Por: Rubén Villegas
Orientador
Twitter: @RubenDVillegas
Soy partidario de la idea que hemos avanzado enormemente en tecnología, pero moralmente arrastramos errores y conductas del pasado.
Los seres humanos somos sectarios por naturaleza. Nos gusta sentirnos parte de un grupo, ser selectivos con los nuestros y tener ciertos criterios de exclusividad. Cuando este sentimiento llega a los extremos, ocurren fenómenos lamentables como la xenofobia y el racismo. Y cuando lo vemos en espectáculos de masas como el deporte profesional, no podemos dejar de asombrarnos de lo infinita que puede ser la ignorancia y la estupidez humana.
No es un fenómeno reciente. Es muy conocido el boicot que hicieron muchos jugadores de grandes ligas a la idea de que Jackie Robinson hiciera su debut con los Dodgers de Brooklyn, así como leyendas como Ty Cobb que nunca ocultaron su desprecio por las personas de raza negra. Incluso, hubo un narrador de los San Francisco Giants que, cuando un jugador latino se ponchaba, decía: «Send him back in a banana boat!» (regrésenlo en un bote bananero). Quizás pensaba que era gracioso su comentario. En esos tiempos era considerado algo normal y socialmente aceptado. En ese sentido, la MLB se ha quedado atrás en la lucha contra la discriminación de las minorías, un campo donde la NBA y la NFL han tomado amplia ventaja.
Roberto Carlos
No obstante, buscamos crecer como civilización y adoptar conductas que mejoren la calidad humana, debe ser el norte de todo lo que hacemos. Es alarmante ver como desde las gradas se busca desmoralizar o desconcentrar al rival con expresiones altamente ofensivas sobre su religión, nacionalidad o color de piel. Es de recordar el incidente donde a Roberto Carlos le lanzaron bananas cuando jugaba con el Anzhi de Rusia.
Multas
En diferentes ligas de fútbol del mundo se han multado a equipos cuyas fanaticadas se desbocan con estos insultos, como recientemente se hizo con Juventus y Chacarita de Argentina. También las sanciones contra jugadores que han caído en estas bajezas han sido contundentes como la del famoso incidente entre Luis Suárez y Patrice Evra; o la conducta de Jhon Terry en la Premier League de Inglaterra; y en la Serie A italiana, con el famoso gesto del saludo facista de Paolo Di Canio cuando militaba con la Lazio.
Valores
Sería injusto hablar de sociedades o países con alta tendencia al racismo, recordemos que la generalización es una de las bases del problema que planteo acá. Por el contrario, sostengo que es un problema de individuos, de personas cuya formación y valores fueron distorsionados para provocar una visión bizarra del mundo, donde la superioridad como humanos depende de cosas tan superfluas como los pigmentos de la piel.
Es nuestro deber como sociedad afianzar visiones positivas de integración desde las familias, las escuelas, los institutos deportivos y culturales; en fin, todos aquellos espacios donde se forman opiniones, donde se consolidan visiones compartidas y se forman a los ciudadanos del presente y del mañana. Las sanciones son necesarias, pero nunca son suficientes ya que lo que hacen es controlar y reprimir. Solo creceremos como sociedad cuando la tolerancia, el respeto y la inclusión se den de manera voluntaria y no de forma impositiva por leyes.