Manny Pacquiao, derecha y Timothy Bradley durante su pelea por el título WBO mundial de peso welter en junio de 2012. Las Vegas. |
Me refiero a las decisiones o fallos de los jueces, de los cuales muchos resultan polémicos, desacertados e incompatibles con el espectáculo ofrecido por los peleadores durante el combate…
Por: Héctor Villarreal
Comentarista Deportivo
En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española aparece más de un centenar de palabras homónimas, aquellas que se pronuncian igual, pero tienen un significado diferente.
Dentro de las mismas existen las homógrafas, que además de sonar igual tienen exactamente la misma escritura.
Tal es el caso de la palabra FALLAR a la que se le atribuyen dos definiciones distintas:
- FALLAR: Emitir un fallo. Decidir, determinar un litigio mediante sentencia de un juez o tribunal.
- FALLAR: No acertar o equivocarse.
En el boxeo profesional son cada vez más frecuentes las ocasiones en que estas dos palabras aparentan tener en común algo más que el sonido y la escritura, es decir, parecieran una sola y que se fusionan ambos significados.
Me refiero a las decisiones o fallos de los jueces de los cuales muchos resultan polémicos, desacertados e incompatibles con el espectáculo ofrecido por los peleadores durante el combate y con la percepción de la mayoría de los espectadores, ya sean expertos o no en el análisis técnico de este deporte.
El más notable de los casos recientes es el de la muy publicitada disputa entre el filipino Manny Pacquiao y el estadounidense Timothy Bradley realizada el 9 de junio en Las Vegas, Nevada, considerado por varios especialistas como una de las tres peores decisiones de la historia del boxeo.
El debate sobre el sistema de puntuación utilizado en el boxeo profesional vuelve a cobrar vigencia cada vez que esto ocurre en un pleito de los que se televisan a muchos países del mundo y las discusiones se van diluyendo poco a poco hasta desaparecer sin dejar soluciones, correcciones o cambios.
NO SOLO OCURRE EN LAS VEGAS
Mientras esperamos a que ocurra otra situación similar que vuelva a encender la polémica a los niveles más altos, son muchos los fallos injustos que siguen perjudicando día a día a los jóvenes atletas y al pugilismo en el mundo entero.
Para el boxeador panameño Humberto «El Chino» Peña, estas decisiones afectan más de lo que los jueces o las autoridades perciben. «Uno es el que se levanta a correr de madrugada, hace dieta para cumplir con el peso y acude al gimnasio al mediodía a dar y recibir golpes en las prácticas para que los jueces solo vengan la noche de la pelea, se sienten y se equivoquen sin sufrir las consecuencias» dijo Peña, de solo 20 años, quien en las dos últimas de sus 20 peleas profesionales se ha visto perjudicado por decisiones injustas en Argentina y en Panamá.
«En Argentina tardé menos en resignarme y aceptar la decisión localista, pero en mi propio país me dolió más» agregó Peña.
INFORMAR LA PUNTUACIÓN
El presidente de la Comisión de Boxeo Profesional, Alberto Guerra, admite que dicha entidad está urgida de depurar su cuerpo de oficiales, jueces y árbitros a la mayor brevedad e impulsa la iniciativa del Concejo Mundial de Boxeo de informar la puntuación oficial cada cuatro asaltos, pero solo a los boxeadores y los miembros de sus esquinas, más no al público o los medios de comunicación.
«El boxeo es el único deporte en que el atleta no puede ver un tablero de anotación para saber si va ganando o perdiendo. En el baloncesto, béisbol o el fútbol, por ejemplo, los competidores y sus técnicos se basan en la anotación para hacer los ajustes ofensivos y defensivos» sostuvo Guerra, agregando que «hay que tomar en cuenta que la expectativa y el suspenso que involucra esperar a que se lea la decisión es parte de la emoción y la esencia de este deporte».
¿QUIÉNES SON LOS JUECES?
