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La máxima cita del béisbol nacional, tiene todos los años un tema polémico que capta  la atención. El 2010 no fue la excepción, al contar con un nuevo reglamento aprobado por las 11 ligas provinciales, que permitía en la alineación de cada equipo a un segundo jugador extranjero.

La nueva norma apostó por un mejor espectáculo; 21 peloteros extranjeros se presentaron con la modalidad de refuerzo, (12) dominicanos, (4) venezolanos, (4)  colombianos y (1) cubano. A excepción de Anderson Mejía, Yesid Salazar y Dírimo Chávez, el resto de los jugadores fueron lanzadores.

Menos dominantes

La temporada 2010 no fue la más exitosa para los tiradores internacionales, en comparación con sus primeras dos campañas  en la pelota criolla, intuyéndose que el nivel de los bateadores locales ha mejorado.

Un convencido de esta idea es el presidente de la Federación Panameña de Béisbol, Franz Wever, quien afirmó que la inclusión de jugadores foráneos ha resultado positiva.

«Este año no les ha ido bien, nuestros peloteros han tenido una mejor preparación, en las últimas competencias donde ha participado Panamá, ningún lanzador pasa a un panameño con una recta a 90  ó 94 millas, eso quiere decir que estamos jugando a un mejor nivel y esperamos seguir evolucionando», agregó Wever.

El mejor

Sin duda,  uno de los más destacados de la campaña fue el serpentinero dominicano Juan «Curva » De León con la novena de Panamá Metro quien por tercera temporada consecutiva, lució intratable en el montículo.  Una pieza clave en la rotación del mánager Cristóbal Girón.

«Curva» De León tuvo el mejor rendimiento durante el certamen al acumular 10 victorias y 2 derrotas,  con 115 ponches en 101 entradas.  Otro lanzador que marcó la diferencia con Chiriquí por su dominio, fue el Grandes Liga Roberto Novoa.  Su  primera temporada en el baseball mayor panameño terminó con foja de 7-1 y 83 chocolates en 73.1 episodios.

El logro más interesante del torneo, lo obtuvo Carlos Álvarez de Panamá Oeste, al convertirse en el primer serpentinero extranjero en lanzar un partido sin hit ni carrera en campeonatos nacionales.  Trabajó 9.0 entradas y recetó 20 chocolates, en la victoria de Panamá Oeste 4 por 0 sobre Darién.

Todo un dilema…

Desde un inicio la participación de jugadores foráneos tuvo opiniones encontradas, algunos indican que le quitan la oportunidad a nuevos valores y otros expresan que es una manera de llevar un espectáculo más atractivo a los fanáticos, al contar con jugadores de mayor nivel.

Conocedores del tema alegan que comercialmente el torneo ha sido un éxito pues el público que se había alejado de los estadios ha vuelto. Sin embargo, esta vitrina de lujo de la pelota panameña está exhibiendo un falso desarrollo en el aspecto técnico, lo que se ve reflejado en la limitada producción de lanzadores criollos en los últimos años.

Los refuerzos son un arma de doble filo, por un lado fortalecen a los bateadores y por otro le cierran la puerta a los serpentineros nacionales.

El estratega campeón 2010, Cristóbal Girón lo ve de otra manera: «Realmente  la presencia de los jugadores extranjeros ha hecho que el béisbol en nuestro país tenga un ascenso de nivel, esto ha obligado a nuestros atletas a prepararse  mucho mejor en la temporada muerta para estar en óptimas condiciones para el Campeonato  Nacional».

Comentó además, que esto obliga a los técnicos a estudiar más cada encuentro y mejorar la táctica y la técnica de juego. «Este año se vio el torneo más competitivo de la historia y eso es parte a la preparación de los muchachos.  En los primeros años los lanzadores extranjeros dominaron con claridad, este año no ha sido muy parejo», indicó Girón.

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Una gran interrogante es cuánto representa para cada liga traer estos jugadores de buen nivel.

Según una fuente ligada a esta actividad, las novenas pequeñas como Oeste, Colón y Occidente, contratan jugadores por entre $3,000 y $5,000.  En el caso de Chiriquí, Panamá Metro y Veraguas, que han traído a ex Grandes Ligas los costos pueden  estar entre $8,000 y $20,000 por temporada.

Valor: En la finalizada campaña, se produjo un acto bochornoso en partido entre Herrera y Los Santos, donde el extranjero Willie Lebrón y el panameño Earl Agnoly iniciaron una considerable trifulca en terreno de juego.