Luis Henriquez, 17 (izquierda) y Adolfo Machado, 13 del equipo de Panamá discuten con el árbitro Walter Quesada, por un penal que dio como resultado un gol a favor de El Salvador durante el segundo tiempo del partido en los cuartos de final de la Copa de Oro de la CONCACAF que se realizó el domingo 19 de junio de 2011 en el Estadio RFK en Washington. Están cubiertos con una autoridad sobre todos los otros sujetos que intervienen en una actividad antagonista.

Por: Manuel Díaz Bultrón. Especialista en Derecho Deportivo

En todas las competiciones deportivas existe una figura que en muchas ocasiones puede ser controversial y en otras no tiene mucho protagonismo, pero que en todos los casos es indispensable su presencia. Hablamos de la persona que en una competición deportiva se encarga de hacer cumplir el reglamento: el árbitro.

Los árbitros son sujetos cuyos empleadores son las ligas, federaciones u organizaciones que se encargan de un torneo deportivo, para que desempeñen la función de rector dentro del terreno de juego. Sus funciones son en muchas ocasiones criticadas debido a los errores que cometen motivo de una mala percepción de una jugada en particular. En muchas de estas ocasiones los deportistas llegan a agredir verbal y hasta físicamente a los jueces de un cotejo por la molestia que causa dicha mala interpretación de las leyes del juego. En este escrito hablaremos de estas agresiones contra los jueces de un encuentro deportivo y de cómo esto puede afectar la carrera de los atletas, fanáticos, dirigentes y hasta entrenadores que incurran en esta gravísima falta.

Agresiones
Cuando hablamos de las agresiones cometidas a un árbitro, existen muchas preguntas que hay que responder para poder juzgar y sancionar la conducta. El punto de referencia es si el árbitro se encontraba en ejercicio de sus funciones o no en el momento de la agresión, ya que dependiendo de este hecho se activará el mecanismo disciplinario de la liga o federación.

En el caso de que un árbitro sea agredido fuera de sus funciones como funcionario de una entidad deportiva, el sistema disciplinario a nivel deportivo no será competente, pero sí será competente el sistema judicial que se activaría mediante una denuncia por la agresión cometida.
Es bueno explicar que si un hecho de agresión se registre dentro de un terreno de juegos, y sea de tal magnitud que salga de los parámetros de las reglas del juego, podrá ser considerada como una falta grave y podrá ser denunciada a las autoridades para que se encuentre la responsabilidad civil y hasta penal del hecho. Basándonos en esto, cualquier tipo de agresión a un réferi se sale de los límites de las reglas de juego, por ende existe una responsabilidad civil y penal por parte del agresor, aparte de la sanción de carácter deportivo que pueda recaer.
Enfocándonos única y exclusivamente en el mecanismo disciplinario a nivel deportivo, las sanciones que se pueden aplicar a los sujetos que agredan a un árbitro van desde una multa equivalente a la gravedad de la agresión hasta la suspensión por un tiempo determinado (desde un partido hasta la inhabilitación definitiva).

Caso de Rocío Guerrero Jiménez
En el año 2007, el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol decidió sancionar con seis meses de suspensión a la jugadora del club de fútbol Atlético Jienense, Rocío Guerrero Jiménez, por propinar tres puñetazos al árbitro del partido que enfrentaba a su equipo en la Liga Nacional Femenina de Fútbol. Además, el colegiado extremeño ha presentado una denuncia a la policía y el caso pasó a la vía judicial. Este es uno de los ejemplos en los que se ve cómo se pueden activar dos vías para sancionar a un atleta por agresión.

El 13 de mayo de este año se produjo un hecho similar en el Campeonato Nacional de Béisbol Mayor cuando el lanzador de Bocas del Toro, Alberto Acosta, agrediera al árbitro puertorriqueño Robert Rodríguez Curet durante la parte baja del quinto episodio del tercer partido de la serie final del LXVII, teniendo como resultado la expulsión inmediata del lanzador y la inhabilitación para participar en lo que quedaba del año en ningún torneo organizado o avalado por la Federación Panameña de Béisbol.

Ciertamente, las agresiones a los árbitros no es un tema de todos los días, pero no deja de ser de suma importancia, ya que el trabajo de los árbitros está siempre bajo la lupa de todo el mundo y lamentablemente es una función que puede molestar y producir reacciones impulsivas y agresivas. Es por ello que los árbitros deben contar con el mayor respaldo posible por parte de las organizaciones deportivas y de las autoridades.

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