AP110530010682-Manchester-United
El Manchester United celebra haber ganado la Liga Premier Inglesa por 19va vez, batiendo el récord que Liverpool sostuvo por mucho tiempo. Mayo, 2011.

La educación, respeto, responsabilidad, lealtad, trabajo y solidaridad deben ser las banderas que debe erigir toda organización deportiva que aspire a ser exitosa a través del tiempo.

Por: Rubén Villegas

Foto: AP / Scott Heppell

Nos alegramos y nos emocionamos con los triunfos y trofeos de nuestros equipos deportivos. Esa emoción que se ve desde dentro y fuera de los clubes siempre es fruto de un trabajo que quizás muchos creen lleva en lograrse unos meses y pagar grandes contratos a un jugador.

En unos contados casos esto ha sido así, para luego observar cómo la plantilla es desarmada en su totalidad y en la siguiente temporada, el equipo queda convertido en uno más del montón y hasta peor.

De estas debacles no se puede responsabilizar sólo al técnico o entrenador, ni mucho menos a un solo jugador. Eso sería como decir que los problemas de un país son responsabilidad de un presidente y no de sus ciudadanos. Tiene que ver con toda la cultura deportiva, sus valores y objetivos de la organización en sí misma.

Las organizaciones deportivas deben usar los mismos cimientos de las corporaciones. El deporte también es una industria que en manos correctas y bien intencionadas, puede generar y expandir beneficios económicos a todos sus miembros y allegados, además de proporcionar bienestar integral a los involucrados en ellas.

Es por esto que resulta necesario que los valores sean las bases de sus acciones. La educación, el respeto, la responsabilidad, la lealtad, el trabajo, la solidaridad, entre otros, deben ser las banderas que debe erigir toda organización deportiva que aspire ser exitosa de forma consistente a través del tiempo.

Una familia
Hoy en día podemos ver cómo evolucionan y se desarrollan grandes equipos como el F.C. Barcelona y el Manchester United basados en esta filosofía y cultura organizacional. En ambos vemos que se hace énfasis en la formación de sus canteras. Sus bases infantiles y juveniles son formadas de manera integral. Se cuida la formación física y el desarrollo de habilidades del atleta. Y a la par, se le da una educación formal de primera línea con el objetivo de formar ciudadanos con identidad y sentido de pertenencia. Personas con sentido social que sean conscientes del valor de su participación para lograr mayores cosas como conjunto. Se valora al ser humano por encima de sus capacidades futbolísticas. Estas últimas, tarde o temprano desaparecen, las primeras son perennes.

Resultados
Como resultado, tenemos organizaciones exitosas, autosustentables y que han podido reproducir sus triunfos de manera constante y que ante los fracasos han sabido adaptarse a mejoras coherentes sin perder el rumbo. Con planificaciones estratégicas a corto, mediano y largo plazo coherentes y evitando la improvisación o acciones poco analizadas.

Sus miembros mantienen una cultura y sentido de pertenencia envidiables. Sienten la organización como su segundo hogar y reproducen los valores aprendidos allí. Se puede notar que el grueso de la plantilla de entrenadores y preparadores fue formado desde su juventud en las mismas canteras, garantizando que repliquen en los nuevos talentos el estilo, la identidad y la cultura organizacional y que se refleje desde los pases o jugadas en el campo de juego hasta el trato con la prensa y por supuesto, en el manejo de sus vidas privadas.

Desde la infancia
De la misma forma, más de la mitad de la plantilla del primer equipo están desde niños en los centros de formación de la institución. Y adicional a ello, un importante número de jugadores es oriundo de la región.
Son organizaciones donde se valora el trabajo a futuro, que conocen el valor de sus semilleros y que logran un impacto psicológico importante en sus miembros al considerarlos valiosos desde sus primeros pasos y privilegiados por pertenecer a una familia, más que a un equipo, la cual gira en torno al eje del deporte como camino del desarrollo integral del ser humano.

Una asociación entre equipo y localidad que identifique a sus habitantes con la institución, adoptándola como uno de sus símbolos y códigos, generando de manera simultánea una pertenencia desde el club o asociación deportiva hacia la región, participando y compartiendo actividades que superen la mera publicidad para ser parte de su cotidianidad.

Es eso lo que hace grande y eterna a una organización. Como podemos ver, son claves que se comparten con empresas de otra naturaleza que han logrado estabilidad y productividad creciente a lo largo del tiempo. Se trata de que cada una de las instituciones busque su identidad en sus raíces y no pierdan de vista su misión y objetivos.