Según el artículo 159 del reglamento de la Comisión de Boxeo de Panamá, para solicitar ser miembro del cuerpo de jueces y árbitros solo se requiere ser mayor de edad, poseer un nivel de escolaridad medio (bachillerato), presentar un examen médico actualizado y ser una persona honorable. Si cumple con estos requisitos, el aspirante debe someterse al curso de entrenamiento dictado por la Asociación de Jueces y Árbitros, actualmente presidida por Ignacio Robles, quien sostiene que «quienes tienen la decisión final de nombrarlos son los comisionados y no nosotros los jueces».
Pero lo más importante no es de dónde vienen los jueces, sino adónde deberían ir si emiten puntuaciones que no se ajustan a lo ocurrido sobre el entarimado. Siendo pocos y muy básicos los requisitos que hay que cumplir para ser juez o árbitro, la comisión debería tener una larga lista de aspirantes para sustituirlos ya que, o no asimilaron las enseñanzas del curso o, lo que es peor, no han demostrado ser honorables.
¿INCAPACIDAD, INTERESES O MALA INTENCIÓN?
Dependiendo de a cuál de los cuatro grandes organismos rectores del boxeo pertenezca, un juez recibe como pago entre mil trescientos ($ 1,300) y mil quinientos ($1,500) dólares por anotar una pelea de campeonato mundial que puede terminar antes de los doce asaltos, incluso en el primero. El promotor u organizador de la cartelera cubre los gastos de hospedaje, transporte y alimentación de todos los oficiales desde la ciudad donde residen hasta la sede del combate.
Esta compensación económica, comparada con el esfuerzo que realizan, aparenta ser suficientemente atractiva, aun para aquellos que solo son llamados una o dos veces al año a anotar pleitos titulares y con ello se busca minimizar las probabilidades que sean tentados a favorecer a uno u otro contendiente.
Más allá del pago que reciben está el respeto de cada juez a su propia imagen y honorabilidad, por lo tanto hay que asumir, a menos que alguien tenga pruebas de lo contrario, que las malas decisiones son producto de errores, mala apreciación o interpretación del desempeño de cada peleador o incapacidad del juez para seguir ejerciendo esa función.
REACCIONES DE LAS AUTORIDADES
Francisco Valcárcel, presidente de la Organización Mundial de Boxeo, cuyo título del peso welter disputaron Bradley y Pacquiao, ordenó la revisión de la grabación del combate por parte de otros cinco jueces internacionales pero advirtió de antemano que el resultado de esta evaluación no implicaría revocar el fallo, ya que esto no es permitido por el reglamento de esa entidad y lo que podía hacer era aportar argumentos para ordenar una revancha directa, lo cual, en este caso, no era necesario, pues la misma estaba previamente aceptada en los contratos firmados por Pacquiao y Bradley con la empresa Top Rank, promotora de ambos.
Los cinco jueces convocados por la OMB vieron ganar a Pacquiao, pero Valcárcel señaló que este ejercicio no deja en duda la honestidad de los jueces Duane Ford y JC Ross, quienes otorgaron a Bradley la decisión dividida.
Como suele suceder en estos casos, las entidades mundiales se escudan en el hecho que en el estado de Nevada es la Comisión local la que nombra los jueces y no son los organismos, en este caso la OMB, los que pueden decidir que un juez de Las Vegas no vuelva a participar en uno de sus combates titulares.
A petición del promotor Bob Arum, la Procuraduría de Nevada llevó a cabo una investigación del combate la cual concluyó con el pronunciamiento de la Procuradora General Catherine Cortez Masto, quien dijo no haber encontrado hechos o pruebas que indiquen que se produjo una violación criminal o un acto delictivo.
CONSECUENCIAS Y ALTERNATIVAS
Un posible pleito de desquite contra Bradley o un cuarto enfrentamiento con el mexicano Juan Manuel Márquez parecen las opciones más probables en el futuro inmediato de Manny Pacquiao, disminuyendo las posibilidades de que se produzca su muy esperado choque contra Floyd Mayweather Jr.
El mundo tendrá que seguir a la espera de la pelea más solicitada de los últimos años y peor aún, esperando que las autoridades del boxeo asuman su responsabilidad de mejorar el sistema de anotación o la eficacia de los hombres y mujeres que ejercen el delicado papel de juez para disminuir el riesgo que continúen «fallando» en todos los sentidos de esta palabra.