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Los fibromas uterinos (también conocidos como fibroides, miomas, fibromiomas o leiomiomas) son tumores benignos del útero, crecen en la capa muscular del útero (miometrio) y son muy frecuentes en las mujeres en edad fértil.

Por: Dra. Maylín Ruiz Valdés – Radióloga Intervencionista

Aunque muchas mujeres no tendrán ningún problema, los síntomas pueden ser de una severidad tal que requieran tratamiento. Algunos de sus síntomas dependerán de su tamaño y localización,  pueden manifestarse como períodos menstruales muy abundantes y prolongados, dolor o presión en la zona pélvica, dolor durante el acto sexual, presión en la vejiga que provoca una necesidad constante de orinar, incontinencia o la incapacidad para vaciar la vejiga, presión en los intestinos que puede llevar al estreñimiento y/o acumulación de gases y un abdomen distendido que puede confundirse con un aumento de peso o embarazo.

 

Diagnóstico

Para diagnosticar la presencia de miomas, deberá acudir a su médico ginecólogo, el cual puede sospechar su presencia durante el examen médico al encontrar un útero aumentado de tamaño  u ordenándole la realización de un  ultrasonido pélvico o transvaginal. El ultrasonido transvaginal brinda con mayor detalle la localización y tamaño de los miomas, incluso puede detectarlos antes de que su médico los diagnostique durante el examen físico, además valora de una forma más adecuada el resto de las estructuras alrededor (por ejemplo, ovarios).

 

Su médico debe descartar otras enfermedades potencialmente más graves y le ofrecerá  las opciones y el plan de tratamiento recomendado para los fibromas. Si no advierte ningún síntoma causado por los fibromas uterinos, no hay necesidad de tratarlos. Es posible que su médico quiera observarlos y verificar su crecimiento.

El Procedimiento

El termino embolización se refiere a ocluir u obstruir uno o más vasos sanguíneos mediante medicaciones o materiales sintéticos llamados agentes embólicos que se colocan, a través de un catéter, en un vaso sanguíneo para impedir flujo de sangre al área.

 

La embolización de fibromas uterinos (EFU) en un procedimiento o cirugía mínimamente invasiva, que deberá ser realizado por médicos especializados  en radiología intervencionista, el cual  consiste en la oclusión de las arterias que alimentan de sangre a los fibromas mediante pequeñas partículas o esferas (material embólico). Se lleva a cabo en el laboratorio de cateterismo (hemodinámica)  bajo guía con rayos x, con un equipo de fluoroscopía llamado angiógrafo.

 

Las candidatas

Son candidatas a este procedimiento, pacientes síntomas mencionados debido a los miomas y que no desean someterse a una cirugía. Su efecto sobre la fertilidad no es claro, por lo cual no se aconseja a pacientes que deseen embarazarse.  Está contraindicado en mujeres que no tienen síntomas a causa de los fibromas, cuando hay posibilidad de cáncer, inflamación o infección en la pelvis,  en mujeres cuyos riñones no funcionan correctamente (insuficiencia renal) y en pacientes muy alérgicas a los medios de contraste (que contienen yodo).

 

La EFU se realiza con anestesia cutánea y sedación intravenosa, e involucra la introducción de un catéter o tubo de plástico delgado, del grueso de un spagueti, en una arteria de la ingle a través de un pequeño corte en la piel, el cual se dirigirá a la arteria uterina de cada lado para luego introducir medio de contraste yodado y el material embolico. El procedimiento dura aproximadamente de 60 a 90 minutos. Permanecerá hospitalizada por 24 horas para el manejo del dolor post-embolización. Las pacientes por lo general pueden reanudar sus actividades normales semanas antes de que si les hubiese hecho una histerectomía.

 

La pérdida de sangre durante la EFU es mínima, el tiempo de recuperación es mucho menor que para la histerectomía, y por lo general no es necesario dar anestesia general.

 

Los Resultados

Los estudios de seguimiento han mostrado que aproximadamente el 90% de las mujeres con fibromas tratados con embolización de los fibromas uterinos tienen una reducción significativa o una eliminación total de los síntomas causados por los fibromas.  En general, los fibromas se encogen de tamaño en forma progresiva desde pocos meses después  del procedimiento y a lo largo de un año.

 

Se ha demostrado también que es raro que los fibromas tratados vuelvan a crecer, o que aparezcan fibroides nuevos después de la embolización de fibroides uterinos. Esto se debe a que es posible tratar todos los fibromas presentes en el útero, hasta las masas pequeñas en etapas tan tempranas que pueden ser demasiado pequeñas para verlos en estudios radiográficos. La embolización de fibromas uterinos es una solución más permanente que  la terapia con hormonas, porque cuando este tratamiento se suspende, los fibromas por lo general vuelven a crecer. La reaparición de fibromas uterinos es también un problema con el tratamiento con láser.

 

Riesgos

Cualquier procedimiento que implique la colocación de un catéter en un vaso sanguíneo conlleva ciertos riesgos. Los mismos incluyen daño al vaso sanguíneo, hematoma o sangradura en el sitio donde se coloca la aguja, alergia al medio de contraste e infección.  Estos son de menos del 1% cuando son hechos por personal idóneo.

 

En la mayoría de las mujeres los ciclos menstruales normales se reanudan después del procedimiento. No obstante, aproximadamente el 1 al 5% de las pacientes presentan la menopausia poco después de la embolización de fibroides uterinos. Esto parece ser más común en mujeres que tienen más de 45 años cuando se hacen el procedimiento.

 

Los médicos recomiendan que las mujeres con fibroides sintomáticos que deseen tener más hijos consideren la posibilidad de extirpar los tumores individuales en vez de someterse a la embolización de fibroides uterinos. Si esto no es posible, entonces la EFU puede aun ser la mejor opción.