Tal vez, en esas competencias, el corazón no se somete a trabajos tan intensos (o lo hace por períodos más cortos de tiempo) que en carreras más cortas («largas, pero no tan largas»).
Por definición se entiende por ultradistancia cualquier carrera más allá de los 42,192 km que hacen un maratón. Pero, para complicar las cosas, se incluyen dentro de esta categoría a competiciones diferentes a las clásicas carreras pedestres, algunas de la cuales parecen excursiones o incluso expediciones. Existen recorridos individuales que pueden abarcar distancias desde 56 km, 80 km, 160 km hasta 250 km; además, se pueden incluir algunas competencias de equipos que pueden ser de más de 1,000 km. Muchas de estas últimas entran en la categoría de «carreras de aventura».
Desde el punto de vista médico, es difícil comentar sobre los «requerimientos» para participar en competiciones de este tipo, porque los esfuerzos requeridos para completar estas carreras van más allá de lo que podríamos llamar «médicamente razonable». Y, aunque no voy a negar algunos puntos positivos que se podrían sacar de la participación en ultradistancias, quiero dejar claro que realizar, de forma regular, este tipo de competiciones no confiere más beneficios médicos y para la salud de lo que puede brindar la participación en actividades y entrenamientos menores que los que este tipo de actividad requiere.
Riesgos para la salud
Lesiones músculo – esqueléticas
Estos son los problemas médicos más comunes relacionados a las carreras. La duración (distancias) de las carreras es uno de los factores de riesgo para estas lesiones, debido principalmente a que cuando el músculo está fatigado no responde de manera adecuada y correcta como cuando está descansado y eso hace al conjunto músculo-tendón más susceptible a una lesión. Si además incluimos la deshidratación muy común en este tipo de competencias, aumentan los riesgos de caídas y accidentes, con lo cual pudieran contarse más número de lesiones.
Problemas ambientales
Lo más común es deshidratación y enfermedad por calor, podrían darse también afecciones por el frío («froze bites») y problemas con la altura (edema pulmonar o edema cerebral o «mal de montaña»), dependiendo del tiempo y localización de estas competencias.
En competiciones largas, cuando los atletas están realizando la actividad por períodos muy prolongados, 5 horas o más, si no seleccionan correctamente los fluidos para su reposición, corren el riesgo de una condición muy peligrosa: la hiponatremia. Esta sucede en atletas que pierden mucho sudor y sodio y toman principalmente agua como líquido de reposición. Los niveles de sodio en sangre pueden caer de forma importante, lo cual es muy peligroso y puede causar alteraciones mentales, convulsiones y hasta la muerte.
Para estos atletas de ultradistancias las estrategias de reposición de líquidos, electrolitos y energía son de una importancia fundamental.
Alteraciones cardiacas
Mucho se está hablando de las alteraciones que se pueden ver en el corazón de forma aguda cuando se realiza un esfuerzo físico muy grande, como se observa en los maratones y aún más en las ultradistancias.
Se habla de una disfunción del ventrículo izquierdo, de cambios morfológicos en el músculo cardiaco, hasta se ha demostrado la liberación de ciertas sustancias de las células del corazón que usualmente se consideran marcadores de daño al miocardio, como la troponina T, la CPK y otras.
A pesar de esto, puedo decir -en defensa de las ultradistancias- que primero, aún cuando se han demostrado esos cambios, también se ha demostrado que usualmente se revierten en corto tiempo (<24 horas), así que el corazón y demás órganos vuelven a sus funciones normales y no presentan daños permanentes.
Por otro lado, estos posibles efectos negativos se observan en carreras «largas, pero no tan largas» ¿a qué me refiero? en las carreras como los 21K ó 42K se hacen esfuerzos grandes y se miden trabajos promedios arriba del 75% y en algunos competidores de élite, hasta el 85% de la frecuencia cardiaca máxima; esto quiere decir que, en promedio, estos atletas someten sus corazones a trabajar arriba del 70-75% del máximo a lo largo de la competencia.
En cambio, en las ultradistancias, el trabajo cardiaco es menor. Hay varias razones, incluyendo lo que llaman los americanos, el «cardiac drifting». Y lo importante es que en competencias de alrededor de 12 horas se han medido frecuencias promedios de 55% del máximo. Y en las competiciones mayores, de 24 horas o hasta 50 horas, se miden trabajos promedios de alrededor de 40% del máximo; claro está que estas mediciones incluyen los períodos en que los competidores se detienen a descansar, comer o cambiar equipo (en estos momentos las frecuencias seguro serán <50% del máximo). Aún así, tal vez en las ultradistancias el corazón no se somete a trabajos tan intensos (o lo hace por períodos más cortos de tiempo) que en carreras más cortas («largas, pero no tan largas»).
Esto lo podemos corroborar con el hecho que hay más muertes y eventos cardiacos en los maratones que en las carreras de ultradistancias.
Para cerrar este punto cardiaco, estudios recientes y buenos parecen indicar que los corredores de largas distancias (21K y más) tienen una sobrevida más larga que grupos similares que no participan en actividades físicas tan extensas y prolongadas, lo que tal vez tenga que ver con lo que alguna vez comentamos: corredores de larga distancia presentan tasas de diabetes, hipertensión y colesterol alterado menores que la población general. De modo que correr, aunque parezca muchísimo, aparenta ser bueno para el corazón.
Nuevamente, mi intención no es asustar ni desanimar a nadie que esté haciendo o pretenda realizar carreras de ultradistancias. Tengo un profundo respeto por los atletas que completan estas duras faenas, pero como médico, también tengo la responsabilidad de advertir sobre potenciales peligros que pueden acechar a los competidores. Como en toda actividad deportiva, una preparación adecuada e inteligente, es lo más importante para completar una de estas aventuras en una sola pieza y con satisfacción. Y en las ultradistancias, la preparación mental es tanto o más importante que la preparación física.
Centro de Rehabilitación por ejercicios MEDIC GYM
Dr. Enrique José Mayo De Bello
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