¿Química o Estrategia?
Por: Yaribeth Vásquez
Unos 3 años han pasado desde la última vez que escribí un texto para esta revista. Volver a hacerlo debía ser algo fácil, como el que bien aprende a montar bicicleta. Pero les confieso, de solo pensar en iniciar el escrito se producía en mi interior una sensación extraña de emociones encontradas y confusas… parecido a cuando vuelves a tratar un antiguo amor y no precisamente en línea de amigos. ¡Extraño no!
Pero entremos en materia mis queridos lectores. Les hago una pregunta: ¿Ustedes creen que una pareja formal, novios o esposos, debe tener química para aspirar a tener una vida sexual plena? Yo, prefiero mantenerme incrédula al poder que le dan a estas palabras en temas de sexualidad.
Tengo amigos (hombres y mujeres) que pueden hablar abiertamente conmigo de sexo, en toda su amplitud, sin embargo son incapaces de provocar y tocar esos temas a profundidad con su pareja, aunque paradójicamente, para haber llegado a tener la relación que mantienen en la actualidad, algo de esos juegos de palabras tuvieron que haber intercambiado.
Me causa risa que en innumerables escritos de internet plantean que el tema de hablar de sexo en pareja es sinónimo de dificultad, susceptibilidad e incluso foco de diferencias. Les digo, olvídense de esos tabúes y limitaciones.
Si hay algunas incompatibilidades no es necesario expresarlo a regaños, se puede plantear el problema en tono conciliador seguido de propuestas seductoras para ambos, que vayan encaminadas a mantener ese “jueguito cómplice” entre pareja, que es lo que ayuda a mantener la “llama viva”. Por ejemplo, mi pareja (macho Alfa) tenía un gran problema con el tema del baño y eso a mi me bajaba hasta las ganas de vivir y él lo sabía.
Aún así, trataba de no hacer guerra del tema, más bien, le jugaba estrategias. Lo invitaba a bañarse temprano para que no lo agarrara el sueño y le decía las cosas ricas que iban a ocurrir. Aunque no lo crea, con el tiempo, empezó a tomarlo en consideración sin mediar tantos protocolos. Así como otros detalles que se han ajustado, entre ambos, con sólo conversarlo. Y a veces, créame, debe conversarse más de una vez para obtener resultados; de lo contrario hoy día sería una de las tantas mujeres que dicen “mi vida sexual es inexistente o ya no hay química entre mi pareja y yo”.
Les pongo otro ejemplo. Tengo una amiga que tiene una mente sexual altamente depravada. Y para que yo lo diga, pueden jurar que es así. Yo la veo como “el sueño dorado” de cualquier hombre, pero increíblemente su pareja, que también es buen amigo mío, la engañó. Cuando conversé con él, y para mi sorpresa, me hablaba de una mujer que no conozco en lo absoluto (monótona y perezosa para el sexo, con falta de iniciativa e inventiva) y dije WAO ¿Qué paso aquí? Al tocarle el tema a mi amiga, resulta que ella se siente cansada de hacer el amor en el mismo lugar, de la mismas formas, con los mismos desenlaces. La pregunta fue inmediata ¿Tú hablaste con él de esto para ver qué conciliaban? Y ella argumentó: “¿Para qué? si sólo traerá problemas”.
Pero mi punto es, lo que él seguramente estaba haciendo fuera de su casa era precisamente lo que mi amiga buscaba, y lo que ella mantenía revoloteando en su cabeza estoy segura que hubiese mantenido a su pareja como un lobo acechando su regazo.
El último ejemplo es de una mujer, que a pesar de su edad (56 años), vive el sexo a plenitud. Tengo poco más de dos meses de conocerla, pero hemos hecho una amistad de esas en las que todo se habla como el agua de la tinaja y a raja tabla. Muero de la risa cuando me dice: “Me encanta el sexo…” y a reglón seguido empieza a relatar sus hazañas en la cama.
Ésta intrépida dama, ha descubierto que le gusta que su pareja le de golpecito en sus partes íntimas con su miembro erecto, de manera continua hasta llegar al clímax. ¿Y adivinen de dónde saco esto? Viendo un programa de Caso Cerrado; lo escuchó, le pareció interesante y le propuso a su pareja ejecutarlo; ambos estuvieron de acuerdo y disfrutan de los resultados.
Esta última experiencia presentada, me lleva a recordarles que siempre que sus parejas hagan algo que, como decimos en buen panameño, “les voltea los ojos para atrás”, díganselo, no dejen que pase desapercibido. Les puedo asegurar que además de abonar la relación, esa persona se sentirá motivada y con ganas de mantener o superar el récord obtenido.
La vida sexual en pareja hay que reinventarla periódicamente. Invente, atrévase y provoque. El día a día es complicado para muchos, pero siempre puede haber cabida para que le envíen un mensaje a sus parejas seduciéndolas y preparándolas para una noche prometedora; estoy segura que la respuesta será positiva. Si hay cosas que cambiar, háblelas como una invitación a sus parejas a que apuesten por la relación.
Experimenten -no cosas que no estén dispuesto a aceptar- pero sí que en conjunta aprobación los hagan salir de la rutina. Utilicen juegos que ayuden a hacer más divertidas las relaciones y si ahora no te atreves a entrar a un Sex Shop, organiza una noche de dos (no pongas de excusa los hijos) y termina la velada en uno de los tantos cuartos de ocasión que hay en las principales vías de Panamá; donde puedes comprar y experimentar con varios de los jueguitos que tienen a la disposición de sus clientes. Y, de estos jueguitos, prometo hablarles en una próxima entrega.