Fernando Revuelta Atleta UNDER ARMOUR www.runninginpanama.com |
El tema de los corredores que participan en pruebas sin estar inscritos está de actualidad, y es uno de los que levanta debates más acalorados en las redes sociales entre atletas que están bien a favor o en contra, y los propios organizadores.
OPINIONES A FAVOR
Los defensores más acérrimos de esta práctica apelan a la misma naturaleza del running como sinónimo de libertad, y de no estar sometidos a normas y reglas accesorias. Según ellos, nadie debería tener el derecho de decidir dónde se puede o no correr, especialmente si se trata de lugares y vías públicas: “la calle es de todos” afirman. Adicional, ven en esta actividad una forma de satisfacción personal al enfrentarse al sistema, y no solo no se esconden, sino que se jactan públicamente de sus logros haciendo proselitismo de ello.
Por otro lado nos encontramos con “bandit runners” ocasionales, corredores que por lo general sí se inscriben a los eventos, pero que en determinados casos compiten como “colados”. En su justificación esgrimen diferentes motivos, siendo el mayoritario el alto precio de inscripción de algunas pruebas. Cierto es que no solo en Panamá, sino en otros muchos países, algunos organizadores han entrado en una espiral de precios que parece no tener fin, anteponiendo el ánimo lucrativo por encima de todo. Parte de los corredores no comparten esa visión, y el correr sin número supone su forma de protesta ante estos organizadores, o sencillamente la única manera de participar, al no disponer de los recursos necesarios. También existen otros casos en los que el atleta parte sin número, bien porque se descuidó y ya se cerraron las inscripciones, se acabaron los cupos, quiere hacer solo una parte del recorrido, o acompañar a otro corredor que sí va registrado.
OPINIONES EN CONTRA
En contra de la presencia de “bandit runners” se manifiestan una buena parte de los corredores y la mayoría de los organizadores. Se argumenta que es injusto que alguien que no ha pagado participe de igual a igual con los corredores que sí han hecho el esfuerzo, económico y de tiempo, en inscribirse a un evento. Defienden que aunque el precio de las inscripciones haya aumentado considerablemente, no se obliga a nadie a participar de una carrera organizada. Cada uno es libre de gastar sus recursos en lo que quiera, bien sea un concierto, saliendo de compras, o corriendo un maratón. Hay libertad de mercado y los precios finalmente los fijan la oferta y la demanda. Si los precios de las inscripciones han subido, es porque hay una mayoría de corredores que las pagan.
Se señala también que la presencia de “colados” afecta a la logística de las carreras y las previsiones del organizador, ya que si bien hay “bandit runners” que no hacen uso de los avituallamientos y otras facilidades, gran parte de ellos compiten de igual a igual, y se benefician gratis de servicios que otros pagaron y que quizás no puedan disfrutar.
LA CORREDORA 14285
Boston no solo es la decana de las maratones con 119 ediciones celebradas, sino que tiene la particularidad de que para poder participar los cupos no se asignan por sorteo. A los atletas se les exige obtener una marca mínima realizada en otra maratón durante el año anterior, lo que supone que en Boston no corre quien quiere, sino solo los mejores atletas de cada categoría de edad. La estadounidense Kara Bonneau estaba orgullosa de haber clasificado a Boston en 2014, por lo que cuando retiró su kit un par de días antes de la carrera, colgó una foto de su bib en una famosa red social. Días después de la prueba, y cuando quiso consultar las fotos que estaban disponibles de su carrera y llegada a meta, se llevó la desagradable sorpresa de que con su mismo número, el 14285, aparecían fotografías de otros cuatro corredores diferentes, para ella totalmente desconocidos.
El caso de Bonneau sacó a la luz pública una práctica cada vez más seguida en algunos eventos como Boston, donde el número de corredores es limitado en comparación con las solicitudes, y donde no todos los atletas tienen el nivel atlético requerido para acceder: falsificar números. Y es que con los medios digitales actuales, resulta muy sencillo imprimir un duplicado de una imagen, y hacerlo pasar por un número verdadero. Aquí ya no estamos hablando de que un corredor participa en un evento sin estar inscrito, sino que adicional comete una falsificación para aparentar que sí lo está, y no ser sacado de la prueba.
REFLEXIÓN PERSONAL
Foto: Dreamstime |
Creo este artículo no estaría completo si no compartiese mi opinión personal sobre el tema. Toca “mojarse” como dicen. En mi caso tengo que ver el tema desde una doble perspectiva: en mi faceta de corredor desde hace casi cuatro décadas, pero también como parte de la organización de numerosos eventos en los que he estado involucrado.
Lo primero es que estimo que bajo el concepto “bandit runner” se esconden supuestos de hecho muy diferentes. No tiene nada que ver la persona que por definición siempre corre de “colado” porque no quiere pagar inscripciones, con otros casos como la del atleta que por un motivo muy concreto y puntual no pudo acceder a una inscripción. Cuando se trata de corredores que sencillamente se quedaron por fuera al acabarse los cupos, y que solo quieren acompañar a algún familiar o amigo sin mayor pretensión, creo se puede ser condescendiente, siempre que la persona no dificulte la logística del organizador, lleve su propia hidratación, y se retire del evento antes de afrontar la zona vallada de meta para no interferir en la toma de tiempos. Con buena voluntad, la calle es grande para todos. Otra cosa diferente son los atletas que hacen de liebre para beneficiar a otros corredores, y que se incorporan en algunas partes del recorrido afectando a la libre y sana competencia. Ambos corredores deberían ser sancionados.
Tampoco estoy de acuerdo con aquellas personas que por querer hacerse más vivos o inteligentes que los demás, engañan a la organización corriendo sin número, tomando hidratación que no les corresponde, cruzando la línea de meta, e incluso reclamando el suéter o medalla de finisher. Argumentan que la calle es libre, pero deben recordar que los organizadores piden y pagan permisos para tener el uso privativo de ciertas áreas de manera temporal, igual que se hace en los conciertos u otros tipos de espectáculos al aire libre.
Entiendo que el precio de las inscripciones en ocasiones es demasiado elevado, pero a nadie se le obliga a correr en una determinada prueba. Yo soy un firme defensor de organizar eventos a precios asequibles, y en ese sentido en la Santa´s Race desde el primer año nos pusimos un tope de $5.00 que venimos manteniendo para que familias enteras puedan participar. Considero que los eventos deben cubrir el mayor porcentaje de sus presupuestos con los aportes de patrocinadores, y que las inscripciones solo deben ser un complemento. Pero si una persona no está de acuerdo con el precio de una inscripción, creo dispone de otros medios para publicitar y defender su posición más adecuados que correr como “bandit runner”.
En algunos eventos en el extranjero ya se están colocando agentes de seguridad que literalmente sacan a la fuerza antes de entrar en meta a las personas que corren sin número. En Panamá no se ha llegado a tanto, pero sí se han producido sanciones a atletas de estar un periodo de tiempo sin poder competir en los eventos de un organizador, o mostrar públicamente sus fotos en las redes para exponerlos ante la comunidad de corredores. Lo cierto es que actualmente los “bandit runners” solo suponen en Panamá un 5% del total de participantes. Pero, ¿qué sucedería si llegásemos a porcentajes de un 25% o más como sucede en otras latitudes?