Por: Fernando Revuelta
Maratonista
Atleta Under Armour
www.runninginpanama.com
La sociedad actual está gozando según los parámetros estadísticos de una calidad de vida y un nivel de bienestar nunca antes alcanzado, pero detrás de estos llamativos índices y cifras se esconde una realidad: un gran porcentaje de personas, sobre todo de aquellas que residen en áreas urbanas, sufren habitualmente de niveles altos de estrés.
El estrés viene provocado por diferentes causas, en su gran mayoría relacionadas con aspectos económicos, laborales, de relaciones afectivas y problemas de salud. El estrés no es realmente una patología en sí mismo, sino la respuesta de nuestro organismo ante ciertos estímulos. Aunque también es cierto que llevado a casos extremos puede dar lugar a enfermedades y afectar negativamente a nuestra vida.
Mucha influencia tienen en este tema los horarios estrictos a los que estamos sometidos desde que nos levantamos en la mañana, siempre pendientes del reloj, y de ir cumpliendo a lo largo del día, diferentes actividades dentro de periodos prefijados. En nada ayudan los problemas habituales de transporte, que trastocan con frecuencia los planes que uno realiza para desplazarse dentro de la ciudad.
El estrés se puede detectar por síntomas físicos como de comportamiento. Ejemplos de ello serían el aumento de la sudoración y del ritmo cardiaco, alteraciones en el patrón del sueño, pérdida de apetito o apetito compulsivo, falta de concentración en el trabajo o estudios, dolores abdominales y de pecho, mal humor e irascibilidad y cambios bruscos del estado de ánimo.
REMEDIO NATURAL
A lo largo del año realizo numerosos talleres y conversatorios para empresas y e instituciones sobre introducción al running para principiantes. En ellos me gusta ser interactivo con la audiencia, y una de las preguntas habituales que realizo es si alguno de los presentes corre aunque sea de manera esporádica, y qué le motivó a hacerlo. Las respuestas en su gran mayoría apuntan a dos conceptos: la mejora de salud, incluyendo la pérdida de peso, y el aumento de la calidad de vida. El control y manejo del estrés hace referencia a ambos conceptos, y para muchas personas, poder realizar sus sesiones de ejercicio se ha convertido en uno de los momentos preferidos e imperdibles de sus jornadas diarias.
Y es que cuando una persona se ha aficionado a correr de manera regular, le resulta complicado abandonarlo o ausentarse de ello. Solo tenemos que recordar lo mal que nos sentimos los corredores habituales cuando una lesión nos aparta temporalmente de nuestras rutinas, ese vacío que parece no se puede llenar con ninguna otra cosa, la sensación de impotencia cuando vemos a otros correr, el deseo de acelerar la recuperación acortando al máximo los plazos.
Definitivamente realizar ejercicio físico, sobre todo si es en un ambiente natural, sirve como válvula de escape a las tensiones acumuladas, al mismo tiempo que prepara al individuo para tener una mejor disposición frente a los retos y amenazas que se le puedan plantear.
El running sería por lo tanto para muchos la mejor de las medicinas para el manejo del estrés, una medicina natural y sin contraindicaciones. ¿O quizás no es tan cierta esta última afirmación?
CAER EN LA OBSESIÓN
Hace unos días estaba realizando un entrenamiento de intervalos a un alto ritmo, y tras concluir el mismo, una persona que me estuvo observando se acercó para conversar. Estuvimos cambiando opiniones precisamente sobre los beneficios de correr para la salud, y le comenté que para mí correr era mi principal vía de escape y manejo del estrés. Que correr me permitía poner de lado problemas y preocupaciones, y mi cuerpo y mente se alineaban. Para mi sorpresa me interpeló entonces que porqué si buscaba relajarme corría tan pendiente del reloj, y que había notado que este sonaba incluso con frecuencia para avisarme, si ya durante el día uno tenía bastantes horarios que cumplir.
Siendo sincero por unos momentos no supe que contestarle, ya que en cierto modo aquel señor tenía su punto de razón. Vivimos pendientes del reloj desde que este nos despierta en las mañanas, y en los momentos en los que realizamos ejercicio y podríamos desconectar del mismo, lo sustituimos por nuestros dispositivos deportivos y nos autoimponemos cumplir con lapsos de tiempo en los que incluso unos pocos segundos, marcan la diferencia sobre si nuestro desempeño fue exitoso o un fracaso.
Considero que para un atleta no profesional, como es mi caso, usar dispositivos de cronometraje o tipo GPS, no supone una presión añadida, simplemente son una herramienta que facilitan mis sesiones de entrenamiento y me ayudan en las competencias a obtener un mejor resultado. Pero nadie, ni nada me obliga a correr. Lo hago porque es mi pasión.
Caso diferente es el de aquellos corredores élites que tienen en el running de competición su modo de vida, ya que para ellos el hecho de competir, sí pudiera generar diferentes niveles de estrés, habida cuenta que del resultado que obtengan dependerá la cuantía de sus ingresos económicos.