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La actividad física moderada es beneficiosa para el crecimiento de niños y jóvenes.

Por Fernando Revuelta – Atleta del Team SAUCONY
www.runninginpanama.blogspot.com
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En mayo de 2006, una noticia sacudió con fuerza en todos los medios de comunicación. Buddhia Singh un niño hindú de tan solo 4 años colapsó y caía al suelo desplomado después de correr en su país natal por una distancia de 65 kilómetros en poco más de 7 horas. La historia del «niño prodigio del maratón» conmovió al mundo entero y encendió la discusión sobre el peligro y si es ético permitir este tipo de esfuerzos a edades tan tempranas.

La odisea de Buddhia

Nacido en India en el 2002, en un barrio marginal dentro una familia sin recursos, desde muy joven comenzó a sufrir de maltrato y abandono, llegando a ser vendido por su propia madre por una suma aproximada de tan solo $10.00. Un entrenador deportivo lo tomó bajo su teórica «protección» como su padrastro, y comenzó a entrenarlo bajo durísimas condiciones con jornadas de hasta 10 horas. Cuando Buddhia no cumplía con lo programado por su padrastro, este le castigaba dejándolo sin comer y con maltrato físico.

A la edad de 4 años Buddhia ya había logrado completar 48 veces la distancia de maratón, y generaba algunos ingresos que obviamente controlaba su padrastro. Por mucho que éste último intentó justificar que solo estaba ayudando a Buddhia para que alguna vez fuera un campeón y escapara de la miseria, las autoridades hindúes no lo aceptaron y bajo la presión de las asociaciones de derechos humanos y defensa del niño, prohibieron a Buddhia seguir corriendo semejantes distancias. Al día de hoy, Buddhia Singh cursa feliz sus estudios en un centro bajo la protección del Estado y sigue con su práctica deportiva pero a niveles adecuados a su joven edad.

¿Puedo correr con mis hijos?

Lo ocurrido con Buddhia es un caso extremo y con solo aplicar el sentido común queda claro que es una barbaridad. Pero cada vez hay más niños que se incorporan al mundo del running muchas veces siguiendo los pasos de sus padres que ya están desarrollando la actividad. ¿Es recomendable que participen en competencias?, ¿Qué edad es la adecuada para iniciar?, ¿Qué distancias son las máximas recomendables? Los resultados de estudios y las opiniones de expertos no son unánimes en responder estas cuestiones, pero sí hay consenso en ciertos aspectos. Lo primero es que no hay duda de que durante la niñez, pubertad y adolescencia el cuerpo está en crecimiento y pleno desarrollo, por lo que no es recomendable grandes esfuerzos.

Un consumo excesivo de calorías, aunado a una deficiente alimentación, tendrá de seguro un efecto negativo en el desarrollo de la musculatura y la fortaleza del sistema óseo. En segundo lugar, es totalmente aceptado que la actividad física moderada es beneficiosa para el crecimiento de niños y jóvenes, sobre todo si es variada y comprende varias disciplinas. También está probado que niños y jóvenes por estar en fase de desarrollo se aclimatan más lentamente a las variaciones de temperatura, ya que pierden menos calor por sudar menos que un adulto. Los padres deben tener mucha vigilancia con la hidratación y las horas en que sus hijos vayan a realizar la práctica deportiva.

De lo anterior se puede afirmar que no hay ningún problema en que -si es por propia voluntad y sin presión excesiva de los padres- un niño o joven pueda practicar y competir en carreras atléticas, si bien limitando tanto la distancia como el ritmo. Como normal general, los niños hasta 8 ó 9 años no deberían realizar carrera continua superior a 2 kilómetros, ni repetir más de 2 ó 3 sesiones de entrenamiento a la semana. Con 11 a 12 años, ya en la pubertad, se puede ampliar la carrera a 3-4 kilómetros, llegando a los 8 kilómetros a los 16 años. A estas edades es mucho más importante que los niños y jóvenes adquieran buenos hábitos físicos y conceptos de técnica de carrera, que acumular kilómetros sin sentido.

De adolescente a máster

Se considera que la capacidad para desarrollar la velocidad en un atleta se alcanza en un 95% a los 17 años, en un 100% a los 23 años y a partir de los 25 años comienza a decrecer. Según las últimas tendencias entre entrenadores de alto rendimiento, un atleta por regla general no debería participar en la distancia de media maratón de 21 kilómetros hasta no cumplir precisamente la edad de 21 años. En la horquilla de 25 a 30 años, el atleta de fondo debería llegar a su madurez y obtener el mejor rendimiento de toda su carrera deportiva al contar todavía con una buena velocidad, aunado a una base de capacidad aeróbica que ya habrá tenido tiempo de desarrollar.

Entre los 30 y los 50 años, lo principal para el atleta más que intentar mantener una velocidad de carrera que definitivamente va a ir perdiendo, es cuidar su organismo y darle el descanso adecuado para evitar en lo posible el riesgo de lesiones. Hay un dicho y es que»un corredor veterano no lo es si no está lesionado». Y es que aunque no se trate de lesiones incapacitantes, el atleta máster se deberá acostumbrar en muchos casos a vivir con diferentes problemas de tipo muscular, articular, y tendinoso originados por los largos años de entrenamiento y competencia, intentando que dichas molestias no se conviertan en crónicas y obliguen finalmente al abandono de la actividad deportiva.

Pasar la barrera de los 50 años en ningún caso significa dejar de ser competitivo. A modo de ejemplo, el español Sergio Fernández obtenía hace solo unos meses el récord del mundo en 10,000 metros para la categoría de 55 años con un impresionante registro de 32.15. Por su parte, el italiano Marco Olmo continúa luchando por puestos de privilegio en muchas de las ultramaratones en que participa a pesar de sus 62 años, habiendo ganado de manera consecutiva dos ediciones de la prestigiosa Ultra-Trail du Mont Blanc con 160 kilómetros de recorrido cuando contaba con 58 y 59 años de edad.

Abuelos corredores

Llegar a la tercera edad no supone actualmente una fecha límite para tener que abandonar la práctica deportiva. Muy por el contrario, continuar realizando actividades como el running ayuda a mantener en mejores condiciones tanto el sistema cardio-respiratorio como el muscular. Por este motivo, cada vez es más frecuente ver atletas de 65 años o más participando aún en competencias de fondo, incluyendo maratones y hasta ultramaratones. Si el hindú Buddhia Singh representaba la precocidad como he comentado antes, un compatriota suyo representa en la actualidad el extremo contrario. Fauja Singh, a sus 100 años de edad, se ha convertido también en un símbolo y sigue practicando y competiendo en eventos de fondo atlético con asiduidad. Fauja, quien ya ha manifestado reiteradamente «no pararé de correr hasta que muera», tiene la nada despreciable marca de 5 h 40 min en la Maratón de Toronto, obtenida cuando contaba ya con 92 años.

Como es de sentido común, los controles médicos que siempre son importantes para cualquier atleta a esas edades son totalmente imprescindibles y deben ser más frecuentes, anteponiendo la prudencia al deseo de correr distancias o hacer registros de tiempo para los cuales la persona, por su edad, no está ya capacitada.