Cuando están en una tienda especializada o en un supermercado, se pueden sentir abrumados con la cantidad de marcas, cepas, orígenes y estilos de vino. Antes de comprar, les recomiendo responder éstas preguntas claves que le permitirán adquirir el vino que realmente desean.

Por: Concha y Toro

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Fotos cortesía: Concha y Toro

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¿De qué tengo ganas?

Como dice el dicho, “sobre gustos no hay nada escrito”. Algunos gustan de los vinos frescos y bajos en nivel de alcohol. Otros prefieren los complejos y musculosos. Hay fanáticos de los rosados. Incluso algunos que solo descorchan tintos. Cuando enfrenten una compra de vino, respondan antes en una hojita: ¿Blanco o tinto? ¿Región favorita? ¿Qué aromas buscamos? ¿Nos gustan los vinos con cuerpo? ¿Preferimos atributos como elegancia y ligereza? ¿Preferimos el dulzor de fruta o la frescura? Este pequeño cuestionario es clave para definir por qué estilo de vino debemos inclinarnos, o al menos nos entrega ciertas luces que estrecharán nuestra búsqueda.

¿Para qué ocasión lo necesito?

Sí, este aspecto es importante. El estilo del vino dependerá de la ocasión de consumo. ¿Un simple almuerzo de día de semana? ¿Una celebración familiar? ¿Una cena de aniversario? ¿Un regalo? Nuevamente les invito a tomar lápiz y papel. Si se trata de un evento importante, tenemos que elegir un vino más sofisticado (a veces más caro), más elaborado y más fino. Para una comida casual, por otro lado, pueden elegir un vino rico, pero de precio accesible. Y si el vino es para regalo, piensen bien antes de comprarlo: un vino ícono para impresionar a nuestros suegros, una cepa más desconocida para sorprender a nuestros amigos y cercanos, o bien, una mezcla con un gran potencial de guarda para atesorarlo por años en una cava y mantenerlo como un recuerdo vivo.

¿Con qué comida pienso consumirlo?

Cuando no existe una armonía entre el plato y el vino, no hacemos otra cosa que destruir la belleza de ambos. La experiencia es una cacofonía de notas y no una sinfonía. Si el vino se va a servir con algún plato concreto, consideren el peso y aromas de ambos. Si no tienen todavía mucha experiencia en maridaje, la regla más antigua de todas dice que las carnes blancas van bien con blancos, mientras las carnes rojas con tintos. Es un camino seguro, pero poco fascinante. Ustedes ya saben que pueden servir un pescado graso, como el atún, albacora o mero, con un vino tinto ligero. También una comida salada y compleja, como un foie gras o terrina, con un vino dulce. No dejen de experimentar.

¿Cuál es mi presupuesto?

En el mercado hay vinos de diferentes precios, desde un par de dólares por botella hasta ciertos íconos que cuestan miles. Ustedes mejor que nadie (más que el vendedor de la tienda, por seguro) saben cuánto dinero quieren invertir en esta compra. Si ya saben el estilo y la ocasión de consumo, ya tienen mucho camino avanzado. Solo queda posicionarse y buscar en el segmento de precio adecuado a su bolsillo. Es un mito que solo los vinos caros son maravillosos. Hay muchos vinos de precio moderado que también sorprenden y encantan.

¿Cuántas botellas voy a necesitar?

Podemos comprar una caja de vinos y guardar una parte para que evolucione en nuestra cava. Pero, si no queremos gastar de más, tomen en cuenta esto: una botella del vino alcanza para poco más de 7 copas. Para una fiesta, en cambio, se calcula media botella por persona, incluso más si sus invitados son amantes del vino. En estos casos, por supuesto, asegúrense que los comensales se muevan en taxi para que vuelvan a casa seguros.