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 Proceso de creación

Más que ser un histórico medio de transporte indígena es la herramienta para desarrollar el deporte más esperado del verano

 

Por: Félix Gabriel Josez
Fotos: Iván Rodríguez

 

 

Con los años aprendemos muchas mañas, coleccionamos cicatrices y con suerte ganamos algunos trofeos y medallas”. Con estas palabras nos recibió Dionisio Antonio Núñez Quintero, quien con más de 11 años de experiencia en la confección de cayucos es conocido como Toño Nuñez.

A la fecha la creatividad de Núñez, con el apoyo de algunos amigos, se encuentra plasmada en tres botes: “Valkiria” (antiguo “Sábalo”), de la Policía Nacional; “Tropical Wrasse” y “Ciudad del Saber”, su más reciente creación. Otros que vienen a su mente son: Foremost y Mokualii, los que a través de los años han tenido mucho éxito. Además junto a sus “partners” ha trabajado en la fabricación y diseño de más de 20 botes proyecto, incluyendo en muchos casos 100% del diseño conceptual y CAD (programa para diseños arquitectónicos); parte de la fabricación de los cascos, instalaciones de los accesorios internos de cabina (incluye detalles que los cayuqueros guardan celosamente).

¿SABÍAS QUÉ?

  • La proa y popa no son iguales, son diseñadas a partir de la intensión de sus creadores.
  • Ambas son cubiertas por algún tipo de lona o material de fibra de vidrio o carbón, para evitar que las olas entren a la cabina de los tripulantes.
  • Algunos botes de categoría abierta, llevan una especie de timón o “rudder” en la popa. Pero en los cayucos juveniles, este no se encuentra, ellos deben maniobrar a pecho y pulmón, al estilo tradicional.
  • Más allá de los 6 o 7 pies de lona, en proa y popa, se encuentra el “deck” o cubierta de tripulantes. Son espacios definidos por asientos acolchados, sofisticados apoyapiés y respaldos que funcionan como división entre las cabinas.

EVOLUCIÓN COMPETITIVA

Hoy día, ante la falta de materia prima y la creciente actividad deportiva (competencias), se ha optado por recurrir a la combinación de otros materiales, como: tablitas o tiritas de madera o fibra de vidrio; unidos con resina o pegamento.

Poco a poco los materiales de la era espacial tienen cabida en todas las actividades deportivas, tal es el caso de: kevlar y la fibra de carbón, que definitivamente han llegado a los cayucos para quedarse. “Muchas cosas nuevas están por venir y las ventajas de utilizar dichos materiales, solos o combinados con maderas o entre sí, son distintas e innumerables”
Su confección es bastante compleja, puede durar un mes, seis meses o tal vez años. “Un bote confeccionado por un equipo de tres personas, puede tomar un mes, desde que se consigue la primera maderita en el aserradero, hasta que se aplica la última gota de pintura. Todo dependerá de la disponibilidad del constructor”.

Para la armada de un cayuco, se utilizan diversos materiales, como: resinas, fibras y pegamento, traídos del exterior y otros adquiridos en algunos distribuidores locales. Mientras que la madera es exclusivamente de fuentes locales por reglamento. Las tiritas de madera unidas con pegamentos epóxicos, permiten ahorrar un 90% de la madera que tomaba construir un bote con el método indígena tradicional – cortar el tronco y ponerlo a secar por un año o más – por lo que para lograr satisfacer la demanda de botes, se ha optado de preferencia por esta combinación de materiales, madera y pegamento.    

Al año se confeccionan seis botes aproximadamente. Sus costos varían entre B/ 3.000,00 y B/ 5.700,00 todo dependerá de los materiales empleados. Los más económicos son los de fibra de vidrio.

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Toño (der.)  y su partner Miguel Arévalo (izq.) junto a Mokualii,
una de sus creaciones.