Cada vez son más frecuentes los escritos publicados en las secciones deportivas…
Por: Héctor Villarreal
De los diarios locales en referencia a la situación actual del boxeo panameño. Igualmente los programas de opinión y análisis deportivo en las emisoras de radio, dedican tiempo al tema.
Todos coinciden en que el pugilismo panameño atraviesa una crisis evidenciada recientemente por los fracasos consecutivos de los boxeadores que han intentado convertirse en el campeón mundial número 30 nacido en Panamá.
El periodista Ricardo Archibold del tabloide El Siglo, destacó en un artículo reciente que “El boxeo panameño continúa en crisis y el sábado anterior resultó un fiel reflejo de esa realidad”, haciendo referencia al 16 de marzo cuando dos panameños, Walter Tello en Perú y Luis “Pan Blanco” Ríos peleando como local, fallaron en los pleitos en que aspiraban a ser ese monarca 30 que tanto tiempo llevamos esperando.
En la misma cartelera que Ríos, empataron por segunda vez el filipino John Mark Apolinario y el local Roberto “La Araña” Vásquez, cuando este último buscaba su tercer título en diferentes pesos.
Cifras claras
El 16 de marzo aumentó a 12 la cuenta de peleadores nacionales que han perdido en su intento de conquistar su primer cinturón universal desde que Luis “El Nica” Concepción se convirtió en el campeón número 29 al derrotar al mexicano Omar Salado, el 5 de septiembre de 2009.
Además de Ríos y Tello la lista de fracasos incluye a: Ameth Díaz, William González, Whyber García, Roinet Caballero, Alberto Mosquera, Irving Berry, Edwin Díaz, Ricardo Núñez, José Miranda y Dirceu Cabarca, algunos de ellos en más de una oportunidad.
Elisinio González del diario El Panamá América asegura que “Panamá está sumergida en una crisis boxística que está escrita con tinta roja en señal de alerta” destacando que en los años 2011 y 2012, 49 boxeadores panameños pelearon en el extranjero (aunque no todos por título mundial) y sólo 14 de ellos ganaron.
Las autoridades
Esa misma publicación de González cita al presidente de la Comisión de Boxeo de Panamá, Rolando Marcos Hermoso aceptando que “No podemos ocultar que el boxeo panameño está en crisis. Es nuestra realidad y no la vamos a negar”. Lo anterior agrava la percepción del estado actual de un deporte que históricamente ha sido casi un símbolo patrio ya que su estado crítico pudiera ser en parte, una consecuencia del mal desempeño de los que como él, ocupan las posiciones de dirigentes.
Por lado del Instituto Panameño de Deportes, el boxeo ha recibido el respaldo decidido de Javier Tejeira, quien desde agosto de 2012 asumió el cargo de Director General. Tejeira, un entusiasta propulsor del boxeo, dotó a este deporte de los recursos que venía solicitando desde hace muchos años y por primera vez asignó una partida de 30 mil balboas para que la Comibox organizara carteleras de combates nivelados entre púgiles nacionales que se inician a nivel profesional, sin ayuda de promotores o apoderados. La idea era genial, la inyección de recursos fue oportuna pero la ejecución del proyecto ha dejado dudas.
Fallas evidentes
La falta de conocimiento del tema por los miembros de la Comibox, su ausencia en los centros de entrenamiento para supervisar y su prioridad por desempeñarse en los cargos que ocupan en entidades internacionales, los llevó a delegar en otros la responsabilidad de organizar estas veladas, dando como resultado pleitos disparejos, favoreciendo en algunos casos a púgiles que cuentan con el respaldo de apoderados y la frecuente inclusión de boxeadores extranjeros.
Algunas promotoras dan prioridad a desarrollar las carreras de boxeadores foráneos (algunos residentes en Panamá) y se les programa con frecuencia, ante rivales con poca probabilidad de derrotarlos. En este sentido es fácil detectar que así como pocos panameños triunfan en el exterior, los boxeadores extranjeros rara vez pierden en Panamá, a no ser que caigan ante otro importado.
Púgiles venezolanos como Yonfrez Parejo, Jorge Navarro, Nehomar Cermeño, Jean Piero Pérez, Tony Gomez, son algunos de los que han realizado carrera en años recientes en nuestro país casi sin conocer la derrota.
Igual sucede con otros foráneos radicados en Panamá como el Jamaicano Nicholas Walters, los peruanos Mauricio Reynoso y Jackmer Mahipo, el haitiano Evens Pierre, el colombiano Juan Camilo Novoa, el nicaragüense Henry Maldonado y otros de países como Irlanda, Alemania y Rusia.
La verdadera crisis
En el diario La Prensa el periodista deportivo Rafael Calvo opinó: “Desde hace diez años están subiendo los mismos boxeadores a los tinglados panameños, las camadas son escasas y las pocas figuras que destellan las apagan a punta de golpes”. Sin ser experto en boxeo, Calvo ha observado un aspecto en el que pudiese radicar la verdadera crisis del boxeo.
Boxeadores de calidad mundialista como Anselmo Moreno, Roberto Vásquez, Luis Concepción, Alberto Mosquera y Vicente “El Loco” Mosquera tienen aún la edad y calidad para continuar satisfaciendo a los seguidores de este deporte.
Los colonenses Guillermo Jones y Celestino Caballero siguen vigentes al más alto nivel mundial pero son los de mayor edad y representan la prueba de la falta de una generación de relevo en su provincia.
Tal como lo destaca Calvo, los resultados negativos de la actualidad no serían tan deprimentes si se vislumbraran figuras jóvenes con la calidad suficiente para llenar el vacío que pronto dejarán Jones y Caballero y posteriormente otros campeones y ex campeones.
A pelear contra la crisis
En Panamá nos encontramos en el punto en que debemos tomar la decisión de actuar de una manera verdaderamente organizada, planificada y con el apoyo coordinado de todos los elementos involucrados en la actividad pugilística, con el fin de evitar la verdadera crisis que pudiéramos enfrentar si no desarrollamos pronto y correctamente las carreras de los actuales novatos.
Tal acción requiere de mayor supervisión en los gimnasios de entrenamiento para detectar las fallas en que incurren los entrenadores con el fin de capacitarlos y elevar su nivel técnico y habilidad de transmitirlo a los aprendices.
Hay que observar de cerca la preparación de cada púgil para tener la seguridad de aprobar sólo combates parejos que no resulten un engaño para el peleador y que representen un espectáculo atractivo al público. Todo lo anterior se logra asistiendo a los gimnasios lo cual debería ser obligatorio para quien aspire a ser llamado dirigente.