Varios fines de semana al mes, Iván Paz cambia sus ropas cotidianas por un uniforme de camuflaje, se calza unas botas y parte hacia la selva. Ya en el lugar, se equipa con una «pistola» repleta de bolas de pintura y se une a «Las ratas de alcantarilla».
Por: Itzel Juárez
Este no es un comando especial ni nada por el estilo; es un grupo de panameños que practica el woodsball, una de las modalidades del paintball que se juega en Panamá. Y no son los únicos. Hombres, mujeres y hasta niños conforman otras agrupaciones del woodsball local, como WarrDogs, Stratego, los centuriones de Colón o los Espartanos de La Chorrera.
Los que no desean jugar al aire libre o quienes no pueden trasladarse lejos de la ciudad, disfrutan de una alternativa citadina: el speedball. Esta es otra modalidad del paintball que se juega en centros de entretenimiento como en el Bunker o Parking.
África, ganado, deporte
¿Qué tienen que ver con el paintball? El paintball fue inventado por dos amigos que se fueron de cacería al África. Al retornar de su aventura, ambos deseaban replicar las emociones vividas e idearon un juego para acecharse. Sin embargo, su juego no estuvo completo hasta que otro amigo en común les mostró, en un catálogo agrícola, unas armas de bolas de pintura, usadas por granjeros para marcar el ganado. Los amigos compraron sus «armas» e iniciaron el juego, que es considerado la primera partida de paintball del mundo.
Hoy, esta actividad, que ya es considera un deporte por muchos y que ya cuenta con equipos diseñados para tal fin, hace vivir a miles de personas intensas emociones. Justo eso fue lo que enganchó a Iván en la actividad. Desde el primer día que lo invitaron a un partido disfrutó de la adrenalina sentida al planificar y ejecutar las estrategias, y de la sensación de estar «como en una película de guerra».
¿Juego de guerra?
Iván y otras personas que lo practican me aseguran que no es así. Se vive mucha adrenalina y acción. Pero, hasta allí. Pasados los partidos, los grupos conviven y disfrutan de gran camaradería entre ellos. Además, para participar, todos deben acatar las reglas, fundamentales para alcanzar el objetivo de la partida y para que sus equipos puedan salir victoriosos.
Y, ¿cuál es el objetivo de la partida? Se define antes de cada encuentro. A veces optan por capturar una bandera en la base contraria. Otras veces, localizan una que esté oculta y la llevan a un sitio neutral. También juegan a eliminar a la mayor cantidad de miembros del equipo contrario con marcas de pintura, localizar a un rehén, y más. El equipo que logre el objetivo en la menor cantidad de tiempo y/o con menor cantidad de bajas, gana.
A favor de la seguridad
En los grupos locales se inculca el respeto y el temor a las armas, ya que se aprende el daño que pueden hacer. El impacto de las bolas de puntura en la piel es fuerte y deja hematomas. Por eso, cada marcadora o arma se trata con respeto.
En los centros de juego se requiere que los jugadores usen ropa gruesa, que les proteja la piel. También usan cascos y lentes que cubran toda la cara inclusive las orejas, botas o zapatillas.
Bien organizado
Grupos como «Las ratas» anuncian sus actividades en Facebook, a través del sitio: Stratego Paintball Panamá. En ese sitio, ellos y otros grupos colocan las propuestas para sus juegos, que suelen ser cada 15 días. Los interesados se inscriben y luego se decide la fecha para la actividad.
Estos grupos, dentro de su modalidad de woodsball, cuentan con puntos fijos para jugar en Villalobos, Pedregal, que es el campo de Stratego; en La Loma de La Chorrera, que es el campo de «Las ratas»; y en un campo en Colón, en Madden, que pertenece al Búnker.
Hace poco inauguraron un campo nuevo, que es la casa de los WarrDogs, también en Pedregal. Estos sitios son acondicionados por ellos mismos, con obstáculos, banderas y sitios para ocultarse, elementos que hacen cada partida aún más emocionante.