runningPor Fernando Revuelta Atleta del Team SAUCONY
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En el origen de una lesión deportiva pueden confluir aislada o conjuntamente numerosos factores adicionales a la clase de superficie, como el calzado deportivo (tanto su tipo como el estado de desgaste del mismo), el perfil del terreno, el nivel y volumen de entrenamiento, nuestra técnica de carrera, la morfología y estado general de salud del atleta, y otros afines. Por ello no se puede afirmar que exista una clara relación entre la superficie donde entrenamos y el riesgo de sufrir una lesión. Dicho esto, lo que sí parece obvio es que el abuso de determinadas superficies puede originar o agravar algunas lesiones en particular. Lo primero que como atletas debemos saber son las características y parámetros de las distintas superficies en las que podemos desarrollar nuestra actividad:

Grama
La grama (hierba), siempre que sea una superficie regular, nos ofrece una excelente amortiguación a nuestras articulaciones y grupos musculares. El problema de la grama puede surgir cuando -oculta bajo ella- existan desniveles o huecos en el terreno que nos provoquen una torcedura o esguince en el tobillo, por lo que siempre habrá que estar pendiente y no descuidar un buen calentamiento de las articulaciones del pie. La grama es un excelente terreno para realizar rodajes largos en el caso de fondistas, series de resistencia de no alta intensidad, calentamientos previos a series de intensidad alta, y ejercicios específicos de técnica de carrera. La grama también es la superficie ideal para realizar trotes suaves de duración corta el día previo a una competencia, así como para recuperar los grupos musculares el día post competición cuando por lo general tendremos una sensación alta de rigidez en los mismos.

Tierra
Siempre que se trate de una superficie bastante compacta, la tierra se configura como la superficie «reina» para desarrollar la actividad de correr, tanto se trate de un atleta aficionado como competitivo. Los caminos de tierra absorben una gran proporción de la energía generada por nuestras zancadas, y al mismo tiempo permiten un buen grado de impulso, haciendo que nuestra carrera no sea físicamente tan exigente. También tendremos como ventaja que el piso estará a nuestra vista, no como sucede en el caso de la grama, por lo que nuestra pisada será generalmente estable y evitaremos posibles lesiones por torceduras.

Los caminos de tierra son ideales para realizar largos rodajes de fondo, especialmente si podemos diseñar circuitos en los que no tengamos que hacer vueltas o repeticiones. La tierra por su buena amortiguación y estabilidad, también se presta como una superficie ideal para trabajos de calidad de series e intervalos de intensidad media. Por mencionar alguna característica en contra, la presencia de lluvia puede afectar muy negativamente la solidez y consistencia de este tipo de terreno, haciéndolo en algunos casos impracticable o cuando menos muy peligroso al formarse agua estancada y barro que nos pueden ocasionar resbalones e incluso caídas.

Pista sintética
Los materiales sintéticos se caracterizan porque proporcionan un terreno ideal para la práctica de la carrera. Tienen una gran absorción de la zancada, a la vez que facilitan el impulso posterior, todo ello en una superficie muy estable donde se minimiza el riesgo de lesiones y la distancia está perfectamente medida. La pista sintética es aconsejable para realizar trabajos muy específicos, como series de alta intensidad, trabajos de velocidad, así como ejercicios para el mejoramiento de la técnica de carrera. Obviamente la pista no está recomendada para realizar rodajes medios y largos de fondo y ese es un error que todavía se puede observar en algunos coliseos. Resulta muy llamativo ver a un atleta principiante dando vueltas sin parar por la calle 1 de una pista de atletismo, antes de que alguno más experimentado le haga saber que no está haciendo lo correcto.

Caminadora
Entre las ventajas de la caminadora tenemos la facilidad para ejecutar una rápida sesión de entrenamiento, incluso con un programa pre-establecido de ritmos, intensidades e inclinación y todo ello independientemente de la climatología que pueda haber en el exterior. La superficie de la cinta es estable y facilita la absorción de la pisada evitando el riesgo de lesiones. A pesar de estas bondades, la cinta tiene muchos detractores, especialmente aquellos a los que les gusta correr al aire libre. Por lo monótono de la misma, aunque tengamos un TV enfrente o aparato de audio, utilizaremos la cinta en periodos cortos no superiores a los 30-45 minutos, más que todo en aquellos días en que la climatología o la falta de tiempo nos impidan realizar otra clase de ejercicio.

