El sistemas respiratorio y cardiovascular de los deportistas fumadores sufren efectos similares a los de las personas que consumen tabaco y no practican ejercicio
Dr. Ricardo Montenegro
Director Médico de Roche Centroamérica y Caribe
El tabaquismo es considerado uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial. Es una adicción “socialmente permitida” a la nicotina del tabaco, que suele convertirse en una enfermedad crónica. Afecta directamente a un alto número de fumadores e inclusive a quienes son deportistas.
En general, se tiene la errónea creencia de que la actividad física ayuda a eliminar los efectos nocivos del tabaco; sin embargo, el daño al organismo se da desde el primer cigarrillo consumido, en quienes realizan deporte como en los que no. De acuerdo con la frecuencia de fumado, un individuo puede sufrir desde afecciones cardiovasculares hasta una enfermedad vascular cerebral, un enfisema o un cáncer de pulmón.
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Estudios demuestran que fumar regularmente un cigarrillo provoca alteraciones importantes en la frecuencia cardíaca, el flujo sanguíneo pulmonar y la tensión arterial del organismo; estas ponen en peligro la vida.
Las arterias son responsables de transportar la sangre, que lleva el oxígeno a las células del cuerpo, y debido al tabaquismo crónico, el diámetro de estas se disminuye. Durante la práctica de actividad física fuerte, existe el riesgo de que el cuerpo sufra un colapso arterial y provoque una falta de oxígeno en el fumador; inclusive podría desencadenarse una enfermedad vascular cerebral.
El consumo frecuente de tabaco también puede causar broncoespasmos mientras una persona hace ejercicios. Esto sucede por un estímulo de la nicotina y otros gases del tabaco no controlados, los cuales propician una contracción anormal del músculo liso de los bronquios, que estrecha y obstruye las vías respiratorias e impide el paso de oxígeno hacia los pulmones.
En conmemoración al Día del Tabaquismo, y ante la importancia de mantener un estilo de vida sano, lo recomendable es hacer actividad física y del todo, no fumar. ¡Unos pulmones limpios y saludables marcan la diferencia!
Una de las consecuencias a largo plazo del tabaquismo es el enfisema, que es una destrucción progresiva del tejido pulmonar. Conforme el tejido se va perdiendo, el cuerpo no recibe la cantidad de oxígeno necesaria y disminuye el aporte de este gas a la sangre. Un enfisema puede causar tos crónica, complica recuperar el aliento y dificulta la respiración durante la práctica deportiva.
Otro problema es el tumor maligno de pulmón, cuyo factor de riesgo principal es el tabaquismo. Según la Coalición Global del Cáncer de Pulmón, se estima que entre el 10% y 15% de quienes padecen esta enfermedad, nunca han fumado.
Todos los padecimientos relacionados con el tabaquismo son incompatibles con el deporte, ya que afectan el rendimiento físico. Los daños en el cuerpo progresan conforme se es más adicto a la nicotina; provocando que muchos fumadores suspendan el ejercicio y luego puedan padecer de sobrepeso u obesidad. Además, que sufran alguna de las enfermedades graves mencionadas, dos o tres décadas después de haber empezado a fumar.