El individuo, con o sin compromiso, que a menudo busca encuentros sexuales ocasionales, es un adicto.
Cuando pensamos en una adicción, generalmente nos viene a la mente la imagen de una persona consumiendo y abusando de una sustancia en particular, por ejemplo marihuana, cocaína, alcohol por mencionar algunas. Existen otro tipo de adicciones, relacionadas con nuestros comportamientos y acciones. Todas estas adicciones tienen en común la dependencia, pensamientos negativos repetitivos y una compulsión que hace que lleguemos a realizar dicha acción.
Cuando una persona es adicta al sexo nos referimos a un aumento de la sexualidad, es decir, una hipersexualidad, que en las mujeres se conoce como ninfomanía y en el hombre como satiriasis.
Si bien es cierto, no podemos decir que una persona que practique y disfrute del sexo con mayor frecuencia que la mayoría de las personas, estadísticamente hablando, sea necesariamente adicta al sexo. Esto puede deberse a que esta persona necesite expresar sus emociones y su energía sexual con más frecuencia.
Cuando hablamos de que una persona es adicta al sexo nos referimos a cuando, sin darse cuenta, tiene pensamientos negativos automáticos que le hacen realizar el acto sexual frecuentemente y por más que lo haga, se siente vacío. Además, llega el momento en que dichas acciones pueden interferir con otras áreas de su vida e inclusive, convertirse en el centro de la misma. Por otro lado, como ocurre con otras adicciones, el adicto al sexo no es consciente de que tiene un problema, por lo tanto en ocasiones, tarda en buscar ayuda o inicialmente no lo hace de forma voluntaria, sino por “complacer a otras personas”.
La adicción al sexo en ocasiones viene acompañada por la adicción al amor. Podemos considerar que una persona es “adicta al amor” cuando padece de una dependencia afectiva que le lleva a conductas autodestructivas y humillantes con tal de no perder al ser amado u objeto de su amor. Ambas adicciones pueden aparecer separadas o juntas, aunque es importante señalar que el adicto al sexo nunca está satisfecho sexualmente, es decir, siempre desea realizar más y más el acto sexual mientras que el adicto al amor teme ser abandonado.
Su pasado
Es importante, a la hora de buscar causas, descartar enfermedades orgánicas que pueden incitar este tipo de conducta.
En ocasiones, cuando buscamos en el pasado de las personas que padecen una adicción al sexo, encontramos que estas han crecido en ambientes familiares enfermizos, en donde los abusos físicos, sexuales, emocionales o inclusive el abandono, han tenido lugar durante su infancia. Pueden sentir rabia y dolor por no haber sido amados en su niñez o por haber padecido dichos maltratos y abusos.
Los adictos intentan llenar vacíos emocionales a través de la relación sexual. Obviamente, esto no les satisface y continuamente se encuentran en una búsqueda de placer, poder que no tiene fin. Esto les provoca ansiedad y empiezan a realizar el acto sexual de forma compulsiva. Como no se pueden resistir, se sienten culpables y vacíos y comienza el ciclo nuevamente.
Cuando la adicción al sexo ocurre en la fase adulta y no hay historial de abuso previo, la posible causa puede ser las frecuentes frustraciones amorosas.
Existen cuatro tipos de adictos al sexo:
- El esposo o esposa compulsivo, siempre insatisfecho sexualmente.
- El individuo, con o sin compromiso, que a menudo busca encuentros sexuales ocasionales.
- Los que solicitan servicios sexuales cuando no consiguen otro tipo de contactos.
- Los que acuden a la pornografía en Internet, revistas y /o películas.
Recuperación
El psicólogo/sexólogo es el especialista adecuado para brindarle atención y ayuda a los adictos al sexo y al amor, ya que busca las causas iniciales y las que pueden mantener la adicción y le facilita “herramientas” para cambiar sus pensamientos y conductas.
No obstante, es necesaria la colaboración del paciente como en cualquier otra adicción. Como cada persona es un mundo, resulta imprescindible hacer un diagnóstico personalizado para así programar el tratamiento a seguir. El tratamiento que empleamos combina diversas técnicas psicológicas, entre ellas la terapia cognitivo-conductual, psicoanálisis breve e hipnosis terapéutica.
El tiempo para recuperarse es relativo, depende de cada persona, puede darse en periodo promedio de un par de meses, aunque si las causas que lo originaron o lo mantienen son más complejas, puede tardar años. Todo depende de cada caso y la técnica empleada en el tratamiento.
Es importante que la persona que padezca una adicción al sexo busque inmediatamente ayuda psicológica, ya que con el tiempo puede llegar a afectarle en su autoestima y en casos extremos, caer en una depresión o en una ansiedad grave. Además, puede causar problemas en otras áreas de su vida, por ejemplo, en su relación de pareja (se generan discusiones, desconfianza), con sus relaciones interpersonales (se aíslan y no se relacionan con los demás) e inclusive en su trabajo, ya que han llegado a convertir el sexo en el centro de su vida, restándole importancia a otras actividades.
También es necesario buscar apoyo espiritual, ya que en ocasiones, los adictos intentan llenar vacíos emocionales a través de las relaciones sexuales y al final se sienten aun más vacíos, pues su vida gira en torno al sexo y nos olvidamos de que lo más importante en nuestra vida debe ser siempre Dios, quien nos guía, ilumina y da la fuerza necesaria para salir de todas nuestras dificultades y problemas.
Dra. Olivia A. Sandoval Shaik
Psicóloga Clínica- Sexóloga e Hipnoterapeuta
Consultorios América
Teléfono: 2294388 ext. 2001