Esta descripción suena elegante, en efecto, entre los vinos que poseen aromas de frutos negros se encuentran varios que se describen como íconos o tintos Súper Premium.

Por: Ania Smolec / Wine Blog Concha y Toro

Fotos cortesía de Cocha y Toro

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¿De qué hablo cuando digo frutos negros? Tienen razón. No hay literalmente frutos negros como el carbón. En realidad, son frutos con una cáscara morada oscura. Los aromas de frutas negras que podemos encontrar en los vinos son: grosella negra, casis, mora, ciruela, arándano, guinda negra, mermeladas de frutas negras, ciruelas secas, higos y pasas morenas.

 Si no recuerdan bien, les recomiendo que huelan y prueben estas frutas, pues cada una posee una particular e inconfundible fragancia.

Siempre consideren cómo cambia el aroma de la fruta según su nivel de madurez o proceso. Es muy diferente la fruta fresca, deshidratada, caramelizada o cocida. Cuando realizo talleres de aromas siempre vendo los ojos de los participantes para que afinen su sentido del olfato y sean capaces de reconocer los distintos frutos. Es una prueba de fuego para un buen degustador.

Por lo general, los aromas de frutas negras están presentes en las variedades tintas.

  • Carignan: guinda negra, ciruela
  • Merlot: grosella negra
  • Malbec: arándano, ciruela
  • Syrah: arándano, mora
  • Cabernet Sauvignon: ciruela, grosella negra, casis, mora

Cuando en la etapa olfativa de cata, reconocemos algún aroma de fruta negra, podemos esperar también una boca con más textura y estructura. Los vinos con aromas de frutas negras, la mayoría de las veces tienen un buen potencial de guarda.

Mencioné las notas presentes en cada cepa, pero quiero subrayar que a veces el terroir transmite e intensifica estas características en los vinos. Un gran ejemplo es Casillero del Diablo Leyenda, un gran Cabernet Sauvignon de Maipo Alto, intenso, profundo, con un excelente equilibrio entre la frescura e intensidad de sus aromas de frutos rojos y negros, como grosella negra y casis.

El Cabernet Sauvignon llegó a Maipo Alto en el siglo XIX. Uno de los precursores del valle fue el fundador de Viña Concha y Toro, Don Melchor. Él trajo algunas de las primeras parras de cepas nobles bordelesas, que se adaptaron extraordinariamente a las condiciones del cajón del Maipo y en todo el valle.

Son Los Andes y el río Maipo, los que moldean este terroir mundialmente reconocido por la fineza de sus Cabernet Sauvignon. Allí, en la orilla sur del río Maipo, a través de los siglos, el agua arrastra las piedras de las montañas, para producir este suelo pedregoso, pobre en nutrientes y con un subsuelo de grava. Las raíces de las vides deben bajar profundamente en busca de agua. Tienen que hacer un gran esfuerzo para sobrevivir. Por eso sus frutos son tan pequeños, concentrados y elegantes.

Los vinos de frutos negros protagonizan una de las alianzas naturales para las carnes rojas, desde vacunos hasta aves silvestres, incluidos jabalí o ciervo. Me gusta presentarles recetas fáciles, rápidas y entretenidas, como Casillero del Diablo Leyenda con un filete de vacuno en salsa de queso azul y papas baby, o bien, Casillero del Diablo Shiraz con pechuga de pato en salsa de arándanos. Hoy, los quiero tentar con un plato  para el fresco y jugoso Casillero del Diablo Malbec. ¡Pizza con higos!

Preparación

Ingredientes 4 personas:

  • 2 cucharadas de levadura en polvo
  • 250 g de harina
  • 150 ml de agua tibia
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cuchara de aceite de oliva más para forma de hornear
  • 1 cebolla cortada en plumas
  • 12 higos frescos cortados por la mitad
  • 1 cucharada de vinagre balsámico
  • 100 gr de queso mozzarella
  • 100 gr de queso azul
  • 150 gr de jamón serrano
  • 1 taza de hojas de rúcula fresca
  1. Con levadura, agua tibia y un poco de harina preparar la masa madre en una fuente.
  2. Después de un par de minutos, la levadura comienza a burbujear. En ese momento, agregar el resto de la harina, aceite de oliva y sal. ¡Y a amasar! La masa de pizza deber ser muy suave, sedosa y no pegajosa. Dejar reposar 15 minutos.
  3. Mientras, caramelizar las plumas de cebolla en un sartén con una pizca de sal y una pizca de azúcar morena.
  4. Engrasar con aceite de oliva una fuente para hornear. Extender la masa. Distribuir los trozos de queso e higos por encima con unas gotas de vinagre balsámico.
  5. Hornear 12 minutos en horno precalentado a temperatura de 200º C.
  6. Sacar del horno y decorar con trozos de jamón y hojas de rúcula.