Fotos: Dreamstime

Las personas con enfermedad celíaca deben consumir una alimentación libre de gluten, ya que en esta enfermedad, el sistema inmunitario auto destruye las células del intestino delgado, lo que produce una atrofia en las vellosidades intestinales, esto se desencadena cuando se consume la proteína gluten, que se encuentra en el trigo, cebada, centeno y avena.  Todo esto produce dolor abdominal, diarreas, malabsorción de nutrientes y pérdida de peso; al eliminar el gluten de la alimentación hay una mejoría de los síntomas.

Pero puede que la persona no sea celíaca y que lo que padezca sea o bien una alergia al trigo, o una intolerancia o sensibilidad al gluten.  Este padecimiento se denomina sensibilidad al gluten no celíaca, y se refiere a un espectro de caracteres clínicos en los que se relaciona la ingestión de gluten y de otras proteínas de trigo con síntomas gastrointestinales y no intestinales, que a veces coinciden con los que afectan a pacientes celíacos, pero no hay acuerdo sobre esa dolencia.

Restringir el gluten de la dieta sin orientación, y en forma arbitraria puede acarrear deficiencia de fibra y vitaminas. Cabe resaltar que muchas personas evitan la ingesta de gluten porque piensan éste hace que aumenten de peso.

Los alimentos libres de gluten son percibidos como más saludables. Pero esto no necesariamente es cierto; al contrario, para compensar la función que tiene el gluten (dar viscosidad y textura esponjosa a los productos horneados) al obviar esta propiedad se recurre al uso de grasas, azúcar y harinas refinadas de alto índice glicémico, bajas en fibra como la harina refinada de arroz y de papa, lo que produce que tengamos alimentos con bajo efecto saciante y alto valor calórico. Definitivamente estas no serían las opciones más saludables. Las personas que dejan de comer gluten por moda y utilizan productos procesados gluten free, no se fijan en las etiquetas y a veces esos alimentos tienen mayor contenido de carbohidratos, menos fibra y menos vitaminas y minerales.

Lo que hace la mayoría de las personas que incursionan con la dieta libre de gluten es que sin ningún diagnóstico que justifique el no consumir gluten, empiezan a comer esos productos porque alguien les dijo que eran buenos, no lo incorporan a la dieta de manera balanceada. Cualquier persona que tenga una dieta alta en carbohidratos y baja en fibra, tiene riesgo mayor de desarrollar diabetes, en comparación con otra persona qué sí tenga una dieta balanceada.

Las personas con celiaquía, alergia o intolerancia al grupo son pocas y padecen muchos inconvenientes en su alimentación, sobre todo cuando quieren comer en restaurantes, ya que la contaminación cruzada de algún alimento que contenga gluten va traerle molestias y síntomas. Para que nuevamente entre en un periodo de remisión de la condición, en algunos casos, puede tardar algunas semanas. Estas personas tienen una condición de salud que afecta su calidad de vida, no es una moda, ni por gusto se ven privados de ciertos alimentos.

Es importante resaltar que se puede llevar una dieta balanceada y saludable libre de gluten, principalmente cuando se incluyen en la alimentación diaria alimentos naturales, libres de gluten.  Tales como el maíz, quinoa, arroz, camote, papa, yuca, plátano, menestras en su forma natural y tradicional y no como alimentos procesados.

La persona con enfermedad celiaca que recibe orientación acerca de su condición y que tenga una buena educación alimentaria y nutricional puede cubrir sus requerimientos de forma adecuada.  Realmente las personas que adoptan esta dieta por moda no van a obtener el beneficio de perder peso; de hecho, si empiezan a incluir alimentos procesados libres de gluten estarían llevando una dieta desequilibrada que, a largo plazo, podría traer problemas de salud.