FREVUELTA
Fernando Revuelta
Atleta UNDER ARMOUR
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Oporto es una histórica ciudad portuguesa enclavada en la costa atlántica, en la desembocadura del caudaloso río Duero. Solo superada por Lisboa en cuanto a población. Desde hace 12 años organiza su prestigiosa maratón, un evento que se destaca tanto por su alto número de participantes, como por la calidad de los atletas que son de la partida. Este año la prueba programó tres distancias: maratón de 42 kilómetros; family race de 15 kilómetros; y fun race recreativa de solo 6 kilómetros.

La ruta de la maratón partía del parque da cidade, y tras un pequeño circuito se dirigía de modo paralelo a la costa hasta la desembocadura del Duero, y por las orillas del mismo hasta el icónico puente Luiz I y las famosas bodegas de vino de la zona de Gaia. En este punto se hacía un giro y se retornaba en sentido contrario hasta la meta. El circuito era realmente bonito y pintoresco, incluyendo numerosos tramos de rústico empedrado que dificultaban mantener una zancada estable. Entre las tres distancias se congregaron más de 12,000 corredores de 36 países, siendo ganada la prueba reina de los 42 kilómetros por el keniano Gilbert Yegon con un registro de 2h14.04, mientras que en la rama femenina la también keniana Brigid Jepcheschir se alzó con la victoria con tiempo de 2h47.59.mapa

En el plano personal, la Maratona do Porto iba a ser mi objetivo principal de la temporada, después de correr la maratón de las Américas en Panamá. Pero el grave esguince de tobillo que tuve mientras participaba en el trail la Dorada en el Valle me alteró completamente la preparación, teniendo que estar durante tres semanas totalmente en reposo, y las seis siguientes en una progresiva y lenta rehabilitación. Aunque parecía imposible que pudiera participar después de solo dos meses de la lesión en una distancia tan exigente como es la maratón, decidí acudir a Oporto y tomarlo como un test sin presión, poniendo mi nuevo objetivo en la Maratón Internacional de Panamá que se celebraría tres semanas después. Hasta la media maratón me mantuve cerca del grupo de las tres horas, pero después sentí la falta de kilómetros en las piernas y tuve que ralentizar mucho el paso, incluso caminar ciertas partes hasta que finalicé la prueba en 3h32. Una maratón más completada, una nueva experiencia, y siempre algo que aprender. Después de 40 años corriendo, si tengo una cosa clara es que ninguna maratón es igual a otra. Y es que en una prueba como la maratón cualquier mínimo contratiempo se puede convertir con el paso de los kilómetros en una grave dificultad.

Os recomiendo esta prueba para que la pongáis en vuestros futuros calendarios, y por mi parte no me queda más que decir a esta preciosa tierra y sus gentes, Muito Obrigado!!!