Enfocarse en fortalecer las categorías menores ha sido fundamental en el desarrollo de este deporte en territorio nacional.
Por: Isaac Castillero Wilson
Fotos: Ricardo Tuñón
¡Talentos en formación! Colorido espectáculo, con gradas repletas en un ambiente familiar y toda una exposición competitiva en el terreno de juego, sin duda, hacen del Flag Football Femenino en Panamá el deporte del momento, pero ¿Cuál es el clave?, es la interrogante ante lo demostrado.
La historia de esta disciplina se remonta a la segunda guerra mundial, donde los soldados, ansiosos por jugar football, hicieron ajustes para no sufrir golpes. Fue así que con un trapo guindado en su cintura, se creó esta modalidad. A Panamá llegó bajo la influencia de los Estados Unidos que residía en la zona del canal, pero en 2001 con la iniciativa de Carlos Cohen, Edgar Kinkead (q.e.p.d.), Gerardo Valderrama y Joseph Harrington se jugó la primera liga (Femenina).
Los resultados son producto de una trayectoria que se remonta a 2003, cuando formalmente la LIFFF (Liga de Flag Football Femenino) organización más grande y estructurada que existe en suelo patrio decidió implementar el deporte.
Amor por el Flag
Bajo la perspectiva de aumentar la participación y mejorar el nivel de la LIFFF, que actualmente es presidida por Eric Espino, se optó por activar las categorías juveniles, que a su vez han sido parte vital en la evolución de la organización.
“Nos percatamos de la necesidad de crear los semilleros para el beneficio de la actividad en general. Los resultados han sido bueno, pues jugadoras que hoy son selección nacional como: Melissa Montero y Luciley Díaz formaron parte del proceso juvenil”, expresó Aníbal Samudio, quien es el encargado de todas las categorías menores.
Igualmente, explicó que los objetivos a cumplir van más allá de lo deportivo, “Buscamos ser el espacio de sano esparcimiento entre las jóvenes. Aquí no excluimos por clase social, peso o no poseer todas esas habilidades técnicas. Fomentamos el espíritu deportivo, bajo la disciplina, compañerismo, confianza y respeto, con el fin de que sean ciudadanas de bien”, añadió el también coach de los representativos nacionales.
Los distintos entrenadores se rigen bajo el código de ser facilitadores de manera integral para con sus dirigidas, por lo que su rol trasciende en ocasiones a ser orientadores en los estudios, en su comportamiento y demás, aparte de todas las enseñanzas impartidas, con tal de potenciar toda esa riqueza técnica que ofrecen las nuevas generaciones.
Correr, pasar y recibir a todo dar
La competencia en estos niveles se da casi todo el año, con los torneos Sub-13 (noviembre a febrero con ocho equipos), Sub-17 (febrero a junio con 20 participantes), siendo la liga más grande y fundadora, y el Sub-15 (agosto a octubre con 18 conjuntos), todas bajo la modalidad de ocho vs ocho.
En total son más de mil 500 jugadoras (entre 20 y 30 jugadoras por equipo) provenientes de representaciones de colegios y equipos abiertos. Entre ellos, las Escuelas Oxford con los Vikings como el conjunto más antiguo, Balboa Academy con las Dragons, vigentes campeonas en Sub-13 y sub-15, Las Esclavas que recientemente se activó en las distintas categorías, así como participantes independientes como las Phoenix que son las mejores del 2015 en la Sub-17 y de áreas como Brisas del Golf, Villa Lucre, Tocumen, Arraiján, entre otros.
Final de AYF el sábado en estadio Balboa |
Las jornadas son disputadas los sábados y domingos desde las 8:00 a.m. hasta pasada las horas del mediodía en los Estadios Luis Ernesto “Cascarita” Tapia y el Maracaná con colaboración de Pandeportes.
Entre los resultados importantes, destaca los fogueos internacionales, al participar en el Flagtex 2014, en Texcoco, México, donde el seleccionado Sub-17 se ubicó tercero de 48 equipos. En abril del presente año se compitió en el Torneo Amistad (Panamá-México) de Baja California a nivel Sub-15, ubicándose entre las cuatro mejores. A final del 2015 se tiene programado volver a ver acción en Texcoco.
Los costos de inversión para una temporada (todas las categorías) oscila entre los $25 mil, que incluye una serie de gastos (arbitraje, estadios, paramédicos e indumentarias), aunque eso varía de la cantidad de equipos que participen, y la tónica es que ha ido en crecimiento. Mucho de esto tiene que ver con el apoyo de los padres y la estrategia de involucrar a patrocinadores que han dado su respaldo, sin descartar a los medios de comunicación como: TeenSports, Sports & Health, TVMax y más, que difunden lo sucedido.
Vale mencionar, que el flag football a nivel juvenil se practica en diferentes provincias del país, como lo son: Coclé, Veraguas, Herrera, Chiriquí, Bocas Del Toro y Colón, con torneos y ligas propias respectivamente. Además, existen otras organizaciones en ciudad capital que cuentan con sus propios torneos, como es el caso de la Liga Kiwanis y American Youth Football, aunque ambas centran sus objetivos principalmente en el football americano.
Los avances han sido notorios, y pensar que en sus inicios el panorama tuvo críticas por parte de ciertos sectores, al alegar que no era el deporte más apropiado para chicas. Ante ello, la LIFFF ha hecho saber que el flag es una disciplina de poco riesgo a diferencia de otros, al explicar que casi no hay contacto y como cualquier otro deporte existe lesiones cotidianas, esquinces o golpes producto del juego, sin obviar que se toman medidas (uso de protector bucal, nada de prendas y demás) y que se cuenta con las atenciones médicas en cada jornada.
Por lo que, los atributos puestos en escena van desde reflejos rápidos, bloqueos, largas y cortas corridas, movimientos acrobáticos, jugadas trabajadas y más de los que algunos piensan que jugar flag demanda un gusto por el contacto físico desmedido cuando todo se resume a que una jugadora es detenida al removerle una de dos banderas que cuelgan de su cintura.
De momento las emociones se concentran en la categoría sub-15 que iniciará el 22 de agosto en el estadio Maracaná con su tercera temporada y donde las expectativas de la contienda apuntan por lo alto, al contar con el respaldo de los padres, patrocinadores, promovedores y el talento impuesto por las jugadoras.