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Por: Yaribeth Vásquez

Este es un tema que merecía convocar una reunión amena de amigos en mi casa, de sábado por la noche, en compañía de un rico ceviche de corvina, picaditas y unas buenas cervezas bien frías. Claro que mis amigos no sabían el motivo real de la convocatoria, sólo lo esencial, quería pasar un buen rato entre gente de confianza.

Definitivamente, deje que hicieran efecto las «pintitas» y fuéramos entrando en calor. Y, al cabo de unas dos horas y tanto de cotilleo y temas banales, lance la semilla que desataría una discusión intensa que culmino en una especie de guerra de sexos: ¿cómo es su vida sexual después de haber cruzado el umbral de los 30 años?

Las mujeres, por su puesto, iniciamos el intercambio de opinión mientras que los hombres se deleitaban a sus anchas. ¿Por qué? Todas coincidimos en que después de los 30 era más fácil llegar al tan añorado orgasmo.

¿Será que nuestro sexo está más maduro y por eso es más sensible? ¿Será que después de tanto probar al final encontramos el famoso punto G? ¿Será que mientras más viejo el clítoris siente más, es más vulnerable al tacto o la fricción?

Señores, es imposible enumerarles todas las interrogantes que se pusieron sobre la mesa lo que sí les puedo decir es que todas, pero absolutamente todas, apoyamos esta ecuación: «a los 20 años teníamos más sexo pero menos orgasmos, ahora, tenemos menos actividad sexual (por trabajo, obligaciones y demás responsabilidades) pero cuando la tenemos es un orgasmo seguro, intenso, placentero, casi espontáneo y gratificador, sin pensar en poses de perro, iguana o el gato volador…»

Buscando un poco el porqué de esta metamorfosis sexual en las mujeres, podemos aterrizar en que después de los 30 somos más experimentadas y sabemos exactamente lo que queremos, esto sin contar, con que no tenemos temor a decirle a nuestra pareja cómo nos gusta y qué queremos. Además de que nosotras mismas sabemos que posiciones tomar para satisfacernos mejor.

En resumen, sí es cierto que la mujer después de los 30 alcanza su clímax de goce sexual, porque conoce bien su cuerpo, gustos y plenitudes. Se convierte en una especie de «experta» que sabe lo que quiere, cómo, de qué forma y cuándo lo quiere. Ahora, también es cierto que, en algunos casos y más cuando se está casada, el ritmo disminuye, es decir, no todos los días le apetece tener relaciones sexuales, los fuegos que le impulsan a querer sexo son repentinos y en ese momento quiere que su pareja esté disponible. El hecho de que el deseo no sea tan constante, puede ser incómodo para los hombres.

 

El hombre después de los 30

Mis amigos, por su parte, aseguran que después de los 30 años sienten como una especie de necesidad de poner a prueba su virilidad, su capacidad de poder seducir y satisfacer a una mujer a plenitud. Y, a diferencia de las mujeres, no sienten disminución en su ritmo sexual, muy por el contrario, sienten más apetito sexual.

Esta situación, decía uno de ellos, se transforma en un problema a veces cuando se está con una mujer arriba de los 30. «Yo creo que nadie en esta sala me dejará mentir que es rico estar con una mujer madura, que sabe lo que quiere y sabe que les gusta a los hombres. El problema es que eso se da sólo cuando ellas quieren y cuando tienen ganas… sin importar cuándo nosotros tenemos ganas. Ni hablar cuando estás casado, a veces uno siente que «estás pidiendo el favor de que quieran tener sexo con uno», argumentó unos de mis amigos que casi se lo comen vivo cuando se atrevió a expresar semejante opinión.

Otros, apoyando la teoría, apuntaron que de allí se desprende la mentira de que los hombres después de los 30, sufren una crisis que le da por ser infieles y buscar chiquillas. Esto, según ellos no es del todo cierto y explican que: «Uno quiere estar con su mujer, pero uno se cansa de escuchar un no como respuesta. Entonces, si uno encuentra una chica que por casualidad está dispuesta a complacerlo a uno, a prestarte atención, uno no lo piensa dos veces».

En definitiva, para ellos, no hay tal crisis de los 30. Más bien, sus parejas -de su misma edad- los rechazan mucho y estos los empuja a cometer a veces algunas infidelidades. «Una cosa que yo he experimentado es que ahora me es más fácil conquistar a alguien que cuando tenía 20 y creo que se debe a que a esta edad el hombre se vuelve más interesante, en muchos sentidos».

Ahora, puntualizó otro, «Las mujeres de 30 pueden tener el mundo a sus pies si lo quisieran, saben como manipular, seducir, atrapar, eso nos resulta seductor… el tema es la constancia, se dejan absorber por sus responsabilidades y obligaciones. El hombre también tiene muchas obligaciones y no las deja de atender en lo sexual, eso deberían pensarlo las mujeres».

 

Casados vs. solteros

El tema tiene diferentes ángulos de abordaje, ya que no es lo mismo sexo después de los 30 casado, que siendo soltero. Todos coincidimos que estando soltero el problema es opcional. La mujer puede decidir si se acuesta o no con alguien, cuando guste; el hombre, por su parte, tiene la potestad de poder experimentar más sin tantas prohibiciones.

Cuando se es casado, sin embargo, es necesario que la situación encuentre un punto medio que al final terminará por beneficiar a ambos ya que la mujer se sentirá más relajada, amada y deseada, mientras que el hombre se sentirá más satisfecho, viril y a gusto con la relación.

En este caso, el psicólogo de familia Reimundo Palacios argumentó que no se trata de obligar a nadie a hacer nada, se trata de conversar y de acordar pactos de complicidad entre pareja que de alguna manera ayudará a mantener vivo el deseo y el amor que los unió en un principio. «La pareja puede comprometerse a que uno o dos días se dedicarán tiempo, ya sea con «jugueteos en la alcoba» o una salida de intimidad. Hoy en día no hay excusas porque los niños se pueden quedar con un familiar, una nana o alguna amistad muy estrecha; las barreras se las pone uno porque realmente todo problema tiene una solución», afirmó el experto.