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No es un secreto que en esta época hay más libertad sexual que hace 50  ó 60 años, es decir, las personas hacen lo que quieren con sus cuerpos sin aceptar normas sociales o tabúes sobre las teorías del pudor.

 

POR: Yaribeth Vásquez

 

Aquí entran las relaciones a temprana edad,  los individuos con una vida sexual activa y variada sin complejos, las relaciones sexuales entre individuos del mismo sexo y relaciones sexuales bizarras entre otros.  Pero, esta percepción generalizada podría llevarnos a equívocos ya que, según un estudio realizado el año pasado por la Asociación Mundial de Sexología, se estima que solo un 70% de la población global ha evolucionado a una especie de libertad sexual, o en su defecto, libertinaje sexual que es cuando se recae en una especie de irresponsabilidad sexual.

 

De acuerdo con el citado estudio, países como: Marruecos, Mauritania, Libia, Jordania, Kuwait, Bahréin, Qatar, Emiratos, Omán y Yemen, aún imponen penas de cárcel a toda persona que tenga una relación sexual fuera del marco matrimonial o con géneros de su mismo sexo.  Mientras otros como Arabia Saudí, Sudán, Irán y ocasionalmente los Emiratos, aplican entre 40 y 100 latigazos cuando los que incurren en estos actos son solteros y pena de muerte si lo cometen personas oficialmente casadas.

 

 

¿Tabú en

Latinoamérica?

El estudio también, enuncia que en Latinoamérica hay una completa libertad sexual, incluso, se han abolido todo tipo de leyes que condenan a las parejas que mantengan relaciones fuera del sagrado sacramento del matrimonio.

Ahora, una de las muestras de libertad sexual que ha sido difícil sembrar en Latinoamérica es la legalización del matrimonio homosexual, así como su capacidad de criar  hijos ya sean adoptados, por medio de una de las parejas en capacidad de procrear o por un vientre de alquiler.

 

En este sentido, Aparicio que basa su disciplina en el estudio y comportamiento del ser humano, nos comentó que a su parecer el libertinaje sexual está un tanto casado con la evolución de la vestimenta. «En los años 30 habrán quienes cometieron actos de libertad sexual, por qué no, pero la misma idiosincrasia de la población con su vestimenta que no dejaba nada a la imaginación controlaba un poco más los impulsos propios del ser humano, que no deja de ser un animal», aseveró.

 

El cambio de la vestimenta, arguyó, permitió que la gente se liberara, se sintiera más sensual, ardiente, sexy y capaz de hacer cosas que no le inspiraba con una especie de «sotana».¨Poo

 

En otro aspecto, Aparicio opinó que los grupos homosexuales que están organizados, que realmente luchan por ser aceptados en la sociedad y que se le respeten sus derechos, no pueden entrar en el llamado: libertinaje sexual, ya que quieren vivir una relación monógama y formal. «Habrán homosexuales que sí entran en el libertinaje sexual, pero en el grupo heterosexual también se encuentran quienes profesan el libertinaje», manifestó.

 

Lo cierto es, según Aparicio, que la lucha de estos grupos ha hecho que sean más comunes las zonas gay como: tiendas, discotecas y, en algunos países, barriadas solo para parejas del mismo sexo. Algo, que hubiese creado un caos social en los años 30.

 

De la misma manera, vemos niñas de 10, 11 y 12 años embarazadas que, en muchos casos, no saben quién es el padre por la gran actividad sexual que mantienen.

 

Antes, uno no podía ir a un video o sex shop a alquilar películas o libros pornográficos, solo podían conseguir este tipo de material gente pudiente, pagando grandes sumas de dinero y realizando la compra de la manera más discreta posible para seguir manteniendo su pudor frente a la sociedad.

 

En definitiva, hay mucha libertad sexual hoy; sin embargo, en Latinoamérica hay países aún muy conservadores. Panamá aún no tiene el panorama de Brasil donde en algunas playas a plena luz del día, parejas de cualquier sexo, haciendo el amor o clasificadas como nudistas para todo público.

 

«Ha sido difícil legalizar ese punto, pero el año pasado  la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) de México aprobó una ley que permite los matrimonios homosexuales y todo lo que esto implica. Estoy seguro que en unos 10 años, habrán más países que se sumen a esta iniciativa porque estamos hablando de grupos organizados a los que no les da miedo exigir sus derechos», argumentó el sociólogo,

Bernard Aparicio.