El estrés, las vacaciones o los hijos pueden influir directamente al momento de dedicarle tiempo a la intimidad. No es igual en el noviazgo, luego de años de convivencia, trabajos, carreras y todo lo que la vida de hoy obliga. El asunto radica en conciliar ambas posturas, lo cual, de hecho, es algo que se puede lograr si dedicamos el tiempo necesario a dialogar sobre el tema. La duración del encuentro es relativa. Las personas suelen preguntar cuánto hay que durar, y la respuesta adecuada es que debe durar lo que sea satisfactorio para ambos.
La bisexualidad es la atracción sexual (física y/o sentimental) hacia individuos de ambos sexos. Este tipo de orientación sólo ha sido objeto de estudio serio desde la segunda mitad del siglo XX y aún hoy, existen desacuerdos sobre su prevalencia y naturaleza.
Se sabe, que durante la adolescencia e incluso hasta los 25 años aproximadamente, algunos hombres y mujeres, pueden tener experiencias sexuales de diferente índole con personas de su mismo sexo; esto permitirá que posteriormente se establezca un patrón sexual definido, donde la persona decidirá ser heterosexual, homosexual o bisexual.
Las mujeres que tienen un deseo homosexual y se comportan heterosexualmente debido a factores sociales y culturales, muy probablemente decidan ingresar a las filas de la bisexualidad, ya que satisfacen ambos mundos lo cual les permite ser funcionales ante la sociedad.
Algunos investigadores que creen que hay un conjunto de factores que ayudan a que las mujeres heterosexuales tiendan a la bisexualidad. Consideran que al aprender a competir con las mujeres para resultar atractivas a los hombres, también aprenden a apreciar lo que resulta atractivo en ellas.
En consecuencia, se dan cuenta de las cualidades eróticas de otras. Más aún en nuestra sociedad que permite que las mujeres sean más expresivas, emocional y físicamente, con otras, facilitando una vez más el paso a la bisexualidad.
Habida cuenta de las normas sexuales más liberales de los últimos años, hay quienes participan en relaciones sexuales en grupos de más de dos personas a la vez, lo que da ocasión a experimentar el lesbianismo.
Por último, el movimiento de la mujer ha creado un ambiente que apoya hasta cierto punto, el lesbianismo y aparte de las convicciones feministas, hay mujeres heterosexuales que deciden experimentar el lesbianismo, convirtiéndose, por tanto en bisexuales.
Estudios realizados por sociólogos en Estados Unidos, han descrito una alta prevalencia de mujeres que tienen algún interés sexual en personas de su mismo sexo, pero habría que evaluar el universo, el método científico, junto con los instrumentos utilizados y los resultados obtenidos para definir una conclusión. Lo que sí es verídico, es que no debemos universalizar o generalizar esta posible tendencia ya que el ser humano, sexuado como es, abre cada día más su capacidad de disfrutar de diferentes formas su sexualidad, pero siempre inmerso en una sociedad que puede elevar o restringir su comportamiento.