Si comparan los precios de las copas de vidrio v/s las de cristal, seguramente se preguntarán: ¿vale la pena invertir en copas finas? ¿Para qué? Hoy profundizaremos en las diferencias entre ambos materiales y su efecto en la percepción del vino.
Por: Ania Smolec
Wine blog Concha y Toro
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Fotos: cortesía de Cocha y Toro
Vidrio: la opción clásica
La humanidad está familiarizada con el vidrio desde hace miles de años. Los primeros restos descubiertos provienen de Mesopotamia y datan de 1.500 años A.C. Hoy existen diferentes tipos de vidrio y las copas hechas de este material suelen ser baratas. Su máxima es: si la copa se rompe, podemos remplazarla rápidamente por una nueva.
Su mayor fortaleza es su estructura lisa, siempre y cuando esté bien moldeada la copa. Esta cualidad impide la absorción de los aromas químicos del detergente. No se preocupen: las copas se pueden limpiar en el lavavajilla. No se romperán.
Sin embargo, las copas de vidrio suelen ser más rústicas y nubosas, con un borde grueso que no es ideal para el buen disfrute del vino.
La experiencia 5 estrellas del cristal
El término “cristal” es un poco engañoso. Debería ser llamado vidrio de plomo o vidrio mineral. La diferencia principal entre el cristal y el vidrio común es que el cristal contiene minerales (plomo, magnesio, zinc). que fortalecen el material. Las copas son bien duraderas, pero con los bordes muy delgados. Por la tecnología que implica su producción, los precios del cristal son más altos. Hay que tratarlas con mucho cariño.
La copa de cristal es más fina y transparente. Los amantes del vino prefieren el cristal sobre el vidrio porque permite una apreciación más fácil del color y de la viscosidad del líquido. Cuanto mayor sea el contenido de plomo en el cristal, mayor será la claridad (entre 36 y 70% en el caso de una copa fina). Otra diferencia clave es el sonido que se produce cuando la golpeamos con las uñas. Ay, el cristal y su romántico tintineo.
Normalmente, el vidrio tiene que ser cocido a altas temperaturas con solo una corta ventana de tiempo para soplar o moldear. La presencia de plomo disminuye la temperatura y prolonga el tiempo de trabajo, permitiendo un acabado más fino. Mientras que la presencia de plomo ayuda a esculpir la forma deseada, también hace que el cristal sea más frágil, quebradizo y propenso a los arañazos.
¿Qué elegir?
Las diferencias físicas entre los dos tipos de copas son evidentes, pero ¿cómo funcionan en nuestra vida diaria? Uf, seguramente les llamó la atención el tema de la presencia de plomo en el cristal. ¿Hay riesgos potenciales para la salud? Hoy varios fabricantes utilizan óxido de zinc, óxido de bario u óxido de potasio en lugar de plomo. Las copas tienen casi las mismas cualidades que las de cristal de plomo y no plantean riesgos para la salud, pero son más ligeras y tienen menos poderes dispersivos ante los impactos.
¿Cristal o vidrio?, se preguntarán. Para contestar esta interrogante, tenemos que considerar ciertos aspectos personales:
- No quieren gastar mucha plata. No queda otra: compren copas de vidrio
- Tienen niños pequeños o mascotas en casa. El vidrio es más conveniente frente a los accidentes, como los tiernos movimientos de cola de nuestro perrito regalón.
- No les gusta lavar las copas a mano, sino en un lavavajilla. Utilicen copas de vidrio porque las de cristal sí o sí deben lavarse a mano por su estructura más porosa.
- Si les gustan los productos de lujo, de “primera clase”, seguramente va a preferir beber vino en copas de cristal. El disfrute del vino está por encima de las consideraciones económicas.
- Les gusta probar cada cepa y estilo de vino en una copa especialmente diseñada para ellos. Las copas de vidrio son estandarizadas. Algunas copas de cristal están fabricadas para la máxima expresión de cada vino.
- Le interesa entender bien el vino, especialmente un vino fino. Para la mayoría de la gente, no hay una gran diferencia en el sabor entre los vinos servidos en copas cristal y de vidrio. Pero para algunos tipos específicos de vino, un sorbo desde un cáliz de cristal en lugar de uno regular puede darle a su boca una experiencia diferente. Una buena copa tendrá un borde o “corte” suave y que permite que el vino fluya con naturalidad.
Probablemente, la mejor opción sería tener ambos tipos de copas. En mi casa, utilizo las de vidrio para el día a día, mientras que desempolvo las de cristal para mis catas y comidas especiales, cuando tengo invitados que saben de vino o quieren aprender.
Lo reconozco: sufro cuando algún invitado rompe mis queridas copas de cristal. Por eso no tengo pudor en poner sobre la mesa una bonita escupidera cuando descorchamos muchas botellas. Así los comensales pueden vaciar sus copas para degustar el siguiente vino y terminar la velada sin congojas.
A las copas de cristal hay que mimarlas, tratarlas con delicadeza, al igual que a nuestros grandes vinos e invitados.