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Lidiar con un padecimiento crónico como la diabetes no es fácil. Mucho menos en un niño que empieza a padecerla desde tempranas etapas de su vida.

Por: Dr. Iván Antonio Wilson
Pediatra

  

La diabetes es una afección crónica que se desencadena cuando el organismo pierde su capacidad de producir suficiente insulina  (Diabetes tipo I) o de utilizarla con eficacia (Diabetes tipo II), dando como consecuencia que el paciente presente niveles elevados de glicemia (azúcar en la sangre), con todas las complicaciones metabólicas asociadas.

La insulina es una hormona producida en el páncreas, encargada de controlar los niveles de glucosa (azúcar en el organismo).

Si bien, la diabetes tipo I o juvenil es más frecuente en niños,  es preocupante el creciente número de casos de diabetes tipo II, o del adulto, en la edad pediátrica. Esto se debe al incremento de la obesidad a nivel mundial.  Los niños y adolescentes no escapan a esta epidemia (globesidad), una de las más temibles.

Ambos tipos de diabetes comparten características en común, como son los síntomas y complicaciones, sin embargo, difieren en otros, tales como los factores asociados, inicio de la enfermedad  y tratamiento.

Diabetes tipo I
La diabetes tipo I es secundaria a una destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, llevando a una deficiencia parcial o total de la insulina.  Se encuentra entre las enfermedades crónicas más frecuentes de la infancia, siendo su prevalencia de 0,2% en sujetos menores de veinte años.  Las tres cuartas partes de los pacientes son diagnosticados antes de los 18 años.

Se mencionan factores genéticos asociados con el  riesgo de padecer diabetes mellitus tipo I.

En términos generales, la diabetes mellitus tipo I, en el niño, es una enfermedad de comienzo relativamente agudo.

Síntomas
El síntoma más constante y precoz es la poliuria (orinar frecuentemente), falta de apetito, pérdida de peso, cambios de personalidad, letargia, alteraciones en la visión, problemas escolares, dolores de cabeza y ansiedad.  También pueden presentar dolores abdominales.

No es inusual que el debut de estos pacientes sea mediante la presentación clínica de una complicación conocida como cetoacidosis diabética.  El paciente es llevado al cuarto de urgencias con manifestaciones, tales como: dolor abdominal, vómitos y deshidratación.  Luego de realizar el abordaje clínico y exámenes de laboratorio correspondientes, se hace el diagnóstico de diabetes de novo (o de inicio) y se confirma con otros estudios. Estos pacientes deben ser manejados con una adecuada hidratación y la instauración de insulina inyectable.

Diabetes tipo II
La diabetes tipo II o del adulto, cada vez es más frecuente en la edad pediátrica.  Esto es alarmante, porque tradicionalmente se consideraba como una enfermedad de personas en edad madura.  Sin embargo, hoy en día se sabe que uno de los factores estrechamente relacionados a la diabetes tipo II es la obesidad.  Como todos sabemos, los niños y adolescentes no escapan a esta realidad.

 La evolución de este tipo de diabetes es insidiosa o crónica (no aguda, como en el caso de la diabetes tipo I). Los pacientes pueden presentar el padecimiento sin saberlo, es decir, pueden permanecer asintomáticos y el diagnóstico se realiza en una consulta de rutina, al realizarle exámenes de rutina, evaluación de su peso y revisar los antecedentes heredo-familiares.

Recomendaciones
En estos pacientes se debe fomentar estilos de vida saludable, mediante la incorporación del ejercicio y modificaciones en la dieta, dejando de lado la comida chatarra, alimentos con alto contenido de azúcar y el sedentarismo, teniendo como meta la reducción en el peso y la normalización de los valores de glicemia.  Inicialmente, y dependiendo del caso, los pacientes con diabetes tipo II pueden requerir del manejo con insulina. Una vez controlados los niveles de glicemia, pueden ser tratados con hipoglicemiantes orales (el más utilizado es la metformina).

A tiempo
Afortunadamente, y gracias a las campañas de prevención, muchos de estos pacientes con sobrepeso u obesidad, son captados en un estadío precoz, conocido como prediabetes, en que todavía no se ha instaurado la enfermedad, y con modificación de la dieta y ejercicio, pueden revertir a la normalidad.

Control
Una vez hecho el diagnóstico de diabetes en los niños y adolescentes, el objetivo es lograr mantener niveles adecuados de glicemia, asegurando un adecuado crecimiento y desarrollo. Es importante controlar la enfermedad y prevenir complicaciones que a largo plazo pueden afectar su calidad de vida: cardiovasculares, ceguera, problemas renales, entre otras.

El manejo de la diabetes es interdisciplinario y en él participan el pediatra, el endocrinólogo pediatra, la enfermera, nutricionista, psicólogos y psiquiatras.  Se debe involucrar y familiarizar al paciente, familiares y maestros con el conocimiento y manejo de la enfermedad y sus complicaciones, de una manera sencilla, práctica y continúa.

Aplicación de la insulina

En el caso de la diabetes tipo I, es importante que el paciente sea metódico y constante en la aplicación de la insulina.  Debe estar bien instruido en cuanto a la administración de la misma, tan pronto ya tenga la edad para hacerlo.

De igual forma, debe mantener la dieta dentro de las recomendaciones y evitar saltarse comidas, para evitar complicaciones asociadas a la hipoglicemia (cuando los niveles de glicemia se bajan).  Debe aprender a reconocer los síntomas asociados tanto a la hiperglicemia (incremento de la sed, poliuria, polifagia o incremento en el apetito, dolor abdominal o vómitos), así como los que están asociados a la hipoglicemia (mareos, palidez y sudoración). 

En el primer caso se debe hablar con el médico para evaluación y modificación de la dosis de insulina.  Y en el segundo caso, se debe ofrecer al paciente algo azucarado (jugo o pastilla) para revertir los niveles de glicemia.

Factores tales como el estrés o las infecciones pueden elevar los niveles de glicemia en el paciente diabético.

Ejercicio
El ejercicio es una parte importante del tratamiento, inclusive en pacientes que practican deportes de competición.  Se debe tomar medidas para prevenir la hipoglicemia.  Dependiendo del tipo de actividad física y del paciente, quizás se deban hacer ajustes en la dieta y en la dosis de insulina.

Una etapa difícil
Lidiar con un padecimiento crónico como la diabetes no es fácil.  Mucho menos en un niño que empieza a padecerla desde tempranas etapas de su vida.  Por un lado, es difícil restringir al niño de comer dulces, golosinas y alimentos propios de estas etapas.  Por el otro, estar sometido a un tratamiento que implica inyectarse a diario.

Monitorear los niveles de glicemia
Es muy importante la intervención de salud mental (psicólogo y psiquiatra) tanto para el paciente, como para los familiares, de manera que aprendan a aceptar y vivir con la enfermedad. También es necesaria la monitorización de los niveles de glicemia en casa, mediante la utilización del glucómetro, con la obtención de muestras de sangre del dedo del  paciente antes y después de los alimentos.

Cada paciente es diferente y el tratamiento variará de acuerdo a las circunstancias y características de cada uno.

Es primordial la comunicación del paciente y su familiar con el equipo de salud.  La

educación y la prevención juegan un rol importante en el control de esta enfermedad.