un grupo de peleadores de la isla participe en un torneo rentado pero organizado por la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA).
Otros países del ex bloque Soviético como Kazajistán, Uzbekistán y Azerbaijan, han mantenido su línea de concentrarse en el nivel Olímpico demostrando que los atletas pueden preferir los incentivos y motivación patriótica del amateurismo por encima de la tentación de fama y fortuna que implica involucrarse en un espectáculo de mayor riesgo.
Desbalances
La posibilidad de que los pugilistas cubanos puedan ganar dinero en el ring plantea a la vez la probabilidad de que su estructura aficionada pierda fuerza como ocurrió en Rusia y Ukrania, países que formaron parte de La Unión Soviética y cuyos peleadores están actualmente entre los mejores cotizados del boxeo profesional.
Un ejemplo claro del histórico desbalance entre ambos niveles lo muestra México, que actualmente posee una docena de monarcas mundiales a nivel profesional pero que en toda su trayectoria en campeonatos mundiales de boxeo aficionado solo ha conquistado una medalla de bronce.
En el territorio mexicano existen más de 80 comisiones regionales de boxeo rentado cuyos reglamentos hacen muy poco énfasis en la cantidad de combates aficionados que debe tener un peleador para poder optar por una licencia profesional. La Comisión de Chihuahua por ejemplo, sólo exige 20 peleas realizadas.
En Puerto Rico tienen que realizar un mínimo de 25 pleitos amateur antes de aspirar a ser profesional. En Argentina, donde una misma entidad (FAB) regula ambas actividades, se establece un requisito de 40 peleas.
Nuestro país
El Reglamento vigente para las Comisiones de Boxeo Profesional de Panamá, señala en su artículo número 86 que los boxeadores aficionados que aspiren a una licencia profesional deben presentar una nota de autorización expedida por la Federación Panameña de Boxeo Aficionado.
Este artículo no establece una cantidad mínima de peleas realizadas pero entre ambas entidades se acordó hace años que sean 30 o más. En las más altas categorías de peso, que localmente son las menos pobladas, se acepta conceder licencia a boxeadores que tengan menos de esa cantidad porque de lo contrario envejecerían, sin poder iniciar una carrera profesional.
Para el ex presidente de la Comisión de Boxeo de la Provincia de Panamá, el abogado Alberto Guerra, nuestro pobre rendimiento a nivel aficionado se debe a que los púgiles son preparados mayormente por entrenadores de boxeo profesional que a su vez reciben pagos de apoderados del box rentado.
“Estoy de acuerdo con algunos medios que señalan que en Panamá casi no hay boxeadores aficionados sino futuros peleadores profesionales en proceso de formación” señaló Guerra, añadiendo que los reglamentos y la técnica utilizada en un nivel no son tan similares al otro como aparenta.
Los jóvenes que observamos entrenando en los gimnasios de boxeo de Panamá crecieron admirando las hazañas de peleadores como Roberto Durán y otros de nuestros campeones mundiales; sin embargo, a nivel Olímpico no existe una figura modelo a seguir o imitar.
Lo anterior queda en evidencia con la decisión de Huertas de abandonar la selección nacional a pesar del reconocimiento e incentivos recibidos, que cambiaron su calidad de vida desde que peleó en Londres, los cuales incluyen el otorgamiento de una vivienda digna para él y su familia, que le fue entregada en noviembre de 2012.
Rocky Marciano, campeón peso pesado de Brockton, Mass., pelea contra el retador Don Cockel. San Francisco, Calif., 16 de mayo de 1955 |