La vitamina de la luz solar.

Por: Fanny Cardoze

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La vitamina D es una vitamina liposoluble, es decir que requiere de grasa para absorberse, es una pro-hormona que podemos obtener de tres formas: a partir de la exposición directa de la piel al sol, a partir de la dieta o de suplementos.

Funciones de la Vitamina D:

  • Esencial para el crecimiento y desarrollo normal.
  • Importante para la formación y mantenimiento de  huesos y dientes.
  • Los nervios la necesitan para transmitir mensajes entre el cerebro y cada parte del cuerpo.
  • El sistema inmunitario, la utiliza para combatir virus y bacterias.
  • Fundamental en la homeostasis del calcio y el fósforo, pues disminuye la posibilidad de lesiones.
  • Interviene en la capacidad oxidativa y en la producción energética permitiendo la recuperación fácil de esfuerzos de actividad física e influye en el rendimiento al de practicar deporte.

Los investigadores defienden que se deben mantener los niveles de vitamina D adecuados en sangre, porque podría mejorar el rendimiento muscular, la recuperación post-esfuerzo, la potencia y fuerza muscular y la producción de testosterona. Todo ello con la finalidad de optimizar el rendimiento deportivo.

Sin embargo, la denominada suplementación para deportistas podría llevar a niveles excesivos en sangre causando toxicidad.

Hay que realizar una adecuada evaluación de la ingesta de alimentos en los deportistas, además de la realización de exámenes bioquímicos en sangre de los niveles de vitamina D, ya que el déficit de está vitamina, puede influir negativamente en el rendimiento deportivo y aumentar el riesgo de fracturas. Un atleta que presente niveles bajos de esta vitamina en sangre, se verá fuertemente afectado. En general, los niveles inferiores a 30 nmol/L (12 ng/mL) son demasiado bajos para la salud general, y es probable que los niveles superiores a 125 nmol/L (50 ng/mL) sean demasiado elevados. Los niveles iguales o superiores a 50 nmol/L (20 ng/mL) son suficientes para la mayoría de las personas.

Los alimentos con mayor contenido son: carnes rojas, mantequilla, leche entera, vísceras como el hígado y la morcilla, sin embargo, estos cuentan con un alto contenido de grasa por lo que en su lugar se recomienda incluir alimentos como: huevos, sardinas, salmón y hongos que son ricos en vitamina D, con un contenido aceptable de grasa saturada y colesterol.

Cabe señalar que la poca exposición solar en los meses de invierno puede alterar los niveles en sangre de esta vitamina.  Los grupos con mayor riesgo de no obtener suficiente vitamina D son:

  • Adultos mayores: su piel no produce vitamina D al exponerse a la luz solar con la misma eficacia que en su juventud, y sus riñones tienen menor capacidad de convertir la vitamina D a su forma activa.
  • Personas de piel oscura: su piel tiene menor capacidad de producir vitamina D por el sol.
  • Personas con trastornos inflamatorios intestinales como la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca, que carecen de un control adecuado de las grasas, porque la vitamina D necesita grasas para su absorción.
  • Personas obesas, porque la grasa de su cuerpo se adhiere a cierta cantidad de vitamina D e impide que ésta llegue a la sangre.

En definitiva, los atletas son un grupo que se afecta grandemente en su rendimiento en caso de deficiencia de vitamina D, por lo que lo más recomendable es que se realicen exámenes de laboratorios completos de manera rutinaria y que se vigile su ingesta de alimentos. La idea no es suplementar a todos por igual, sino dar los suplementos a quienes tengan deficiencia de nutrientes. Los deportistas de alto rendimiento y profesionales deben ser supervisados por profesionales que vigilen su salud.