Zinedine Zidane, jugador retirado de la selección de Francia, se destacó por sus pases y sus tiros de lejos. |
Es una frase trillada, pero es bueno saber y tener claro que no se trata de suerte.
Por: Rubén Villegas
Orientador
Vemos con asombro jugadas imposibles, como sacadas de un capítulo de supercampeones, en su mayoría realizadas por jugadores de los equipos que sabemos que pronto alzarán una copa y darán la vuela olímpica.
Tiros muy lejanos y sin ver, pases al hueco solo hechos por genios como Zidane o el Diego, jugadores que desarrollan la velocidad de un Bolt en los minutos cumbres de un partido, goles olímpicos, autogoles absurdos y mucho más.
Lo vimos con el Once caldas en 2003, la LDU en 2008, el Man U del 99, los red Sox de 2004, los Marlins de 2003, los Yankees, el Barsa, La Juve de los 90’s, el Milán de los 80’s,La Vinotinto los últimos 10 años y José Mourinho, por solo citar algunos.
Es actitud
Podríamos sacar una conclusión simple y decir que fue suerte. Pero ¿Por qué siempre les sucede a los mismos equipos y a los mismos jugadores? ¿Por qué ocurre en las mismas circunstancias?
La respuesta es sencilla, pero muy compleja de comprender. No es suerte, es actitud de ganador. Es el deseo de ser relevantes, de sobresalir, de hacer algo especial al menos una vez en la vida. Ese empuje único que nos hace sentir héroes, no importa si es un torneo de pelotica de goma por Play Station o el Mundial.
Eso no lo tiene cualquiera. Es una mezcla poderosa que incluye amor propio, pasión, entrega, identidad, sentido de pertenencia, adrenalina y definitivamente desear la victoria como si fuera la única opción de ser felices.
Y quizás con eso no bastaría. También es necesario saber con toda seguridad que tienes todo el derecho a ser grande y que está dentro de ti esa decisión.
Debes tener claro que no es cuestión que los demás te alienten o la tribuna te insulte. Es creer que sí puedes, que te lo mereces, que ser grande no es algo que te otorga nadie. Eso es algo con lo que naciste y que solo es cuestión de creérlo y ejercerlo en todo lo que haces.
Cambio de mentalidad
Ahora bien, para lograr este cambio de mentalidad, también es necesaria la inclusión de individuos dispuestos a lograrlo. Gente dispuesta a vivir el cambio y enfocarse en objetivos concretos. Personas comprometidos con el éxito como estilo de vida.
Está la obligación, como instituciones deportivas, de promover el logro. Urge entonces un cambio radical de mentalidad. No hablo de crear falsas expectativas con palabras bonitas ni lugares comunes. No estoy redactando un libro de autoayuda.
Hablo de que los jugadores se la crean, que comprendan que sentirse grande no tiene que ver con el valor de su ficha ni su salario. Tiene que ver con lo grande que se sienta cada uno como ser humano. De las cosas que merece vivir. Con ser un líder victorioso y no un líder sobreviviente.
Sentirse el ‘elegido’ para reescribir la historia y tener algo grande que contarle a sus nietos. Contagiarnos de ese sentimiento de triunfo que nos regaló la selección nacional y permitirnos soñar. Para eso no fue necesario comprar jugadores, pero fue obligatorio darles una nueva autoestima a los que ya estaban. Y las victorias y hazañas llegaron.
No les pido a los jugadores que se sientan bien, aunque no les paguen correctamente su quincena o trabajen en condiciones incómodas. Solo les pido un cambio desde adentro a jugadores, directivos y seguidores. Un cambio de actitud mediocre a actitud de victoria. Esa actitud triunfadora que hace que los milagros ocurran y que ‘la suerte del campeón’ por fin llegue y nunca nos abandone.