Texto y foto: Fernando Revuelta |
El pasado 11 de septiembre se celebró la 5ta edición de la Maratón de las Flores en Medellín, uno de los eventos atléticos de mayor relevancia en la región. Medellín es la segunda ciudad con mayor población de Colombia con 2.5 millones de habitantes, solo superada por Bogotá, y es la capital del Distrito de Antioquia que está ubicado en el noroeste del país.
La prueba que arrancó bajo la lluvia tuvo su inicio y final en el icónico Parque de las Luces, y contó con distancias de 5, 10, 21 y 42 kilómetros para dar cabida a participantes de todos los niveles. En la modalidad reina, la de maratón, completaron la prueba 1,168 corredores, resultando ganador el keniano Amos Kiprotrich con registro de 2h17.52, mientras que en la rama femenina la también keniana Carolyne Chemutai se alzó con la victoria con tiempo de 2h37.32. Entre las cuatro distancias participaron casi 13,000 corredores llegados de 30 países.
Panamá, como en ediciones anteriores, acudió a la prueba con un nutrido lote de atletas que rondó los 80 participantes, de equipos locales como: Pty Runners, Tritones, Cutarra Runners, Team Simón, Nyeupe Timu, CC2, Road Runners, Correcaminos, Corredores del Parque Omar, Kilómetros x Alegría o el grupo de Isatrainer.
Medellín se presentaba para mí como la última oportunidad de obtener cupo para la Maratón de Boston de 2017, al estar la prueba avalada tanto por la IAAF como por la AIMS. No había margen de error, ya que al día siguiente del evento comenzaban las inscripciones para Boston, la decana de las maratones a nivel mundial con 120 ediciones a sus espaldas. El sacrificio y los meses de entrenamiento dieron finalmente sus frutos, logrando cruzar la meta dentro del tiempo requerido para mi categoría de edad con 3h21.17. Otros corredores del patio que destacaron también en la distancia de 42 kilómetros fueron el incombustible Ramsés Cano con 3h23.30, Luis Benítez con 3h28.44, Álvaro Aguirre con 3h33.32 y el veterano fondista chiricano Abdiel Cianca con 3h39.28.
Sin duda, recomiendo a los que todavía no habéis participado en Medellín que pongáis esta prueba en vuestro calendario a futuro, ya que aunque el recorrido en su perfil no es sencillo y la altitud también limita algo el desempeño del corredor, la belleza de la ciudad, la amabilidad de su gente y la buena organización lo compensan con creces.