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Construcción del Estadio Beira-Rio en Porto Alegre, Brasil,
12 de diciembre 2013. Cinco partidos de la Copa Mundial
de Fútbol 2014 se jugarán en el estadio. (AP Photo /
Fernando Ostrop)

A la FIFA le ha costado disimular su exasperación ante los problemas de Brasil para la preparación del Mundial de este año, pero el órgano rector del fútbol no puede decir que no vio las advertencias

Por: José Miguel Domínguez F.

 

 

Las señales de peligro estaban claras en 2007, cuando Río de Janeiro tuvo problemas para organizar los Juegos Panamericanos, un evento relativamente menor en términos deportivos globales.

El exceso de costos, una expansión del metro que nunca se materializó y constantes retrasos y problemas en la construcción de los escenarios de competencia, muchos de los cuales fueron terminados a último minuto, deberían haber hecho sonar las alarmas en Zúrich.

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Avances de la ampliación  del estadio conocido como arena
da baizada, brasil el pasado diciembre 2013. Cuatro partidos
de la copa mundial del fútbol 2014 se jugaran en este estadio.

Sin embargo, apenas tres meses después, Brasil, el único candidato bajo un sistema de la FIFA de rotación del torneo por los continentes, se llevó la organización del Mundial 2014, casi sin oposición.

Las preguntas sobre la dilapidada infraestructura de Brasil, los problemas sociales, el crimen y la violencia fueron dejadas de lado en medio de elogios al país por sus conquistas dentro del campo de juego.

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En los seis años y medio que pasaron desde entonces, con la organización del Mundial ocurrió casi lo mismo que con la preparación para los Panamericanos.

Sin poder hacer mucho, la FIFA ha visto cómo los organizadores han incumplido los plazos, ignoraron los presupuestos originales y recortaron proyectos de infraestructura que hubieran dejado un legado del torneo.
En un ejemplo reciente, la FIFA advirtió en mayo que los 12 estadios del Mundial deberían estar terminados para finales del año pasado y que no se tolerarían los retrasos.

AP189527091121AL ESTILO DE BRASIL

Sin embargo, cinco estadios no cumplieron con el plazo y la FIFA no hizo nada. Cuando Sudáfrica organizó el M undial cuatro años atrás, la FIFA se involucró más en el proceso, presionando a los anfitriones cuando se demoraban las tareas. Brasil, sin embargo, hace las cosas a su gusto, de una manera que pocos imaginarían, especialmente considerando que la FIFA sobrevive en buena parte de los recursos de los Mundiales.

La FIFA quería entre 8 y 10 sedes para reducir los problemas logísticos, sin embargo accedió a que Brasil utilice 12.

Los organizadores locales, luego decidieron que las selecciones viajarán por el extenso país en vez de jugar los partidos de grupo en una única sede, aumentando los problemas logísticos.

La FIFA ha amenazado periódicamente y criticado a los anfitriones, para luego dar marcha atrás ante las predecibles reacciones de indignación desde Brasil, que se enorgullece de ser “el país del fútbol”.