Floyd_Mayweather_Jr
Floyd Mayweather Jr.

Por: Héctor Villarreal

¿Se han preguntado alguna vez cuán altos pueden llegar a ser los ingresos de un boxeador? Probablemente sí. Sin embargo, pocos se habrán sentido motivados a investigar el mínimo que puede recibir un pugilista como paga.

 

Cuando escuchamos hablar de las grandes estrellas del boxeo profesional nos vienen a la mente imágenes de los lujosos hoteles de Las Vegas e imponentes escenarios de otras importantes ciudades de los Estados Unidos y de las grandes capitales del mundo como Londres, París o Tokio.

Cada vez que se menciona un campeonato mundial de boxeo de inmediato se piensa en un espectáculo elitista al que acuden celebridades y se transmite a muchos países por televisión pagada, generando ganancias millonarias.

BOXEADORES MULTIMILLONARIOS
Históricamente, el deporte del boxeo ha sido practicado por jóvenes humildes, algunos de ellos provenientes de la extrema pobreza y con bajo o nulo nivel académico, que buscan abrirse camino en la vida a base de sacrificio y sin temor al dolor o a sufrir lesiones serias con tal de lograr sus metas.

Muchos de ellos lo han conseguido en mayor o menor grado. Desde que Mohammad Ali logró obtener bolsas millonarias por sus combates de campeonato, han sido muchos los peleadores que han cambiado su condición económica, llegando a vivir entre opulencia y derroches. A Ali le siguieron otros estadounidenses de peso completo como Larry Holmes, Mike Tyson y Evander Holyfield, además de boxeadores de otras divisiones como Marvin Hagler, Sugar Ray Leonard y latinoamericanos como Roberto Durán, Félix Trinidad y Julio César Chávez, por mencionar solo algunos.

Muchos de estos exitosos deportistas despilfarraron enormes fortunas y varios retornaron casi al mismo nivel de pobreza en que comenzaron.

Según la revista Forbes, Floyd Mayweather ganó alrededor de 85 millones de dólares entre junio de 2011 y junio de 2012, seguido por el filipino Manny Pacquiao, quien obtuvo ingresos por 62 millones, superando ambos a superestrellas mundiales como el golfista Tiger Woods, el tenista Roger Federer y el basketbolista Lebron James.

EL COMIENZO NO ES RENTABLE
Ningún otro púgil panameño ha llegado a cobrar las jugosas bolsas que obtuvo Durán hace más de 20 años y actualmente, el Campeón Mundial Gallo, Anselmo “Chemito” Moreno, es el istmeño más cotizado, llegando a ganar por pelea casi un cuarto de millón de dólares.

Durán y “Chemito” tuvieron inicios muy similares en cuanto a ingresos, aun tomando en cuenta que se iniciaron con 34 años de diferencia. La bolsa que cobró Durán por su primera pelea profesional fue de $30 por 4 asaltos en 1968 y Moreno debutó en el año 2002 cobrando $80.

A ambos les tocó librar intensas batallas en el ring que pudieron haberles representado en promedio, menos de un dólar por cada golpe recibido o propinado al rival.

INUSUALES INICIOS LUCRATIVOS
En la mayoría de los países, el comienzo de un boxeador es difícil, aunque pueden darse casos especiales como el de Félix Verdejo, quien representó a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos realizados en Londres este año. Verdejo aún no debuta como profesional y ya se embolsó doscientos mil dólares ($200,000.00) como bono por firmar con la empresa promotora Top Rank.

“Anticipo que este será el inicio de una gran estrella del boxeo” manifestó Todd Duboef, presidente de Top Rank, empresa que anteriormente ha desarrollado carreras de otros portorriqueños como Iván Calderón, Juan Manuel López y Miguel Cotto y que, en 1992, pagó una suma millonaria por la firma de Oscar De La Hoya, Campeón Olímpico en Barcelona.

La razón principal de haber ofrecido tanto dinero por la firma de Verdejo, un boxeador que no obtuvo medalla olímpica, es la gran pelea que realizó en los cuartos de final contra el ucraniano Vasyl Lomachenko, quien posteriormente ganó la presea de oro.