Arena de playa
Tanto se trate de correr por la orilla húmeda en arena más dura o en mitad de la playa por arena más blanda, este tipo de superficie es realmente de las que deberemos en lo posible evitar, salvo que estemos de vacaciones y aprovechemos la ocasión para caminatas o pequeños ejercicios de carácter terapéutico y regenerativo. No es recomendable en la playa hacer rodajes por encima de 15 a 20 minutos, y siempre a ritmos de baja intensidad. En la parte más húmeda y dura de la arena, vamos a encontrar un grado variable de inclinación (peralte), lo cual es un riesgo inminente de sobrecargas y posibles lesiones. Para evitar en lo posible las mismas, es preferible cambiar cada pocos minutos de dirección e ir compensando las cargas.

Asfalto y concreto (cemento)
Son las superficies más duras con las que nos podemos encontrar, lo cual lleva aparejado que el nivel de amortiguación es muy bajo. De este modo, es la zapatilla y nuestro propio cuerpo a través de sus grupos musculares, tendones, ligamentos y articulaciones los que absorben casi por completo el impacto de cada una de nuestras zancadas. En el capítulo de beneficios, tanto el asfalto como el concreto, si son homogéneos, nos dan una gran estabilidad, disminuyendo las posibles lesiones asociadas a torceduras y esguinces. Por el contrario, la dureza de los mismos es un elemento que favorece lesiones por sobrecarga como las tendinitis y roturas fibrilares. Generalmente, el asfalto suele ser la superficie más utilizada por los atletas de fondo para realizar sus rodajes de larga duración.

Adoquín (Pave)
No podía terminar la enumeración de superficies sin referirme a este elemento que debería estar desterrado de nuestros entrenamientos, pero que lamentablemente se ha incorporado en los últimos años a nuestras rutas, tanto en la Calzada de Amador como en la Cinta Costera. Definitivamente el adoquín, generalmente de piedra o concreto, y de forma irregular, es con gran diferencia la peor superficie que puede elegir un corredor, independientemente de su nivel y aspiraciones. Adicional a su falta de amortiguación, es totalmente inestable, bien por fabricación, defectos de colocación o daños de conservación y correr en esta superficie es realmente un tormento. La recomendación sin lugar a dudas es huir de este tipo de superficies de adoquín, losa, pavé, y similares, ya que las posibilidades de sobrecargas, torceduras, esguinces y similares son altísimas.

Visto lo anterior, se pueden sacar las siguientes conclusiones:

  • No existe un tipo de terreno ideal para el entrenamiento de atletas sin que estos tengan el riesgo de posibles lesiones, ya que en muchas ocasiones las lesiones provienen de una conjunción de factores y circunstancias que se van sumando para obtener un resultado final nocivo.
  • Cada atleta, dependiendo de sus objetivos y planificación, es quien debe buscar en cada una de sus sesiones el terreno más adecuado para realizar el trabajo específico respectivo y, de igual modo, deberá ajustar el calzado elegido a esa intensidad y superficie. Todo está correlacionado.
  • Aunque el «guión» nos determine una superficie ideal para cada entrenamiento respectivo, muchas veces por cuestiones de tiempo, climáticas, facilidades de hidratación, inexistencia o dificultad de acceso a determinados lugares o instalaciones, deberemos improvisar y adaptarnos -de la mejor manera y sin perder el buen humor- a las circunstancias, buscando la menor afectación al desempeño buscado.
  • Para trabajos suaves, de baja – media intensidad, regenerativos y de descarga, las superficies más idóneas son la tierra y la grama baja.
  • Para sesiones en las que se busca trabajar la velocidad, es preferible optar por una pista de atletismo, tierra compacta u otra superficie que aunque más dura, ofrezca estabilidad como el asfalto.
  • Cuando nuestro objetivo sea potenciar la fuerza, optaremos por terrenos más inestables como tierra no regular, trillos, hierba alta, y ocasionalmente arena de playa.
  • La caminadora es una alternativa para momentos en que la climatología o la falta de tiempo impiden correr en el exterior, pero por lo general no debemos considerarla como un sustituto de la carrera normal, puesto que la mecánica de la zancada y otros elementos son bastante diferentes.
  • Preferiremos sitios con nulo o poco tráfico vehicular, planos, con un firme regular, rodeados de naturaleza y protegidos del sol. Lo ideal para un trotador que se inicia sería correr por grama baja regular o caminos de tierra estables para minimizar el impacto de nuestro cuerpo en el piso. Evita en lo posible correr por las aceras, no solo por subir y bajar bordillos, sino adicional por el peligro de tropezar con salientes como losas sueltas o tubos de metal.
  • Comenzando, puedes optar por alternar periodos de caminata rápida con tramos de trote. El perfil del terreno nos puede servir como guía trotando en las zonas planas y caminando las cuestas y bajadas. Aunque la tendencia natural sería correr en las bajadas, para los trotadores noveles es mejor que las caminen, debido a que en los descensos se genera mucho impacto de amortiguación en tobillos y rodillas.