Por: Fernando Revuelta
A lo largo de la vida deportiva de un aficionado a correr, hay obstáculos y barreras que se pueden interponer en su camino, poniendo en peligro de forma temporal, e incluso definitiva, poder realizar su práctica deportiva.
Entre estos obstáculos se destacan como principales, el cansancio y la falta de progresión, la presencia habitual de lesiones, y la desmotivación. Todo este tipo de situaciones es normal que sucedan en algún momento en la vida del runner y no deben verse como un muro insalvable, ya que hay soluciones para superarlo, o al menos minimizar sus efectos.
CANSANCIO FÍSICO
En una encuesta que realicé entre corredores habituales, tanto experimentados como recreativos, la mayoría confesó que en ocasiones habían sentido un enorme cansancio y falta de energía sin previo aviso. Este cansancio se puede manifestar de modo puntual durante pocas horas o días, o por el contrario, extenderse durante semanas o meses.
La aparición de cansancio físico en el corredor se puede deber a múltiples causas, de modo aislado, o combinadas entre sí. Entre ellas se destacan las tres siguientes:
- Deficiencias en la alimentación y/o hidratación: cuando practicamos ejercicio físico nuestro organismo realiza una serie de procesos para la obtención de energía y que los diferentes sistemas, cardiovasculares y musculares, funcionen de manera eficiente. Cuando existen carencias en la cantidad y/o calidad de los alimentos que consumimos para el nivel de ejercicio que realizamos, o nuestra reposición de agua y electrolitos no va acorde con la pérdida de líquido de nuestro cuerpo, ese déficit producirá una bajada de rendimiento, la cual puede llegar a ser crítica provocando hasta desfallecimientos. Entrenar bajo la supervisión de un nutricionista puede ser de mucha ayuda, para evitar este tipo de situaciones.
- Falta de descanso o descanso inadecuado: los expertos recomiendan para una persona promedio dormir una media de 6 a 7 horas diarias. Durante ese periodo es cuando los corredores realizan con mayor intensidad su recuperación, propiciando la asimilación de las sesiones de entrenamiento completadas, y alistando el cuerpo para futuros esfuerzos. Hay que hacer énfasis en que no es lo mismo dormir que descansar. Los corredores necesitan disfrutar de un descanso de calidad. Estar en la cama 10 horas por ejemplo, no necesariamente es sinónimo de un buen descanso. Mantener rutinas fijas de acostarse a una hora determinada y no hacer cambios drásticos, supone una gran ayuda para que el cuerpo se mantenga en condiciones óptimas.
- Sobreentrenamiento: los corredores siempre buscamos mejorar nuestro rendimiento en el menor tiempo posible, lo que en demasiadas ocasiones degenera en fatiga. El proceso de mejora física se basa en fases de entrenamiento de cargas y asimilación respectiva del esfuerzo, por lo que los atajos nunca son buenos compañeros de viaje. Si sentimos que los entrenamientos, en vez de producir mejora nos frenan en nuestra progresión, puede ser un claro aviso para que bajemos el número de entrenamiento semanal y/o su intensidad..
LESIONES RECURRENTES
Pocas cosas hay a las que los corredores les tengan tanto temor como a sufrir una lesión. Las lesiones deportivas son algo frecuente dentro del mundo del running, y dependiendo de su gravedad, pueden conllevar desde tener que bajar la intensidad y duración de las sesiones de carrera, al reposo total y absoluto. El primer paso obligado cuando sentimos cualquier tipo de dolencia en nuestro organismo es el de tener un diagnóstico certero de la patología en particular. En muchas ocasiones el cuerpo manda señales de molestia o dolor en diferentes grados en una parte del organismo, pero quizás el origen real se encuentra en otra parte diferente. Así por ejemplo, dolores en el tobillo o en la planta del pie, se pueden derivar de una patología en la cadera o zona lumbar. Aunque de la experiencia en nuestra vida deportiva podamos intuir el tratamiento adecuado a ciertos procesos que suframos en nuestro cuerpo, nunca está de más consultar la opinión experta de un profesional de la rama.
En el tema de salud rige el principio de “más vale prevenir que curar”, el cual es perfectamente aplicable al caso de los corredores. No se trata solo de obtener un diagnóstico correcto y un tratamiento acorde cuando ya la molestia o lesión se ha hecho presente en nuestro cuerpo, sino de anticipar la misma. El corredor no debe obviar en sus rutinas el preceptivo calentamiento anterior al ejercicio, ni los necesarios estiramientos una vez concluida la corrida. También algunas terapias como el masaje o los baños en agua fría son esenciales, en lo posible, mantener alejadas las lesiones. El uso de material deportivo inadecuado o que ya ha cumplido su vida útil puede ser el origen a múltiples lesiones de tipo articular y muscular en el corredor. Hay que elegir bien y con cuidado el calzado deportivo que vamos a llevar.
FALTA DE MOTIVACIÓN
Para realizar cualquier tipo de actividad humana a largo plazo es fundamental contar con motivación. El running no escapa a esta regla y en muchas ocasiones el corredor pierde las ganas de salir a completar sus rutinas de ejercicio, ya que le falta voluntad, ánimo y determinación para no tomar el camino fácil, por ejemplo, de quedarse en la cama durmiendo, en lugar de madrugar. Muchas causas pueden llevarnos a caer en la desmotivación, como el paso del tiempo, problemas de índole familiar, pérdida de empleo o lesiones recurrentes. Si bien el running se trata en apariencia de una actividad física, la psicología del corredor juega un papel protagónico. Si la mente no está alineada con el cuerpo, difícilmente tendremos un rendimiento óptimo.
La falta de motivación la podemos superar determinando objetivos a corto, medio y largo plazo. Estos objetivos se convierten en retos y estímulos para sacarlo de su zona de confort. Es importante para el éxito de la programación, que esos objetivos sean reales o posibles de alcanzar. Por supuesto partimos de la idea que el proceso demandará altos niveles de esfuerzo, sacrifico y constancia, pero tener metas que cumplir, será un elemento clave que nos mantendrá motivados.
Los objetivos pueden ser variados y deben adaptarse a las circunstancias del corredor. Así podemos enfocarnos en participar por primera vez en una competencia de ruta, mejorar nuestro tiempo en una determinada distancia, acudir a un maratón o completar un circuito que integre diferentes pruebas.
Después de logrado ese reto, es habitual entre corredores de maratón, sentir como un vacío y apatía por retomar las sesiones de ejercicio. Es entendible que tras meses de entrenamiento metódico, siguiendo planes de entrenamiento específicos, el corredor se sienta agotado física y mentalmente. No hay que alarmarse por ello sino aprovechar ese descanso, ya que la motivación acabará llegando pronto, en forma de un nuevo objetivo marcado en el calendario.