Irónicamente, el panameño Juan Huertas, quien perdió en Londres contra Verdejo por puntos 11 a 7, está muy lejos de recibir dinero por su firma y no es por falta de calidad boxística ni porque la economía del país se lo impida. “Me están construyendo la casa que me prometió el presidente Martinelli y ya eso para mí es un sueño hecho realidad” dijo Huertas al preguntársele su opinión del bono cobrado por el boricua.

Hay quienes culpan a los apoderados y promotores, pero en Panamá ellos también pudieran considerarse víctimas de que el auge económico del país y del boxeo internacional, no se perciba a nivel local.

REGLAMENTO
El capítulo quinto del reglamento vigente para las Comisiones de Boxeo Profesional de Panamá establece que en un contrato de apoderamiento, el porcentaje del mánager no puede exceder el 33 1/3 de la bolsa bruta, garantizando que el peleador conserve por lo menos dos tercios de su paga.

A cambio de ese porcentaje, el apoderado está obligado a concertarle al boxeador los pleitos que representen las mejores oportunidades y a proporcionarle implementos, ropa deportiva, vitaminas y alimentación por lo menos 15 días antes de la fecha del combate. El apoderado también se encarga de asignarle un entrenador, cuya paga debe ser cubierta con el tercio de la bolsa que a él le corresponde.

Esta norma reglamentaria no se ajusta a la realidad del pugilismo local, ya que las primeras peleas se efectúan por bolsas que ni siquiera llegan a cien dólares ($100) y ninguno de los mánagers le descuenta el tercio correspondiente a los peleadores.

REALIDAD FINANCIERA
El comerciante Rogelio Espiño y el médico Roberto Grimaldo, ambos apoderados de mayor éxito en la última década en Panamá, son muy reservados a la hora de referirse a sus inversiones boxísticas, pero los dos manifiestan no haber descontado el 33 1/3 a sus boxeadores en ningún combate antes de llegar a disputar campeonatos mundiales.

El reglamento impide que un contrato de apoderamiento tenga vigencia mayor a cinco años, pero el lapso entre el debut de un boxeador y su primera pelea de título del mundo a veces tarda más de ese tiempo o puede que nunca llegue. Esta situación hace que el negocio de ser mánager en Panamá sea una aventura de pérdidas casi seguras y los mánagers no son realmente inversionistas, sino fanáticos solventes y desprendidos.

Algunos boxeadores exigen el derecho a escoger ellos mismos a su entrenador, a pesar de que es el mánager quien lo paga.

Los entrenadores, por su lado, exigen el 10% de la bolsa del peleador y se muestran disconformes cuando algunos apoderados se niegan a desembolsar altas sumas de dinero de las peleas de campeonato.

“Algunos entrenadores exigen pago semanal por entrenar al boxeador y alegan, con mucha razón, que el 10% de la bolsa no les da ni para el pasaje en bus” afirma Carlos González, mánager del ex campeón mundial Roberto “La Araña” Vásquez. “Algunos accedemos a ponerles salarios, pero cuando llegan las peleas grandes, en vez de recibir un bono, ellos exigen el 10% de la bolsa como si se hubieran arriesgado a asumir el 10% de la inversión”, agregó González.

EDUCACIÓN, LA OPCIÓN MÁS EFICAZ
Por ser el boxeo un deporte a base de golpes, el aspecto competitivo es doloroso y sacrificado, el de negocios también puede resultar injusto y complicado y resolver satisfactoriamente los problemas que se presentan en el ring y en las mesas de negocios, no garantiza el éxito de la carrera de un boxeador.

La causa principal del desmoronamiento financiero se debe a la mayoría de los peleadores administra mal el dinero que con tanto esfuerzo se ganan. Los que mayor fortuna acumulan suelen ser los que más necesidades enfrentan en su vejez por no haber sabido invertir sus ganancias, administrar sus ingresos y cumplir con sus pagos de obligaciones e impuestos.

Es por esta razón que los dirigentes de entidades mundiales como la OMB, AMB y CMB organizan actividades que involucran a los famosos campeones de la actualidad con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a las estrellas de antaño que enfrentan pobreza y necesidades.

`Las autoridades del boxeo también reconocen que la educación en finanzas básicas y la orientación en el control de los gastos son indispensables durante el proceso de formación de un boxeador, pues resulta más difícil ejercer influencia sobre sus hábitos de conducta cuando ya han llegado a ser famosos y adinerados.