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El dolor de la parte baja de la espalda, conocido genéricamente, como lumbalgia es una condición común. Se estima que la incidencia de por vida es del 70%, es decir que 7 de cada 10 personas tendrán, al menos 1 episodio de lumbalgia en su vida. Hay muchas posibles causas del dolor en el área lumbar, por lo tanto existen, también, muchos factores de riesgo asociados a esta condición. Entre los más comunes están: cargar de mala forma objetos pesados de manera repetitiva, debilidad de los músculos del área abdominal y lumbar (músculos del core), y malas posturas prolongadas, entre otros. Además fumar, ser obesos o padecer de depresión y otras alteraciones del estado de ánimo, se han asociado a una mayor incidencia de dolor lumbar.

En la mayoría de los casos la recuperación es completa y rápida, aún sin un diagnóstico o tratamiento concreto pues muchas veces no se puede definir, con certeza la causa del episodio doloroso. Muchos de estos casos caerán dentro de la categoría diagnóstica de “lumbalgia funcional” como consecuencia de desbalances musculares y de pobre acondicionamiento físico.

La afección conocida como “ciática”, se refiere al dolor lumbar que se irradia hacia la parte posterior de la pierna (puede afectar el glúteo, la cara posterior del muslo, y bajar al talón o incluso sentirse en el pie). Esta condición se da por la irritación del nervio ciático o una de las raíces que lo forman. Siempre que haya una irradiación ciática del dolor de espalda, se considera que existe alguna alteración anatómica que está “irritando” ese nervio y por lo tanto se siente ese dolor. Dicho esto debemos mencionar que hay casos en que se produce un dolor tipo ciático y no encontramos los factores de riesgo clásicos ni otros hallazgos.

Posibles causas de un dolor tipo ciática. Diagnóstico Diferencial

Disco Herniado. Es un diagnóstico común con esta condición, el sitio más frecuente es la raíz L5 (nivel L4-L5) y la S1 (nivel L5-S1). Sucede cuando se daña el disco intervertebral (por trauma agudo o cambios degenerativos), se deforma y protruye hacia un lado, poniendo presión sobre las raíces nerviosas y, de esta forma, irritando el nervio ciático.
Osteoartritis con estenosis del canal espinal. Los cambios degenerativos de las articulaciones y de sus huesos (osteoartritis), puede provocar que crecimientos anómalos (osteòfitos) o pedacitos de hueso o disco intervertebral, se disloquen y ocupen espacio en el canal espinal (donde está ubicada la médula espinal) y de esta manera comprimir la médula o las raíces nerviosas, produciendo los síntomas típicos de ciática
Síndrome del Músculo Piriforme. Este pequeño músculo va desde la columna vertebral (área sacra) hasta el fémur (hueso del muslo), pasando por debajo del músculo glúteo y cercano del tronco del nervio ciático. Existen variantes anatómicas de músculo que pueden, comprimir el nervio ciático y causar dolores.
Infecciones o tumoraciones Raras veces tenemos otros diagnósticos que afectan estas áreas y también pueden dar los síntomas de ciática. Algunas afecciones reumatológicas como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante pueden afectar la columna

¿Cuáles son los síntomas característicos?

La mayoría de los pacientes con ciática sienten un dolor agudo que se describe como “electricidad” o “quemante” o “profundo”, localizado en la parte posterior del glúteo y que se irradia o siente por la parte posterior del muslo y puede detenerse a nivel de la rodilla, o ir hasta el talón e incluso sentirse en el pie. Generalmente se pueden sentir parestesias o alteraciones de la sensibilidad, estas incluyen adormecimiento, hormigueo, quemazón en las áreas que incluye el nervio ciático. Estos síntomas se pueden dar en reposo (persona sentada o acostada) y también en movimiento (de pie o caminando). La variabilidad de los síntomas depende del sitio de irritación del nervio y de la patología que causa la alteración del nervio ciático. También existen algunos signos que los médicos podemos encontrar en el examen del paciente y que pueden guiarnos en el diagnóstico de esta condición.

En cuanto a exámenes de laboratorio o imágenes, su médico le puede ordenar una radiografía de la columna lumbar, donde se podrían ver algunos de los cambios degenerativos propios de la osteoartritis. El examen tal vez más utilizado es la Resonancia Magnética Nuclear del área, porque nos da más información sobre los tejidos blandos que podrían estar involucrados y que no se ven en las radiografías convencionales (músculos, tendones, ligamentos, discos intervertebrales, y otras).

¿Qué hacemos?

La mayoría de los episodios se resolverán sin mucha intervención. Debemos tratar los síntomas que molestan (dolor y espasmos musculares); además se deben evitar actividades que agraven el dolor. Si se determina que no hay una afección que requiera intervención agresiva e inmediata (infecciones, tumoraciones, fracturas), se debe implementar un programa de fisioterapia enfocado en la flexibilidad y el fortalecimiento del área lumbar (y del core).

Usamos anti-inflamatorios, analgésicos, relajantes musculares y modalidades terapéuticas para aliviar el dolor y mejorar la movilidad. Aunque se recomienda modificar las actividades para evitar las agravantes, el reposo absoluto en cama debe ser evitado; los estudios indican que las personas que se tiran en una cama por dolor (aun severos), les va peor que a aquellos que tratan de mantener mayor actividad. Si no puede hacer su actividad usual (correr, nadar u otra), pero puede hacer otras menos molestas (caminar o trotar suave), hágalo. Utilice las modalidades de frío y calor y tal vez, algunas modalidades terapéuticas como ultrasonido o corriente, tome los analgésicos que le recomiende su médico y vaya empujando a medida que los síntomas se vayan disminuyendo. La mejor recomendación sigue siendo la movilización.

Algunos consejos para la prevención

La mejor estrategia para reducir la aparición y la intensidad de estas afecciones se relaciona al buen estado físico de las estructuras de la espalda. Un programa de ejercicios que incluya fortalecimiento de la musculatura lumbar y abdominal, además de los otros músculos del core; que corrija déficits de flexibilidad y que mejore el acondicionamiento cardiovascular, son buenos mecanismos de defensa contra este tipo de afección. Además los cambios degenerativos que vienen con la edad muchas veces responsables de la osteoartritis, y enfermedad del disco intervertebral, pueden demorar su progreso con un programa de ejercicios regulares. Así es que manos a la obra para evitar la lumbalgia y la ciática.


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Dr. Enrique José Mayo De Bello
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