Por años se han tejido mitos entre estas dos actividades, orientados a sustentar qué tan beneficioso o perjudicial puede ser el sexo para el deporte y viceversa.
Por: Yaribeth Vásquez
La realidad, según el sociólogo y sexólogo Richard Ling, miembro de la Asociación Mundial para la Salud Sexual, es que esta controversia no tiene «ni pies ni cabeza». Su aseveración la sustenta en el hecho de que ambas actividades son tan similares en sus características y en el impacto que generan en el cuerpo humano, que difícilmente se les puede llamar una especie de «gemelos idénticos»… «enemigos acérrimos». «Y hago la analogía de gemelos idénticos porque, aunque tienen muchas cosas iguales, tienen ciertas características diferentes que marcan quién es uno y quién es el otro», recalcó el especialista.
Luego de esbozar esta apreciación, Ling explicó que se han hecho muchos estudios sobre el tema que reposan en bibliotecas, Centros de Análisis Clínicos y hasta en internet.
Ninguno de estos estudios ha podido sustentar que una actividad afecta a la otra, por el contrario, han resaltado las similitudes asombrosas que existen entre ambos ejercicios y cómo se complementan entre sí.
En esta línea, se puede resaltar que el sexo y el deporte contribuyen por igual al esfuerzo físico, transpiración, aceleración de las pulsaciones, aumento de la intensidad respiratoria, liberación de endorfinas y, lo más importante, ambas actividades proporcionan una intensa sensación de placer y bienestar que redunda positivamente en las condiciones anímicas del individuo.
Más psicológico que físico
Ling sustenta que el deporte, definitivamente es positivo para el sexo porque ayuda a que la persona pueda tener un mejor rendimiento sexual y flexibilidad para disfrutar sin incomodidades y a buen ritmo el acto en sus diferentes formas.
En cuanto al tema deportivo, argumenta que el mito atiende a la preocupación de los entrenadores porque sus chicos (as) inviertan tiempo y energías en una actividad diferente a la que les compete. «El sexo no afecta el rendimiento del deportista porque a duras penas le puede consumir unas 300 calorías que podrá recuperar con facilidad con una buena alimentación», puntualiza el sexólogo.
El problema, de acuerdo con Ling, radica en que la prohibición del acto, seduce al deportista a querer infringir las reglas a escondidas y este no sólo sale a buscar una compenetración sexual, sino que lo estimula a desbocarse en diferentes actos (alcohol, juerga y en algunos casos, otras sustancias ilícitas) que terminan por disminuir sus capacidades de manera integral y desconcentrarse de los objetivos trazados por el entrenador.
Comenta el miembro de la Asociación Mundial para la Salud Sexual que «hay muchos deportistas buenos que nunca han suspendido su actividad sexual. La prohibición del sexo para los deportistas, principalmente para los hombres, no es buena porque el ejercicio físico aumenta sus niveles de testosteronas, lo que quiere decir que su punto de líbido es altísimo».
Contrario a la prohibición, lo que hay que apostar es a que los deportistas tengan sexo con responsabilidad, lo cual los ayudará a calmar el estrés y las ansias comprimidas en los días previos al compromiso deportivo y, por qué no, a ir más sueltos a sus prácticas rutinarias.
Ahora, en el caso de personas comunes y corrientes, que tienen por costumbre practicar ciertos deportes para verse bien, de más está decir que el ejercicio sólo ayudará a que tengan mejores condiciones para practicar el sexo y ayudará a mejorar los niveles de líbido tanto en el hombre como en la mujer.
La visión de un entrenador
Ante estos argumentos, Alberto Grimaldo -quien por 25 años fungió como entrenador en el Instituto Justo Arosemena, preparando futuras promesas del fútbol para competir en Juegos Centroamericanos y demás competencias regionales- confesó que la restricción la aplicaba por el sólo hecho que lo decían «los viejos y sabios entrenadores que le enseñaron a él».
No obstante, y haciendo referencia de su experiencia, indicó que el sexo con
responsabilidad se puede llevar mejor con deportistas más adultos o muy consagrados con sus metas. En cambio, con los muy jóvenes, a veces es bueno tener reglas fuertes que los ayuden a no desenfocarse ni cometer actividades descontroladas que repercutan negativamente en su rendimiento.
Por otro lado, puntualizó que si bien es cierto que el sexo no afecta el rendimiento físico de los chicos, hay que tener presente que a algunos no les va muy bien el estar muy relajados y desestresados ante una competencia. «Esa tensión y ansiedad, aunque sea difícil de creer, a veces ayuda a que el deportistas dé el todo por el todo en su
intervención y, por otra parte, lo mantiene alerta y poco confiado».
Grimaldo, ya retirado del ejercicio como entrenador, opina que a su parecer levantaría la restricción severa que los entrenadores tienen sobre los deportistas de no mantener sexo durante los entrenamientos intensivos de cara a un compromiso deportivo; sin embargo, mantendría la regla que un día antes del evento, lo que se tiene que hacer es dormir temprano y descansar».
En resumen, ambas actividades, llevadas responsablemente cuando se tienen compromisos deportivos profesionales, ayudarán al bienestar físico, mental y emocional del individuo. Y a los demás, les ayudará a hacer más plena y placentera su vida diaria y sexual.