AP7802161534-1
 Leon Spinks conecta con un gancho de derecha a Muhammad
Ali durante los últimos asaltos de su pelea de campeonato en
Las Vegas, 1978. (Foto AP, archivo)

Usualmente en el deporte, hay resultados inesperados, siempre hay quien logra vencer de manera contundente, a un inmensamente favorito adversario.

 

Por: Héctor Villareal

 

En el boxeo se hace referencia a resultados como el de James “Buster” Douglas sobre Mike Tyson, Leon Spinks ante Muhammad Ali y en Panamá particularmente se comentó mucho sobre las derrotas del legendario Roberto Durán ante desconocidos como Kirkland Laing o Pat Lawlor.

En este deporte, existe otro factor que hace que una victoria sorpresiva resalte más, y es cuando se logra poner fuera de combate al favorito con un solo golpe, aquello que muchos llaman “golpe de suerte”.

Entre los ejemplos más claros de los últimos años, se puede mencionar el contundente triunfo en dos asaltos del argentino Sergio “La Maravilla” Martínez sobre el estadounidense Paul Williams, quien le había vencido por puntos en su enfrentamiento anterior; y el más comentado de todos, el del mexicano Juan Manuel Márquez ante el filipino Manny Pacquiao.

Pacquiao y Márquez se habían enfrentado anteriormente en tres ocasiones, con resultados definidos por estrechos puntajes, ninguno de forma unánime; por lo tanto, la victoria de ninguno de los dos se podía calificar como sorpresiva.  Sin embargo, ningún experto se atrevió a vaticinar que alguno de ellos, y menos el más veterano, pudiera definir el combate con un solo golpe de manera fulminante.

Cuando el boxeador que conecta el golpe devastador es el que iba perdiendo la pelea por puntos, como era el caso de Márquez vs Pacquiao IV, es mayor la percepción de que tuvo “suerte” al anestesiar a su oponente.

«No tuve la suficiente precaución ante un rival nada fácil como ya ha demostrado en los 42 asaltos que hemos disputado desde el pasado 2004», comentó Pacquiao de 33 años. “Dominaba la pelea y le había alcanzado varias veces con golpes potentes en los dos últimos asaltos, pero buscaba el golpe definitivo y nunca pensé que yo fuese el que lo recibiese»  dijo a los medios tras recuperarse del peor knock out de su carrera.

En esa ocasión Márquez comentó que «sabía que Manny podía dejarme fuera de combate en cualquier momento, lo que sucedió es que lancé el golpe perfecto, que no fue solo producto de la suerte, sino de haberlo entrenado y trabajado durante mucho tiempo», explicó.

¿EXISTE?
Dentro y fuera del deporte existen quienes creen en la suerte y otros que sostienen que la misma no existe, pero todos debemos admitir que algunos logros no se consiguen solamente por las cualidades atléticas, habilidades técnicas, estrategias u otros factores sobre los cuales se puede tener control, sino también por algún error táctico o defensivo del adversario o una coincidencia de circunstancias.

ALGUNOS CASOS…
En el béisbol por ejemplo, un bateador se prepara físicamente y perfecciona la mecánica de su swing pero su promedio de bateo nunca va a ser perfecto y sus batazos dependen de que el envión del bate coincida con la ubicación de la pelota, la cual no siempre es la que el lanzador intenta darle.

En el baloncesto se ven a veces tiros desde la mitad de la cancha al final de un período o del partido y los mismos se realizan obligados por tener pocos segundos en el reloj y en muy pocas ocasiones son encestados.  No obstante, el jugador que anota desde esa distancia debe admitir la existencia de algún factor adicional a su puntería, habilidad o fuerza en sus brazos.

De igual manera un boxeador fortalece su cuerpo y aprende sus combinaciones, las cuales practica frente al saco, con sus compañeros de guanteo y hasta lanzándolas al aire en lo que se conoce como “boxeo de sombra”.

Aprender a combinar esos golpes en secuencias en las cuales cada puño que es lanzado al ataque debe retornar de inmediato a su posición defensiva, es algo de suma importancia para el boxeador y esa mezcla de mecánica, fuerza, velocidad y manejo de las distancias, aumenta sus posibilidades de lastimar al oponente.  En esos contactos siempre se depende de los movimientos que el rival realice voluntaria o involuntariamente.

Las repeticiones lentas de los videos de muchos combates demuestran que algunos boxeadores han conectado golpes fulminantes en momentos en que tenían los ojos cerrados, los párpados muy inflamados o el campo visual obstruido por un guante de su adversario.

El éxito en el deporte no siempre es el resultado de haber hecho las cosas bien así como el fracaso tampoco es consecuencia exclusiva de un error cometido.  En una intensa disciplina de contacto como el boxeo, se debe entrenar al máximo, como si la suerte no existiera.